¿Adicto al cibersexo? Una nueva plataforma digital puede ayudarte

La Unidad de Investigación en Sexualidad y Sida (Salusex-Unisexsida) de la Universidad Jaume I de Castelló (UJI) y de la Universidad de Valencia (UV) han creado Adisex, la primera plataforma digital en el ámbito hispano y pionera en el mundo para la evaluación y el tratamiento on line de la adicción al cibersexo.  Se estima que esta dependencia afecta al 8% de la población, el 6% hombres y el 2% mujeres, entre 25 y 50 años y la mitad de todos ellos con una relación de pareja estable.

“Adisex va a facilitar que cualquier persona desde cualquier lugar del mundo pueda realizar una primera autoevaluación para conocer si presenta un perfil de riesgo clínico o un uso meramente recreativo”, destaca Rafael Ballester, coordinador de la plataforma y del grupo de investigación Psicología de la Salud: Prevención y Tratamiento de la UJI.

Para evitar el estigma asociado a la adicción, Adisex permite un diagnóstico completamente anónimo para que las personas conozcan si su uso de cibersexo es saludable, similar al consumo de pornografía tradicional, o puede generar problemas de dependencia o interferencias en la vida cotidiana, e incluso, si requiere de intervención médica para su tratamiento.

Cibersexo y pérdida de control

Según la Asociación para la Atención e Investigación de Socioadicciones, el cibersexo consiste en buscar la estimulación o excitación sexual por medio de la conexión online (chatear, webcam, envío de mensajes con contenido sexual explícito) sin contacto físico con otra persona que generalmente es desconocida, o bien cuando se consulta en la red material de tipo sexual (fotos, vídeos, etc.). La adicción al cibersexo comienza igual que en otras adicciones, al principio se hace un uso esporádico y puntual y a medida que pasa el tiempo la persona aumenta la frecuencia de uso hasta que se termina perdiendo el control sobre la conducta.

SEXO ONLINE Y SIDA

El cibersexo puede generar beneficios para la salud sexual, pero también puede favorecer dependencias o conductas de peligro en el ámbito off line. Los investigadores de la UJI han comprobado que los adolescentes españoles “tienden fácilmente a romper la barrera digital para establecer vínculos físicos y practicar sexo con personas que no conocen realizando conductas poco seguras para la transmisión del VIH”, señala Giménez-García.

Por ello, María Dolores Gil, coordinadora de Salusex-Unisexsida en Valencia, apunta “la necesidad de educar, a través de programas de educación afectivo-sexual dirigidos a nuestros adolescentes, en un uso saludable del cibersexo evitando los riesgos que se pueden derivar”.

Según el estudio ‘Cybersex in the “Net generation”: Online sexual activities among Spanish adolescents’, elaborado entre otros por los dos coordinadores de Adisex (los doctores Rafael Ballester Arnal y María Dolores Gil Llario), un 60% de los chicos adolescentes españoles hacen uso de Internet para desarrollar su sexualidad, mientras que la cifra baja al 13% en el caso de las chicas. De todos ellos, los autores del estudio consideran que cerca de un 10% presenta verdadero riesgo de adicción al cibersexo.

Cuando esta adicción se presenta en forma de uso compulsivo y de una dependencia feroz, el cibersexo puede interferir en la vida cotidiana de las personas que la padecen, poniendo incluso en peligro su estabilidad emocional, sus relaciones sociales y familiares, y el empleo.

SEÑALES DE ALARMA

Según explica la Asociación para la investigación de las Socioadicciones, es difícil detectar una adicción al cibersexo, ya que se tiende a negar el problema y a mentir si alguien intenta descubrirlo. Algunas de las siguientes señales podrían servir como indicio para pensar que hay una conducta problemática relacionada con el sexo por Internet:

  • Estado de ánimo: Cambios inesperados de humor sin ningún motivo importante, irritabilidad si no puede conectarse…La persona también puede verse alterada emocionalmente por el sentimiento de vergüenza y culpa que experimenta al ocultar esta conducta reprobable.
  • Aislamiento social y familiar. Dejar de hacer actividades de ocio que se hacían habitualmente con la familia y que antes resultaban placenteras.
  • Cambios en el patrón del sueño. Se quedan hasta altas horas de la madrugada chateando, por ejemplo, lo que provoca que durante el día tengan que dormir. Estos cambios también pueden llegar a producir dificultades de atención y concentración.
  • Se centran en las relaciones virtuales, donde pueden dar “rienda suelta” a sus fantasías y dejan de lado las relaciones sexuales reales. Cada vez tienen menos relaciones sexuales en pareja y solo ven el cibersexo como fuente de gratificación.
  • Consecuencias graves debido a la conducta sexual. Pueden ser laborales (utilizar el ordenador profesional para practicar el cibersexo, conducta que puede llevar a un despido), económicas, de pareja, etc.
  • Intentar detener la conducta y no poder conseguirlo, aún sabiendo que habrá consecuencias negativas.
  • Consumo importante de tiempo para poder obtener sexo a través del ordenador y necesidad de tener contactos cada vez de manera más frecuente.
  • Pensamientos continuos y anticipantes sobre la próxima conexión con la idea de encontrar sexo.

El proyecto Adisex constituye una línea de trabajo de la Unidad de Investigación sobre Sexualidad y SIDA (UNISEXSIDA) de la Universitat Jaume I de Castelló. La unidad, autorizada como Centro Sanitario por la Conselleria de Sanitat de la Comunidad Valenciana, cuenta con una larga tradición en la investigación y tratamiento de los problemas relacionados con la sexualidad.

Fuente: Agencia SINC

Fotografía: Pixabay

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