¿Necesita un niño un móvil o son sus padres los que necesitan que lo tenga?

“Quiero un móvil”. Es la frase que, probablemente, más terror causa entre los padres de menores de edad. Y, sin embargo, es el regalo estrella ahora que se avecinan navidades. Si no es ahora, puede ser por el cumpleaños y ¿por la primera comunión?

Aunque sirva para ello, el móvil no es, sin embargo, un juguete. Y puede ser una estupenda herramienta para tener geolocalizado a nuestro pequeño vástago o para que él mismo pueda pedir socorro ante una emergencia. Como ocurre con el toque de queda, si somos los padres más estrictos del grupo, nuestro descendiente esgrimirá ese razonamiento de “pues todos mis amigos lo tienen”.

¿Es peor el remedio (no darle un móvil) que la enfermedad (que utilice el de sus amigos)? ¿Han sido los padres culpables de poner el caramelo en la boca del niño, al dejarle jugar con su móvil en cualquier ocasión para que no molestasen, y luego retirarle el dulce al negarle tener su propio terminal?

Esas pequeñas criaturas movilizadas

El 93,9% de la población de 15 años tiene un móvil en España, según el informe Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares del INE.

Es más, la posesión de móvil por parte de los menores aumenta 2,8 puntos respecto a 2015 y crece por tercer año consecutivo (creció 3,5 puntos en 2015 y 0,4 en 2014). Es decir, que es una tendencia imparable.

Pero, ¿a qué edad deberían tener los niños un móvil? Según Paloma Méndez de Miguel, psicóloga infantil de Activa Psicología y Formación, antes de los 10-12 años es innecesario que los niños tengan móvil, aunque considera que habría que atender a las características específicas de cada caso. “Por ejemplo, cuando los padres están separados y no tienen buena relación entre ellos, y deciden comprar un móvil al niño para comunicarse con ellos si están en la casa del otro progenitor”.

Quizás lo más sensato sea, en opinión de esta experta, que hasta la preadolescencia tengan un móvil sin datos o no tengan móvil y utilicen esporádicamente el de sus padres.

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Sin embargo, lo cierto es que cada vez los padres equipan antes a sus hijos con estos terminales. Ello se debe, por un lado, a la presión social (si el resto de niños de clase tienen móvil, al final el que no lo tiene pasa a ser el raro y los padres acaban “claudicando”). Pero, además, que el niño tenga móvil “da a los padres sensación de control y de seguridad. En cualquier momento le pueden localizar, y esto toma una dimensión mayor cuando los niños empiezan a salir con los amigos”.

Por eso, en cualquier caso, es importante explicar a nuestros hijos “los motivos por los que consideramos que es pronto para tenerlo y ofrecerle alternativas para que pueda estar conectado con el grupo (por ejemplo a través de nuestro móvil)”.

Una guía en tus primeros pasos

De nuevo, parece que se impone un poco de cordura y sentido común. Si nunca dejaríamos a nuestro hijo que cruzara solo por primera vez la calle por miedo a que le atropelle un coche, sus primeros pasos en el mundo tecnológico (sea móvil o Internet) deben ir de nuestra mano.

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“El móvil es un elemento de comunicación, un instrumento que nos sirve para estar conectados, para mantener las alianzas con el grupo de iguales con menos coste que antes, para estar en grupo y tener sentido de pertenencia. Pero hay que usarlo con responsabilidad, no podemos delegar esa responsabilidad en los hijos, sino que tenemos que enseñarles a hacer un uso adecuado, a tener cuidado con lo que escriben porque pueden dañar a otros, a que no se convierta en un sustituto del ocio y la relación con los demás”, explica esta psicóloga.

Y, además, hay que hacerlo independientemente del grado de madurez que puedan tener los menores.

Es decir, puede ser recomendable que los hijos solo tengan un móvil para hacer llamadas y no con conexión a Internet y que sus primeros pasos/usos estén siempre supervisados por los mayores. “El uso de datos e Internet debe ser siempre supervisado por el adulto, además de poner algunos filtros. También es importante que entiendan que el objetivo del teléfono móvil es comunicarse y no una alternativa de ocio”, sentencia Paloma Méndez de Miguel.

Hagamos un pacto

Una buena manera de satisfacer las ansias de los niños de tener un móvil y la preocupación de sus progenitores por un uso responsable del mismo es llegar a un acuerdo.

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Por eso, la Policía Nacional hace tiempo que sugirió una forma de contrato entre ambas partes donde quedara reflejado y aclarado el uso que los niños deben hacer de este aparato tecnológico y los derechos y obligaciones de los padres para velar por la integridad de sus hijos.

Un espejo donde mirarse

Y es aquí donde los padres deben hacer una profunda reflexión sobre el modelo que están mostrando a sus hijos. Si, como adulto, no dejo de mirar la pantalla del móvil, ¿en qué espejo se refleja nuestro descendiente?

Es importante que nuestro uso del móvil sea razonable y limitado, para que sea más sencillo para los hijos comprender que tienen que hacer un uso limitado”. Algo que conforma el primer consejo que la psicóloga infantil ofrece a los padres, incluso antes de comprar el teléfono. “Muchas veces es necesario poner ciertos horarios. Si esto está establecido con antelación, se evitarán conflictos posteriormente”.

El juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, también advierte sobre esa costumbre de dejar los teléfonos a los niños como socorrido sistema de distracción para que no molesten. “Yo nunca le he dado a mi hijo con dos años un cigarro y veo a padres que se están tomando una cerveza y para que el niño no les moleste les dejan el móvil o la tablet”, aseguraba, alertando de los peligros que puede acarrear en el futuro este tipo de comportamientos.

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Explicaciones adecuadas a su edad

Por último, hemos querido preguntar a Paloma Méndez de Miguel cómo debemos explicarles y a qué edades a los niños sobre los riesgos de los usos de la tecnología.

Por ejemplo, los niños pueden hacerse fotos sin ninguna maldad aunque los padres tengan miedo de que puedan ser utilizadas por pederastas o como arma de bulling. ¿Cómo le explicamos a un niño qué es un pederasta? “Como padres, hay que utilizar los filtros necesarios para que los niños no puedan acceder a ciertos programas y limitar también el uso de datos. También se pueden bloquear algunas aplicaciones que consideremos que pueden ser nocivas”, explica para añadir que “hay que educar en el uso para que no haya un abuso, no puede estar el niño conectado permanentemente al móvil ni cambiar sus relaciones sociales por relaciones virtuales”.

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