Susana Solís, ingeniera y eurodiputada: «Europa puede ser líder marcando estándares en IA»

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La política de alto nivel europeo es un espacio fluido que integra un gran rango de valores sociales. Durante las últimas décadas, nuestros representantes se han vuelto más heterogéneos e incluso hemos visto cómo los factores ingenieriles han ido calando. Para muestra, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se plantean con criterios de KPIs (indicadores de objetivos). Y como ejemplo, Susana Solís, ingeniera industrial y eurodiputada de Ciudadanos, con quien hablamos en los días previos al 8-M.

– La mayoría de los cargos políticos vienen de carreras como Derecho, Política, Periodismo o ADE. Se ven pocas ingenierías industriales mecánicas, y menos especializadas en máquinas.

Creo que es importante, ahora que está evolucionando la sociedad a una más tecnológica, que haya más gente formada en carreras técnicas. De cara al futuro esto tiene que tener una evolución más natural. En el ámbito político nos encontramos con perfiles del ámbito de derecho o economía, pero pocos ingenieros.

Y, sin embargo, a la hora de tomar decisiones es bueno disponer del punto de vista de un ingeniero, porque tenemos una formación que nos hace ver las cosas con otra perspectiva que creo que es buena en el mundo de la política. Hay pocos ingenieros, pero sobre todo hay pocas ingenieras, que es una de mis quejas.

“Tenemos que ser capaces de visualizar el impacto social de las ingenierías”.

– ¿Alguna forma de atraer el talento femenino?

Hay una demanda importante sin cubrir de perfiles tecnológicos, en general, pero cuando nos vamos a las mujeres, ese gap es mucho mayor. Yo estudié Ingeniería hace 30 años, y la incorporación de las mujeres está siendo muy lenta. Es algo que nos tenemos que tomar de forma muy seria. Aquí en el Parlamento Europeo he planteado un proyecto propio para llevar a cabo iniciativas para fomentar la presencia femenina en las carreras tecnológicas.

[El gap] tiene mucho que ver con la falta de atractivo, ya que vemos que carreras como Medicina, en la que se ve el impacto social de los estudios, hay una gran presencia de mujeres. Sin embargo, las ingenierías no están siendo capaces de transmitir ese mensaje, a pesar del gran impacto que van a tener en el medioambiente y en la transformación de la sociedad en todos los niveles.

Además, tenemos que eliminar los estereotipos ligados a las ingenierías y dar más visibilidad al gran trabajo que están haciendo muchas mujeres científicas e investigadoras.

“Ahora el impacto medioambiental es algo totalmente transversal”.

– En breve presentas “la contratación verde” en el paquete de Economía Circular de marzo de 2020. ¿Qué avance supone esto frente a la clásica ‘matriz ambiental’ de Leopold, que lleva en los proyectos técnicos 50 años?

Que ahora el impacto medioambiental es algo totalmente transversal. Se da en todos los sectores. En una semana se va a presentar la estrategia de economía circular, que habrá que aplicar a todo: desde el diseño de los productos hasta su reciclado.

Yo pongo siempre el ejemplo de la industria textil, la segunda más contaminante del mundo. No somos conscientes de todo lo que podemos hacer en la cadena de valor para obtener un producto sostenible. Esto ocurre en todos los sectores; por ejemplo, en hacer más verde el sector tecnológico o cómo aplicar al medioambiente la inteligencia artificial.

Tenemos dos grandes debates en el Parlamento Europeo: avanzar hacia la economía verde y la digitalización. No hay un solo tema que no pase por ellos. Hay que olvidar las antiguas matrices de impacto y ver que el impacto ambiental afecta a toda la cadena de valor. La viabilidad económica de una empresa va a ir unida a su sostenibilidad.

– Y por tanto a toda la economía. Nada más llegar Ursula von der Leyen a la Comisión, Europa aceleró hacia el Green Deal. ¿Tanto va a cambiar la economía?

“El cambio es generacional y los políticos tenemos que trabajar por que no quede ningún ciudadano atrás”.

Sí, es un gran cambio y puede causar cierta ansiedad al ciudadano cuando hablamos de la transformación tecnológica unida a la lucha contra el cambio climático. Nos hemos comprometido a llegar a una economía descarbonizada para 2050, para lo cual tenemos que empezar a trabajar ya.

Durante estos cinco años es cuando se sentarán las bases sobre legislación y cuando se harán estudios de impacto necesarios, se verá qué tecnologías necesitamos, etc. Un buen ejemplo es la propuesta sobre la ‘ley del clima’ que se acaba de presentar. Y luego tenemos toda una generación para poder llevar a cabo la transición, porque tiene mucho que ver con que los consumidores cambiemos nuestro comportamiento.

Además, tenemos que tener en cuenta que cambiar una tecnología industrial puede llevarnos 20 años. Este es el caso de las industrias altamente intensivas dependientes del carbón o del gas, que tienen que avanzar hacia energías más limpias como el hidrógeno. Necesitamos una transición ordenada, que sea ambiciosa pero realista.

El cambio es generacional y los políticos tenemos que trabajar por que no quede ningún ciudadano atrás, así como ninguna empresa.

“Donde más va a tener implicaciones la futura ‘ley del clima’ es a nivel municipal y local”.

– Este Pacto Verde de la UE aparece a nivel supraestatal, pero en muchos lugares los cambios surgen a nivel urbano.

