Así es como las nuevas tecnologías han cambiado la vida de las personas con discapacidad visual

Las nuevas tecnologías han revolucionado por completo nuestra vida. Cada vez más, usamos dispositivos y apps de toda índole para las acciones más cotidianas. Pero hay algunos colectivos para los que ese cambio resulta francamente prodigioso. Aquellos que padecen algún tipo de discapacidad visual se están valiendo de todo lo que lo digital permite, convirtiendo la realidad en una oportunidad tras otra de vivir nuevas posibilidades. Hoy, tenemos la oportunidad de hablar con varias personas que nos cuentan cómo se vive ese salto, cuáles son los ámbitos en los que todavía hay mucho por trabajar y, en fin, qué podemos esperar de ese futuro que cada vez nos parece menos lejano.

Tecnología y discapacidad visual

Una persona con discapacidad visual, a lo largo de la historia, se ha visto obligada a hacer frente a ciertas limitaciones que le han impedido poder llevar a cabo actividades que, para otros, forman parte de la rutina más cotidiana y que ni siquiera se plantean no poder realizar.

Contamos con el testimonio de Guillermo Hermida, director del CIDAT (Centro de Investigación, Desarrollo y Aplicación Tiflotécnica de la ONCE). Para él, el cambio que las personas con discapacidad visual viven gracias a la nueva era digital es significativo: «Para las personas con discapacidad, el hecho de poder acceder a tecnologías accesibles les permite realizar una serie de actividades que de otra manera presentaban grandes dificultades para ser realizadas de manera independiente. Un ejemplo de esta afirmación lo tenemos en la realización de la compra de cualquier tipo de producto sin tener que desplazarse a ciertos establecimientos en los que las personas no cuentan con medios para la realización de la compra de manera autónoma».

Eso sí, Hermida también nos cita ciertas desventajas que la tecnología presenta. «En general, la tecnología abre nuevas puertas y oportunidades, favoreciendo la integración y el acceso a la información; pero también crea nuevos tipos de obstáculos y barreras si, desde el principio, no se tiene en cuenta su accesibilidad. Aunque parezca que tal vez sea más sencillo adecuar la accesibilidad en cualquier ámbito de tipo digital, la realidad es que estamos lejos de conseguirla todavía, máxime cuando no se prevé en las fases iniciales de los diseños conceptuales y de especificaciones», explica.

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El difícil equilibrio entre accesibilidad o no accesibilidad presenta todavía muchos desafíos que no todos los desarrolladores y programadores tienen en consideración a la hora de lanzar sus productos. Si bien ciertos dispositivos favorecen la vida de las personas con discapacidad visual, cada nuevo avance tecnológico se enfrenta a esta dualidad. «La revolución de los smartphones y de su accesibilidad de serie es un hito importante, pero también el acceso a la información en aquellas webs que sí son accesibles y que nos permiten, por ejemplo, leer periódicos, realizar una compra online, comprobar nuestra cuenta bancaria o solicitar una cita. Por desgracia, según evolucionan las propias páginas webs, también suele involucionar la accesibilidad, ya que ésta ha de ser tan dinámica y actualizada como el propio sitio web que está evolucionando. En resumen, la accesibilidad no debe ser entendida como una parte separada de un proyecto sino como un elemento más transversal y continuo a lo largo de la vida del mismo desde su nacimiento hasta su finalización, ya que de ello no solo depende la experiencia de uso de las personas con discapacidad sino de la totalidad del público objetivo en su conjunto».

Tecnología es una palabra que parece ligada a otro concepto: futuro. Así, en el caso de las personas con discapacidad visual, es fundamental tener en cuenta en qué ámbitos se espera trabajar en un tiempo no muy lejano y de qué manera se puede seguir innovando en las diferentes herramientas. «Los campos y las actividades que se aborden en un futuro dependerán en gran medida de las necesidades que se identifiquen en cada momento para que todas las personas puedan alcanzar la plena inclusión a todos los niveles en la sociedad. Esto significa que, con carácter general, no se trata de campos diferentes a los que la tecnología pueda evolucionar en paralelo para las personas sin discapacidad, sino que el paradigma que se debe de seguir aplica las directrices emanadas de la filosofía del “diseño para todos». Sería muy interesante seguir afianzando, en todo momento, el camino a seguir con temas tan básicos como la domótica, movilidad o el acceso a la información«, nos explica Hermida.

«La revolución de los smartphones y de su accesibilidad de serie es un hito importante, pero también el acceso a la información en aquellas webs que sí son accesibles»

En este mismo sentido, Guillermo Hermida nos habla de algunos ámbitos que no se pueden olvidar: «Las parcelas básicas tecnológicas que nunca deben quedar sin tratar son el acceso a la información con una accesibilidad adecuada en cualquier página web o aplicación, sobre todo y con mucho hincapié en los ámbitos públicos, bancarios, sanitarios, farmacéuticos, de transporte, entre otros. Tampoco deberíamos olvidarnos nunca de la domótica, como disciplina general, ni del uso de electrodomésticos de todo tipo en particular, ya que marcan la diferencia entre el que una persona con discapacidad visual sea totalmente autónoma en su casa y su vida diaria o bien se convierta en dependiente en su propio hogar«.

