La esponja de tu cocina es un microcosmos poblado por miles de millones de bacterias

bacterias en la esponja de la cocina«Así limpiaba, así, así. Así limpiaba que yo le vi», dice una vieja canción infantil que, a veces, entonamos mientras frotamos los cacharros con la esponja de la cocina. En realidad, los estamos frotando con miles y miles de millones de bacterias.

La esponja de la cocina proporciona un ambiente físico óptimo para las bacterias, según un estudio publicado en Nature Chemical Biology, que nos muestra una vez más que, no solo contenemos multitudes, sino que todo nuestro entorno es un universo habitado por incontables microorganismos que nos obligan a cuestionarnos si será cierto eso de que somos la cúspide la pirámide evolutiva. Las esponjas son capaces de albergar 54.000 millones de bacterias por centímetro cúbico. 

Bacterias hay allá donde miremos y también en nuestro interior. Por ejemplo, el divulgador Ed Yong apunta que hay más bacterias en nuestras tripas que estrellas en la galaxia. De hecho, las bacterias que viven en nuestro cuerpo, y se aprovechan de él, superan en número a nuestras propias células constituyentesLa proporción es de más de 10 a 1. Tenemos 25.000 genes contenidos en nuestras células, pero poseemos 20 veces más de genes no humanos procedentes de las bacterias.

la esponja de la cocina, un universo en nuestra mano

Según señalan los investigadores en un comunicado publicado por la Universidad de Duke, algunas bacterias se desarrollan mejor en una comunidad diversa, mientras que otras prefieren la soledad. Un entorno físico que permite que ambos tipos de bacterias prosperen conduce a niveles más altos de biodiversidad.

La esponja de la cocina, además de estar húmeda, aireada y cargada de restos de comida, cuenta con una variedad de poros de distintos tamaños que ofrecen un entorno ideal para que crezcan bacterias y microbios. Apenas hay superficie estéril en casa, pero la esponja de cocina es probablemente el artículo más densamente poblado por bacterias.

Tras su uso, generalmente se limpian con agua y jabón y se escurren, pero con sólo esta limpieza no se elimina toda la materia orgánica; además, el hecho de que se mantengan húmedas de un uso a otro y a la temperatura que se alcanza en las cocinas, hace que de ellas un caldo de cultivo favorable para la proliferación bacteriana. Además, al utilizar la misma esponja para fregar la vajilla o las superficies, es posible que se diseminen los microorganismos que no hemos eliminado anteriormente, con el riesgo que ello supone.

Afortunadamente, las bacterias que se encuentran en su esponja son en su mayoría no patógenas, aunque sí aparecen bacterias peligrosas, como la Salmonella del pollo crudo, así que ojo.

La buena noticia es que es un problema fácil de resolver. Los cepillos son una alternativa mucho más segura a la esponja de cocina pero, si prefiere este utensilio de limpieza, mejor cambiarlo cada semana. 

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