Hitchcock en Madrid, pasos a nuestra espalda por la Gran Vía

En el mundo cinematográfico, hablar de misterio, suspense e, incluso, terror es hablar de Alfred Hitchcock. Nadie como el genio británico del celuloide puede presumir de haber situado varias de sus cintas entre las mejores películas de la historia. Y nadie, sino él, puede vanagloriarse de haber hecho de títulos como «Psicosis», «Los Pájaros», «39 escalones», «La ventana indiscreta» o «Vértigo», por citar algunos, un parte imprescindible de nuestra memoria colectiva. Aquellos que viven en Madrid o visitan la capital en estos días pueden unirse al homenaje que brinda al talento del maestro la exposición «Alfred Hitchcock, más allá del suspense», que podemos disfrutar hasta el próximo mes de febrero en el Espacio Fundación Telefónica de Gran Vía.

La muestra, que cuenta como comisario de excepción al director y guionista Pablo Llorca, nos ofrece una oportunidad inmejorable para recorrer la trayectoria y películas del icónico regidor londinense, así como para acercarnos a la relación con sus actrices y actores fetiche o con sus fieles colaboradores a lo largo de las seis décadas que abarcó su carrera a un lado y otro del Atlántico.

Pero no sólo eso: a través de las salas, vídeos, fotografías, carteles, publicaciones o story boards que componen la exposición, el visitante puede también adentrarse en los entresijos de la complicada mente de un artista de los giros en las tramas; de un obseso de esos detalles en historias, guiones, personajes y escenarios que hacían de cada una de sus cintas una obra maestra; del creador de los MacGuffin; en definitiva, de uno de lo más genuinos maestros del séptimo arte en el siglo XX, desde el blanco y negro al tecnicolor, desde el evocador cine mudo a la sorprendente magia del sonoro.

HITCHCOCK, EL CREADOR TOTAL

Sus responsables han distribuido el contenido de la exposición en cinco bloques, que nos introducen, en primer lugar, en los comienzos de su carrera en el cine de su Londres natal, rodeado de vanguardias, antes de dar el salto en los años treinta a ese Hollywood que, a pesar de reconocer su enorme valía, nunca le premió con la preciada estatuilla del Óscar.

La segunda parte, nos adentra en ese «toque Hitchcock» que le permitía esquivar con increíble ingenio la ferrea mano de la censura en cintas como «Psicosis», hacer de la banda sonora un personaje más de sus películas, jugar con los planos igual que con la mente del espectador o rodearse de los mejores técnicos y colaboradores en cada una de sus obras.

De ahí, pasamos a un tercer apartado que nos acerca a la compleja relación que siempre mantuvo el director británico con sus protagonistas (especialmente las femeninas) y su maestría para la creación de personajes con múltiples aristas.

Seguimos con un paseo por el Hitchcock retratista de su tiempo e inevitablemente influido por él. Y es que Hitchcock logró como nadie reflejar la evolución y la atmósfera de su época en lo que parecen ¿sólo? historias de misterio y suspense. La piece de resistance de este bloque es una instalación audiovisual del belga Jeff Desom, basada en «La Ventana indiscreta».

Y finalizamos atrapados en la extraordinaria capacidad del director londinense para poner en práctica todo tipo de recursos, trucos o efectos visuales que despistan al espectador y le hacen preguntarse y cambiar constantemente su opinión sobre la continuación de la trama. Porque, por poner un ejemplo, ¿quién no se ha sentido hipnotizado por ese paisaje onírico dibujado por Salvador Dalí en la inolvidable «Recuerda» sin saber muy bien qué significa?

todo un arte EN PANTALLA GRANDE

En resumen, la exposición dedicada a Hitchcock que Madrid acoge durante los próximos meses constituye un completo viaje que nos ayuda a comprender bien esa reflexión del propio artista sobre el trabajo de un director de cine y la forma personal y única con la que él mismo abordaba cada uno de sus proyectos:

“Los directores de cine viven con sus películas mientras las están rodando. Son sus hijos. Y todo parece indicar que las películas más emocionantes son realmente artísticas cuando han sido creadas enteramente por un solo hombre”.

Y no queremos olvidarnos en esta recomendación de las actividades paralelas con las que se completa la exposición: un programa de talleres gratuitos para todas las edades elaborado por el equipo educativo de la muestra, y todo tipo de charlas y actividades adicionales -algunas de ellas participativas, como el concurso de fotos #HitchcockContest- con las que los responsables de «Alfred Hitchcock, más allá del suspense» nos invitan a todos a homenajear al genio del suspense.

Un fantástico plan para cualquiera de las próximas jornadas otoñales o invernales y una gran excusa, por qué no, para que los que viven fuera se acerquen una vez más a Madrid.

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