Cristóbal Cobo: «La infoxicación es uno de los ‘cánceres’ de nuestra sociedad»

Cristóbal Cobo, profesor e investigador en el ámbito de las nuevas tecnologías y  la innovación en la educación, lleva años reflexionando sobre los desafíos que estas deben afrontar y su poder para incentivar el cambio. Su principal preocupación es la intersección entre el futuro de la educación, el conocimiento, la tecnología y la heutagogía o aprendizaje autoregulado. Cristóbal actualmente es director del Centro de Estudios – Fundación Ceibal, investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford , y además forma parte de los “100 de COTEC”. Su último libro es La innovación pendiente. Reflexiones (y Provocaciones) sobre educación, tecnología y conocimiento.

Aprendizaje invisible, Hacia una nueva ecología de la educación

– En su libro, escrito junto a John Moravec, Aprendizaje Invisible. Hacia una nueva ecología de la educaciónhabla sobre la diferencia entre aquellos conocimientos que las formas de educación actuales valoran y otros menos académicos que aprendemos en nuestro día a día y pueden ser más útiles para nuestra vida profesional. En su opinión, ¿Cuál sería la fórmula perfecta para aprovechar estos distintos canales de conocimiento?  

Es difícil aplicar el término fórmula perfecta en el ámbito del aprendizaje. Hoy en día está de moda incorporar algoritmos y sistemas con ciertas capacidades de inteligencia para llegar a esa fórmula; pero lo que hace fascinante el aprendizaje es justo lo contrario. Este proceso es complejo, ya que tiene que dar con la forma óptima de adquirir, procesar y conectar saberes con experiencias, emociones y  referentes, a la par que permite desarrollar estrategias para priorizar las mismas. Es decir, logra dialogar entre aquellos saberes expertos y aquellos contextuales, entre lo que dice el libro de texto y lo que yo puedo construir a partir de mi propia experiencia. En ese momento, surge el equilibrio entre distintas formas de producir y adquirir conocimientos.

 

Infoxicación y «aprender a aprender»

– En alguna entrevista ha comentado el ilimitado acceso  a la información existente gracias a las nuevas tecnologías. ¿Qué método de aprendizaje propondría para intentar evitar esta infoxicación?

La infoxicación es uno de los «cánceres» de nuestra sociedad, no porque tengamos mucha información, sino porque tenemos falsas expectativas sobre el acceso y el exceso de información. Hoy en día, la falacia es que el exceso de información nos acerca a la verdad, pero no está tan claro. Tenemos esa tentación de acumular información para no tener que pensar, pero el Big Data no resuelve los grandes misterios de la sociedad en la que vivimos. No existe un método para eliminar el exceso de información, sino un sesgo natural producto de nuestras experiencias y deseos. Este sesgo tiene que ver con las fuentes que consumimos, con dónde ponemos la atención, qué cosas recordamos, qué cosas vinculamos con nuestros saberes, referentes…. Nosotros solemos estar de acuerdo con nosotros mismos y descartamos aquellas formas de pensar que nos contradicen; dando lugar a un fenómeno de aislamiento, que provoca que nos acerquemos a nuestros intereses o que dialoguemos con aquellas personas más afines a nosotros.

«No existe un método como tal, para eliminar el exceso de información, sino un sesgo natural producto de nuestras experiencias y deseos».

– ¿Cuando  habla de “aprender a aprender” a qué se refiere?

La capacidad de aprender a aprender la relacionamos con las capacidades de filtro de basura utilizadas para intentar evitar la infoxicación,. Este filtro (también conocida como “curación”) surge de un conjunto de procesos cognitivos con los cuales nosotros adquirimos, filtramos, seleccionamos y priorizamos información. Consiste en pensar en lo relevante que es tu papelera. Es decir, no me digas cuántos correos recibes sino cuáles son tus estrategias para eliminar la información irrelevante.

Se habla mucho, hoy en día, de la importancia del aprendizaje basado en proyectos o problemas, pero si ese proceso no va acompañado de un análisis meta cognitivo al final, el aprendizaje se infrautiliza. Si no sabemos dónde nos equivocamos o cómo corregirnos, si no entendemos cómo transferimos un conocimiento del contexto A al contexto B o a conectar saberes de distintas disciplinas, algo no estamos haciendo bien.