Donde más va a tener implicaciones la futura ‘ley del clima’ es a nivel municipal y local porque es el ciudadano el que tiene que contribuir a ese cambio. Yo soy responsable de los fondos Feder y uno de los puntos importantes es que ya no pueden servir para financiar infraestructuras (carreteras o aeropuertos), sino contribuir a las dos grandes transformaciones: la digital y la verde. Estos fondos tienen que financiar proyectos locales y regionales que mejoren la vida de los ciudadanos en estos ámbitos.

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– Uno de tus frentes en el Pleno es el entorno laboral. Has discutido la brecha salarial, la legislación para pymes, la transformación digital… ¿Vamos hacia un nuevo pacto social en materia laboral, un nuevo capitalismo? Autores como Collier, Piketty o Alexandria Ocasio-Cortez apuntan en esta dirección.

Está claro que la transformación digital va a tener un gran impacto en las relaciones laborales, ahora es el momento de replantearnos cómo va a ser el trabajador del futuro. Tenemos que invertir en capacidades digitales y plantearnos la posibilidad de crear nuevas figuras laborales, un nuevo Estatuto de los Trabajadores que se adapte a la nueva realidad.

Es importantísimo que en este cambio, que genera ansiedad, tengamos claro que el trabajador, el ciudadano y las pymes tienen que estar en el centro. Tenemos que ser capaces de hacer que las pymes adopten la tecnología y que los ciudadanos entiendan que la inteligencia artificial no va a sustituir a las personas, sino que va a ayudarnos a tomar mejores decisiones.

Desde Europa hemos de invertir en capacitación digital: me preocupa mucho la cantidad de puestos tecnológicos que están sin cubrir actualmente, y más si tenemos en cuenta que la demanda no va a dejar de crecer. Esto solo se podrá solucionar a través de la inversión en educación para los jóvenes y educación continua para los que ya están en el mercado laboral. Si queremos que Europa sea líder, los ciudadanos tienen que estar preparados.

Por ejemplo, la Comisión Europea ha lanzado un curso sobre inteligencia artificial, un regalo de la presidencia finlandesa. Los finlandeses fueron los primeros en ofrecer un curso gratuito de IA adaptado a toda la población. Fue una forma de educar a los ciudadanos y mostrarles que esto es algo que afectará en su vida diaria. Cuando se cambió la presidencia en diciembre, Finlandia puso el curso a disposición de todos los europeos y es un buen ejemplo de lo que se puede hacer.

La educación es una capacitación nacional, y para mí es clave que tengamos un sistema educativo que no cambie cada cinco años. Tenemos que plantear, como hacen los finlandeses, una educación para el futuro. Desde Europa se tiene muy en cuenta, pero realmente es una competencia nacional y tiene que ser una prioridad en nuestro país.

“Hay que replantearse las relaciones laborales, cómo va a ser el trabajador del futuro”.

– Donde sí lideramos es en legislación. “EEUU inventa, Europa legisla y China fábrica”, ¿sigue siendo válido? Necesitamos formar a la gente rápido.

Ahora lo que se dice es “China tiene los datos, EEUU tiene el dinero y Europa tiene la visión para hacerlo bien”.

La tecnología debe estar al servicio de los ciudadanos y en cómo puede mejorar su vida. Por eso, para que podamos desarrollar la inteligencia artificial, necesitamos unos estándares que aseguren que es una tecnología confiable, que respeta nuestros valores europeos y garantiza nuestros derechos. Esto es lo que ha propuesto la Comisión con su Libro Blanco sobre IA, junto con una estrategia de datos para Europa. Es decir, necesitamos que los datos estén a disposición de las empresas e investigadores de forma segura, capacidad de procesamiento e infraestructuras, y por supuesto más financiación, ya que estamos muy por debajo de lo que invierten Estados Unidos o China. Para eso tenemos que atraer la inversión privada.

“La educación es una capacitación nacional, y para mí es clave que tengamos un sistema educativo que no cambie cada cinco años”.

– En Europa y España tenemos políticas garantistas que evitan cosas como despidos automatizados por la decisión de una máquina.

Nosotros tenemos un reglamento de protección de datos que ha sido un ejemplo de cómo proteger al ciudadano. Dentro de esta nueva legislación sobre IA se va a formar una subcomisión en la que intentaremos detectar los gaps existentes en la legislación, teniendo en cuenta que debemos fomentar la innovación en las empresas sin imponerles una gran carga administrativa.

Hay que diferenciar sectores críticos (seguridad, salud, transporte), donde hay que tener en cuenta que hay que tener algoritmos transparentes y certificables, con verificación humana; y otros sectores que no son de riesgo y donde se habla de un “etiquetado voluntario”. Creemos que Europa puede ser líder marcando estándares en IA, que aún no existen, que garanticen aspectos como la libertad, la seguridad, etc. Nuestros derechos como ciudadanos.

Creemos que estamos a tiempo de liderar esta segunda carrera de la inteligencia artificial. Ahora viene una oleada de datos (industriales y públicos) que van a transformar toda la economía. Perdimos la primera oleada, la de los datos privados, que han terminado en servidores en otros continentes, pero aún estamos a tiempo para marcar estándares que influyan en todo el mundo.

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Imágenes | Cedidas por Susana Solís

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