¿Comeremos aire frito? Solar Foods explora las nuevas fronteras de la alimentación

Solar food¿Crear comida a partir de aire? Podría ser la nueva frontera de la alimentación. La llaman sci-fi food o comida de ciencia ficción. La idea es de unos investigadores de la Universidad de Tecnología de Lappeenranta (Finlandia). En los laboratorios del Centro de Investigación Técnica Vtt, los científicos lograron producir una proteína de una sola célula, registrada bajo el nombre de Solein, usando solo agua, aire y electricidad. Tras las primeras pruebas de laboratorio, se dio vida a una startup, Solar Foods, que ahora promete revolucionar la forma en que producimos los alimentos.

De hecho, no hablamos solo de un producto alimenticio capaz de satisfacer nuestra necesidad de proteínas, carbohidratos y grasas, sino de una potencial revolución que puede cambiar la huella ecológica del sistema alimentario actual. El objetivo declarado de Solar Foods es desconectar la producción de alimentos de plantas y animales. Un desafío fundamental en un planeta donde la población mundial continúa aumentando. Según las estimaciones de la FAO, de hecho, necesitaremos un 20% más de alimentos para mediados de este siglo.

Ya sabemos que la forma en que producimos la mayoría de nuestra comida tiene un gran impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, la producción de alimentos es responsable aproximadamente de una cuarta parte de las emisiones totales producidas por el ser humano. De estos, más de la mitad son atribuibles a ganadería y productos relacionados (31%). Y casi una cuarta parte procede del cultivo de hortalizas como el maíz, la soja y el trigo. De estos, el 16% se utiliza para la ganadería, mientras que solo el 8% está destinado al consumo humano.

El proceso de Solar Food

En los últimos años, los investigadores han trabajado en varias soluciones, especialmente en lo que respecta a la producción de proteínas capaces de reemplazar las de origen animal. Este impulso ha sido posible gracias al aumento de la concienciación ecológica en la población. Hemos visto así harinas producidas a partir de insectos o algas, por ejemplo. O productos como la ‘carne falsa’, que imita las sensaciones que la carne ofrece al paladar, pero que está hecha de vegetales.

El proceso desarrollado por el equipo de Solar Food para producir proteínas implica el uso de agua, dióxido de carbono, electricidad y bacterias unicelulares completamente naturales que se encuentran en el suelo. El mecanismo no está del todo claro, de hecho, no se han publicado estudios hasta el momento. Sin embargo, parece que las bacterias se alimentan dentro de un biorreactor del hidrógeno procedente de la hidrólisis del agua y el dióxido de carbono extraído de la atmósfera. En lugar de azúcar, se utilizan pequeñas burbujas de hidrógeno y dióxido de carbono. Y la electricidad, para la hidrólisis, proviene de energías renovables. Las bacterias se encargan de la fijación de nitrógeno. Separan las moléculas de nitrógeno presentes en el aire para producir los aminoácidos con los que construir la proteína.

El proceso replica la fermentación natural de la levadura y la del ácido láctico en un ambiente anaeróbico. El polvo resultante está compuesto por aproximadamente un 65% de proteína, entre un 10 y 20% de carbohidratos y entre un 4 y 10% de grasa. La parte restante es el componente mineral. Solar Foods asegura que de momento puede producir un kilogramo al día y que está esperando la luz verde de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

Para ir a Marte

Sustancialmente insípido, el polvo producido se puede agregar a muchos productos alimenticios vegetarianos o veganos. De momento se están haciendo pruebas con yogurt, bebidas a base vegetal, pero también con platos completos como una lasaña.

Según Solar Foods, todo el proceso conllevaría una producción de 0,4 kilos de dióxido de carbono por kilogramo de producto. Una mejora significativa en comparación con los 45 kilogramos para la carne vacuna y los dos kilogramos para las plantas de mayor rendimiento. En cuanto a la huella hídrica, Solein tendría un impacto de 100 a 500 veces menor que la producción de la carne y las verduras más comunes. En concreto, para un kilogramo de esta proteína servirían 200 litros de agua, mientras que para un kilo de carne se necesitan más de 100.000.

La startup recientemente ha colaborado ??con la Agencia Espacial Europea (ESA) a fin de desarrollar una tecnología para la producción de alimentos en el espacio. Con la vista puesta en futuras misiones a Marte. Además, ha obtenido una financiación de 100.000 euros otorgados por el Index Award de Dinamarca. Queda por ver cómo funciona realmente todo el proceso. Además no está claro que la tecnología para la captura y almacenamiento del CO2 se vuelva más barata en los próximos años. Los datos producidos tendrían sentido solo en este caso.

Hasta la fecha, el proceso probablemente aún no sea económicamente viable, a pesar de que Solar Food confía en poder comercializar Solein ya a partir del próximo año. Las primeras tapas de aire frito están al caer.

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Imágenes | Bithin raj/unsplash

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