Sistema educativo: lugares y educadores

– No  podemos olvidar el importante papel de los profesores. ¿Cuáles serían las habilidades esenciales para que los educadores puedan mantener la velocidad de aprendizaje de sus alumnos a través de las nuevas tecnologías?

Muchos científicos y tecnólogos tienen un gran entusiasmo por la habilidad de los jóvenes para usar tecnología. Estos asumieron que los nativos digitales tenían unas habilidades características y distintivas frente a otras generaciones; pero cuando se hicieron investigaciones más profundas para entender cuáles eran los mapas cognitivos de estos jóvenes, de estas nuevas generaciones digitales, nos dimos cuentan de que eran muy pobres. Es decir, si bien hay una destreza muy interesante con respecto al uso  instrumental de los dispositivos, la capacidad cognitiva de estas generaciones no parece ser  más compleja ni más avanzada que el de generaciones previas. Hecha esta aclaración, el tema de la velocidad queda bastante en entredicho. Porque hablamos de velocidad para pulsar botones, descargar apps o de velocidad para aprender mejor y más…

El docente puede usar la tecnología para enseñar de una manera mejorada: por ejemplo, pasar de una fotocopia a un pdf o a una animación 3D, etc…Este sería el componente de mejora, pero las habilidades que esperamos de un docente son distintas. El educador debe ser capaz  de enseñar sobre los conflictos cognitivos de la realidad, que no están en Google ni YouTube. En estos conflictos no es suficiente el acceso a la información, sino también el aprender a pensar de manera distinta. Los profesores serán aquellos que acompañen y sostengan el aprendizaje de los estudiantes en esta y en otras generaciones.

«El educador debe ser capaz de enseñar sobre los conflictos cognitivos de la realidad, que no están en Google ni YouTube».

– Si evolucionamos a una Sociedad de la Información y el conocimiento ubicuo ¿ Qué pasará con los lugares físicos donde se distribuye el conocimiento: bibliotecas, institutos, universidades…?

Existe un enorme entusiasmo sobre la educación a distancia, educación digital y elearning. Hoy en día, existe un acceso abrumador a contenidos educativos. Podría pensarse que, producto de este acceso, no es necesario tener que ir a un aula a compartir un espacio físico o tener que trasladarse a otro sitio para acceder a información relevante.

En la época de la abundancia, la escasez también tiene un valor. En la época de Spotify los vinilos vuelven, en la de las fotos digitales las polaroids se recuperan, en la de las conferencias por streaming, reunirse en un lugar físico para aprender sobre algo tiene un valor especial.  Cuanto más acceso a la información tenemos, más importante es la experiencia contextual: el habitar un espacio, el tener un recuerdo sobre algo o alguien en un momento especifico… Es verdad que el valor de estos lugares no es el mismo, pero debemos reconfigurarlos.

«En la época de Spotify los vinilos vuelven, en la de los fotos digitales las polaroids se recuperan, en la de las conferencias por streaming reunirse en un lugar físico tiene un valor mayor».

Creatividad vs Inteligencia artificial

– ¿Qué peso tiene la creatividad en el aprendizaje actual, y cómo debe ser trabajada para que los sistemas educativos se adapten a la nueva realidad? ¿Qué papel juega en este proceso lo que usted llama aprendizaje invisible?

Hoy en día, la tecnología de turno es la inteligencia artificial. Como en todos los cambios sustanciales de la sociedad, se produce un enorme burbuja de especulación con respecto a las transformaciones que estas van a generar en el mercado de trabajo y en otros circuitos. Pero la creatividad u otras habilidades de orden más social no pueden reemplazarse por sistemas inteligentes. La creatividad consiste en ver problemas que otros no han visto, ser capaz de integrar o combinar ideas para resolver un problema determinado. Ahora, para que ocurra hay que generar espacios donde podamos trabajar con diferentes disciplinas del saber. La conexión es la clave. No la conexión de cables sino el conectar las universidades o las escuelas con otras realidades y experiencias. Tal como si fueran laboratorios cognitivos donde está autorizado (y valorado) experimentar con otras formas de pensar.

El aprendizaje invisible plantea que muchos de los saberes no quedan certificados, no se pueden medir fácilmente. En este caso, el pensamiento creativo no tiene nada que ver con las credenciales académicas, no entiende sobre certificaciones. No es reconocido o no reconocido. No se verbaliza. Solo se crea, se comparte, y muta una y otra vez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *