La maravillosa historia del adolescente que podía escribir en internet sin usar vocales

Hace ya unos cuantos años que el famoso Messenger dejó de ser la aplicación que más amaban los adolescentes. Aunque su reinado pasó a mejor vida por culpa de otros servicios como Whatsapp, este chat tan genuino sentó cátedra en aquello de la comunicación digital.

Muchos de nosotros todavía somos capaces de reproducir a la perfección las absurdas conversaciones que manteníamos con unos compañeros de clase a los que habíamos visto hacía media hora. Los temas no eran demasiado variopintos pero la escritura, ay señores, eso sí que era digno de estudio. Por mucho que lo parezca, los usuarios de Messenger (o al menos la mayoría) no manejábamos demasiado el sánscrito pero lo cierto es que lo disimulábamos con mucha naturalidad. Si superabas los 20 años (que nadie se ofenda) e intentabas descifrar unas cuantas líneas te daba la sensación de estar ante las mismísima Piedra Rosetta.

«K psa? Ns vms sta trd? k vy a kdar kn sts pra ir al prqe. Tkcl», traducimos, «¿Qué pasa? ¿Nos vemos esta tarde? Que voy a quedar con estos para ir al parque. Te quiero con locura». Sí, señoras y señores, en su momento no solo escribíamos como si nos faltaran teclas en el ordenador, sino que éramos muy efusivos con las muestras de cariño. Ya saben, nunca está de más decirle a un amigo o amiga cuantísimo le queremos, aunque la expresión perdía un poco de sentido cuando la usabas cada 5 minutos, pero bueno, ese es otro tema.

¿Alguien tiene un diccionario para redes sociales?

A muchos padres les habría venido bien tener un diccionario a mano para descifrar las ocurrencias de sus queridos adolescentes. Cada vez que una servidora le mandaba un SMS a su madre, recibía una llamada de vuelta con un mensaje claro: «¿Se puede saber qué es lo que has dicho?».

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Aunque los años han pasado y los que por aquel entonces éramos unos pipiolos ya hemos dejado atrás la dulce etapa de teenagers, las abreviaturas y los acrónimos se siguen utilizando en las redes sociales y las apps de mensajería instantánea y los más jóvenes siguen siendo igual de vagos que lo éramos nosotros a la hora de añadir vocales.

Por eso Babbel, una aplicación creada para aprender idiomas, ha realizado un pequeño ranking que incluye algunos de los acrónimos utilizados por los nacidos después de 1995.

  • ¿Quieres ser mi BAE?

Procedente del inglés, este anglicismo lleva algún tiempo formando parte del vocabulario de muchos jóvenes españoles. Significa Before Anyone Else (“Antes que nadie”) y supone un halago en relaciones de pareja, amantes o, incluso, amigos y familiares.

  • NTR, tío

Probablemente, una de las frases más usadas por los jóvenes en España: “no te rayes”. Estas tres letras, NTR, representan el consuelo para un sinfín de preocupaciones de esta generación.

  • UWU y 7U7, los emojis analógicos

Antes de llegar a los emoticonos como los conocemos hoy en día, se usaban muchas representaciones gráficas con los signos y las letras del teclado. Algunos se conservan y otros han ido apareciendo, como el caso de UWU, en el que ojos (las “u”) y nariz (la “w”) representan ternura o conmoción. 7U7 sin embargo, vienen a representar tristeza, al ser los dos sietes los ojos con las lágrimas. En cualquier caso, ambos se pueden usar para tontear o coquetear en redes sociales.

  • TBH o TBBH

Derivado también del inglés, significa To Be Honest, lo que supone o bien una muestra de sinceridad o una justificación. Es habitual verlo en forma de hashtag. Existe además la variante TBBH, que quiere decir To Be Brutally Honest y que da un paso más para ser políticamente incorrecto.

  • De Carpe Diem a YOLO

Uno de los tópicos latinos de la literatura universal ha calado hondo en las nuevas generaciones hasta incorporar a su vocabulario otro acrónimo derivado del inglés YOLO, o lo que es lo mismo: You Only Live Once.

  • Flipo con lo KMK

Muestra del asombro de ese comentario o información se puede poner KMK, en donde la “q” se sustituye por la “k” y significa “qué me cuentas”. A esta representación de la frase el español encuentra su semejante anglosajón con el ya de sobra conocido OMG (Oh My God).

  • Con poco tiempo, TL;DR

Too long, didn’t read, lo que se traduce como “demasiado largo, no he leído”. Es una jerga muy habitual en redes que se utiliza cuando el texto es muy largo y no se ha leído por ese motivo. Las mismas letras pueden representar too lazy; didn’t read, es decir, “demasiado vago, no he leído”.

Encandenando redes sociales

Muchos de nosotros no nacimos con un iPhone bajo el brazo, sino que pasamos nuestra niñez en el parque y disfrutando del verano de la mano de Ramón García y su mítico Grand Prix. Sin embargo, en cuanto empezamos a crecer, los ordenadores se convirtieron en una extensión más de nuestro cuerpo y las redes sociales, aunque rudimentarias y un tanto vintage, entraron en nuestra vida.

Primero fue Messenger, cuyo icono formado por un muñeco azul y uno verde se metía en nuestra cabeza casi sin que nos diéramos cuenta. Aún recuerdo la voz de mi madre diciendo «oye, cierra el cacharro ese y ven a cenar».

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El mundo entero se revolucionó gracias a Tuenti, una red social creada por un español que traía consigo unas novedades casi inimaginables hasta el momento. A nosotros Facebook, siendo sinceros, nos resultaba una cosa muy marciana y la mayor parte de los que fuimos adolescentes en la primera década de los 2000 elegimos la sencillez de Tuenti. Nuestra técnica gramatical no se perfeccionó demasiado en aquella red social pero oye, y la de relaciones sociales que entablabas ahí qué ¿eh?.

Hello pajarito azul

Aunque a todos nos parecía imposible escribir mensajes limitados a un número de caracteres determinado, nos acabamos acostumbrando a Twitter, que nació allá por el 2006. Imagínense la situación, si antes ya nos gustaba comernos letras, con un espacio limitado para nuestros decisivos mensajes, la cosa se multiplicaba por mil. Pero oigan, nos entendíamos los unos a los otros, que es lo que importa.

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Aunque Twitter fue muy revolucionario, no estaba exactamente creado para que los adolescentes se comunicasen entre sí. Su función iba bastante más allá así que, nosotros, desesperados por subir imágenes de nuestros viernes por la tarde, acabamos agachando las orejas y tocando el timbre de la puerta de Zuckerberg. Facebook se comió el terreno de todas las demás redes, especialmente de Tuenti que, con el paso de los años, acabó desapareciendo.

Parece que la mayor parte de nosotros mejoramos nuestra escritura en el muro de Facebook, que daba la impresión de ser más serio y, sobre todo, más internacional. Eso sí, más de uno no puede negar que las abreviaturas le dejaron huella en forma de faltas de ortografía. Cuadernillos Rubio podría haber hecho el agosto en este nicho de mercado.

Sucumbimos a Instagram

Una mañana de otoño del año 2010 llegó al mundo un pequeño bebé que acabaría convirtiéndose en el rey de las redes sociales. Instagram apareció como por arte de magia en nuestras pantallas con un diseño basado en la imagen que nos atrapó sin posibilidad de escape. Como si fuéramos una bandada de aves, nos dirigimos rápidamente hasta sus brazos donde, a día de hoy, seguimos acunándonos.

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Por mucho que pasen los años, Instagram no pasa de moda (nunca digas nunca que nada es para siempre) y tanto los que nacimos en los 90 como la generación posterior (y muchos de la anterior) nos pasamos las vacaciones buscando nuestro mejor perfil para que todo el mundo vea lo guapos que estamos en la Manga del Mar Menor.

Para no desviarnos mucho del tema (nos hemos puesto intensos con tanta melancolía digital) debemos reconocer que en Instagram no se ve la fauna que en su día inundó Messenger y Tuenti (no os preocupéis, que hay otra distinta). Las abreviaturas y los acrónimos han quedado más para el ámbito privado (veáse Whatsapp, por ejemplo) y, aunque el tema de los acentos se escapa del entendimiento de muchos, por lo menos no da la sensación de haber cambiado el idioma del móvil al suajili por equivocación. En fin, larga vida a la ortografía y ya saben, si van a abreviar, que sea con precaución.

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