En la piel del usuario

Para tomar la temperatura de la realidad en la que las nuevas tecnologías están adentrando a las personas con discapacidad, nada mejor que poder hablar con testigos directos de toda esa revolución digital y sus consecuencias. Ellos pueden hacernos entender, de primera mano, cómo han cambiado sus vidas, pero también qué esperan de los nuevos desarrollos y funcionalidades.

Para Sara Martínez, estenotipista y músico, las nuevas tecnologías han sido toda una revolución que, simplemente, le ayudan a ser más autónoma en su rutina diaria: «Puedo leer periódicos online, programar mi comida, cruzar los semáforos de manera independiente, identificar los medicamentos y algunos alimentos mediante su inscripción en braille, chatear sin ninguna dificultad con mis contactos mediante WatsApp o cualquier otra app, orientarme mejor por la calle con mi móvil gracias a un navegador accesible de GPS, trabajar con normalidad con mi lector de pantalla en una empresa, revisar sitios web al igual que lo hiciera cualquier persona sin discapacidad visual, saber en qué parada de tren o autobús me debo bajar con la app Moovit… Creo que las nuevas tecnologías me han hecho muchísimo más independiente«.

Según José Vázquez, trabajador de la Fundación de la ONCE y con una discapacidad parcial: «Lo que más está cambiando es que tenemos acceso de manera más inmediata a la información. Por ejemplo, existe la posibilidad de descargar audiolibros o periódicos, que ayudan a estar más conectados con el mundo».

Para que esa accesibilidad sea real, los diferentes dispositivos y sus apps son fundamentales. «Uso un móvil Nexus 6P con sistema Android 7.1, el cual contiene el lector de pantalla TalkBack, que me facilita poder escuchar todo lo que se visualiza en la misma. También uso un revisor de pantalla para ordenador para realizar mis trabajos. Así como un robot de cocina accesible parlante, que además me permite programar la elaboración de mi comida (Supergourmet Plus). Para orientarme por la calle en sitios no habituales uso GoogleMaps, que me indica por voz la ruta de navegación, combinado con DotWalkers, que me indica por que calles voy», narra Sara Martínez.

«Lo que más está cambiando es que tenemos acceso de manera más inmediata a la información. Por ejemplo, existe la posibilidad de descargar audiolibros o periódicos»

Por su parte, José Vázquez también se sirve de diferentes recursos. «El móvil ya es fundamental. Yo utilizo un iPhone que suelen ser los que mejor accesibilidad tienen. En él ya vienen apps directamente implementadas, no las tienes que descargar. Para trabajar utilizo un programa que se llama Zoom Text que se usa para ampliar lo que se ve en la pantalla del ordenador. Regula el texto al tamaño que sea necesario. Lo uso también con la inversión de colores, para que no me moleste la luz. Hay otras muchas aplicaciones. Por ejemplo, una que, a la hora de poner la lavadora, indica de qué color es la ropa. Además, resulta muy útil el Voice Over, que te habla directamente. Cada paso que tú vas realizando en el móvil, él te lo va diciendo, narrándolo. Hay también una app para ir al supermercado y que te avisa de qué producto es. Algo que es muy cotidiano, para una persona con discapacidad se puede hacer eterno. Acercas el producto al dispositivo y te dice cuál es, sus características o su precio.»

Sara Martínez nos brinda además una reflexión sobre qué aspectos le gustaría que se trabajaran en el futuro: «Hay muchísimo por hacer. Desde conseguir que las ciudades españolas cuenten con más semáforos sonoros, que éstos se pudieran activar por Bluetooth a etiquetar en los medicamentos la caducidad de los mismos, ya que supone un peligro para la salud no conocerla. Debería estandarizarse la accesibilidad en todas las aplicaciones usadas en un puesto de trabajo… Ojalá se pensara más en la
necesidad de la accesibilidad universal en vez de en el negocio social de la accesibilidad, que hoy por hoy es lo que mueve a la investigación de la misma, además de realizarse sin contar con los usuarios ciegos o deficientes visuales que la precisan.»

Nuevos avances

Las noticias sobre nuevos desarrollos tecnológicos aplicados a las personas con discapacidad visual son una constante fuente de información y nos hablan de cómo lo digital no se refiere simplemente a usos de ocio y entretenimiento, sino a un verdadero impulso que puede mejora la vida de muchísimas personas, de una forma efectiva y rotunda.

Recientemente, desde la Universidad de Oxford han desarrollado unas «gafas inteligentes» para personas con visión limitada. Estas lentes llevan instaladas una cámara de vídeo y un procesador que analiza toda la información que hay a nuestro alrededor, con el objetivo de ayudar al usuario a moverse con mayor independencia, consiguiendo evitar posibles obstáculos.

En mayo de este mismo año se presentaba BlindShell, un smartphone pensado para cubrir las necesidades de estos usuarios, pues se ha lanzado como el primer móvil con monitor táctil, apto para personas con discapacidad visual. Tiene un sistema operativo de diseño exclusivo y funciona con cuatro interacciones gestuales diferentes más el acompañamiento de la voz.

Como decimos, las novedades son constantes: tenemos el proyecto Blaid, un wearable para hacer más sencilla la movilidad, o un bastón electrónico inteligente que ayuda, por ejemplo, a identificar rostros. Tenemos pantallas táctiles capaces de «traducir» al braille o la impresión en 3D de libros infantiles… Todo un mundo de posibilidades que aún no han escrito su última página.

Imagen | ONCE, Pixabay

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