Tim Berners-Lee alerta de tres peligros que acechan a la World Wide Web

La World Wide Web cumple 28 años y su inventor, Sir Tim Berners-Lee  ha hecho pública una carta a través de la World Web Fundation sobre cómo ha evolucionado la red y qué debemos hacer para asegurar que cumple su visión de ser una plataforma de igualdad que beneficia a toda la humanidad. Berners-Lee imaginaba la web como una plataforma abierta que permitiría a todas las personas, en todas partes compartir información, tener acceso a oportunidades y colaborar más allá de límites geográficos y culturales. «De muchas maneras, la web ha cumplido con esta visión, aunque mantenerla abierta ha requerido de muchas batallas. Sin embargo, en los últimos 12 meses, me he sentido cada vez más preocupado por tres nuevas tendencias que creo que debemos abordar para que la web cumpla con su verdadero potencial».

las banderas rojas de Sir Tim Berners-Lee

A continuación, Sir Tim Berners-Lee enumera esas preocupantes tendencias que ponen en peligro la red tal como él la imaginó:

1)   Hemos perdido control de nuestra información personal

El modelo de negocio actual de muchos sitios web ofrece contenido libre a cambio de información personal. Muchos estamos de acuerdo con esto -aunque a menudo aceptamos largos y confusos documentos con términos y condiciones- pero fundamentalmente no nos importa que se recopile algo de información a cambio de servicios gratuitos. Sin embargo, hay truco. Cuando nuestra información se conserva en lugares privados, la perdemos de vista, perdemos los beneficios que podríamos obtener si tuviéramos control directo sobre esta información, y eligiéramos cuándo y con quién compartirla. Es más, a menudo no tenemos ninguna manera de dar a conocer a las empresas qué información preferiríamos no compartir –sobre todo con terceros– pues los términos y condiciones se toman o se dejan.

La recopilación de información generalizada por parte de las empresas tiene otros impactos. A través de la colaboración -o coacción- con empresas, los gobiernos también observan cada vez más todos nuestros movimientos en línea, y con la aprobación de leyes extremas que atentan contra nuestros derechos a la privacidad. En regímenes represivos, es fácil ver el daño que se puede causar, ya que pueden arrestar a los blogueros o matarlos, y pueden monitorear a opositores políticos. Pero incluso en países donde creemos que los gobiernos tienen en mente el mejor interés de sus ciudadanos, esto simplemente va demasiado lejos todo el tiempo. Tiene un efecto negativo sobre la libertad de expresión y evita que se use la web como espacio para explorar asuntos importantes, como problemas delicados de salud, sexualidad o religión.

2)  Es muy fácil difundir información errónea en la web

Hoy en día, la mayoría de personas encuentra noticias e información en la web a través de unas cuantas redes sociales y motores de búsqueda. Estos sitios ganan más dinero cuando hacemos clic en los enlaces que nos muestran. Y eligen qué mostrarnos basándose en algoritmos que adquieren ese conocimiento a partir de nuestra información personal, que extraen constantemente. El resultado final es que esos sitios nos muestran contenido en el que creen que haremos clic, lo que significa que la información errónea, o ‘noticias falsas’ (“fake news”), algo sorprendente, sobrecogedor o diseñado para apelar a nuestras preferencias, se puede esparcir como reguero de pólvora. Y a través del uso de ciencias de datos y ejércitos de bots, quienes tienen malas intenciones pueden engañar al sistema para difundir información errónea y obtener un beneficio económico o político.

3)   La propaganda política online necesita transparencia

La propaganda política on line se ha convertido rápidamente en una industria sofisticada. El hecho de que la mayoría obtenga su información de apenas un puñado de plataformas y la creciente sofisticación de los algoritmos que sacan provecho de abundantes reservas de información personal, significa que ahora las campañas políticas están elaborando anuncios individuales dirigidos directamente a los usuarios. Una fuente sugiere que durante el periodo electoral estadounidense de 2016, diariamente se presentaban hasta 50.000 variaciones de anuncios en Facebook, situación a la que es casi imposible dar seguimiento. Y hay sugerencias de que algunos anuncios políticos –en Estados Unidos y alrededor del mundo- se están usando de maneras poco éticas –para dirigir a los votantes a sitios de noticias falsas, por ejemplo, o para hacer que potenciales votantes se mantengan alejados de las urnas. La publicidad dirigida permite que una campaña comunique cosas completamente diferentes, posiblemente contradictorias, a diferentes grupos. ¿Es eso democrático?

soluciones complejas para problemas complejos

Estos son problemas complejos, y las soluciones no serán simples. Pero ya podemos observar algunos senderos que nos pueden guiar hacia el progreso. Debemos trabajar junto con las empresas web para encontrar un equilibrio que, a partir de criterios de justicia, devuelva un grado de control sobre información a las personas, incluido el desarrollo de nueva tecnología como “data pods” personales de ser necesario y explorar modelos alternativos de ingresos como suscripciones y micropagos.

Debemos luchar contra los excesos gubernamentales en leyes de vigilancia, incluso a través de los tribunales, de ser necesario. Debemos rechazar la información errónea exhortando a gatekeepers como Google y Facebook a continuar los esfuerzos por combatir el problema, y también evitando la creación de cualquier órgano central para decidir qué es “verdadero” o no. Necesitamos más transparencia algorítmica para entender cómo se toman decisiones que afectan nuestra vida, y tal vez un conjunto de principios comunes a seguir. Necesitamos con urgencia cerrar el “punto ciego en internet” en la regulación de las campañas políticas.

Tal vez yo haya inventado la web, pero todos han ayudado a crear lo que es hoy en día. Se ha necesitado de todos para construir la web que tenemos, y ahora depende de nosotros construir la web que queremos -para todos y todas. 

Fuente: Webfoundation.org

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