Método BRAVO, un libro para hablar en público en tiempos de youtubers

¡Bravo! ¿A quién no le gustaría escuchar esta palabra cuando termina de dar un discurso público? Acompañada de unos buenos aplausos, claro. Precisamente BRAVO es el método que propone la oradora y experta en comunicación, oratoria y entrenamiento de la voz Mónica Galán para conseguir el éxito de las comunicaciones y exposiciones orales públicas. Y es que, aunque no lo pensemos, necesitamos expresarnos de forma oral públicamente en muchas ocasiones a lo largo de nuestra vida: en una junta de vecinos, en la reunión de padres del colegio, en el consejo de dirección de la empresa o a la hora de proponer un brindis en la boda de un primo.

En tiempos de youtubers, tuits y vértigos, la autora se desmarca con El método BRAVO. «Considero que los youtubers han conseguido captar la atención de los más jóvenes, pero para ciertas cosas hace falta el momento sosegado de un libro. Además, este libro en contenido audiovisual serían demasiados vídeos y en eso yo no soy una experta», explica. BRAVO es el acrónimo de Bienvenida, Reconocimiento, Autoridad, Valor y Ovación, los cincos pasos en los que se basa este método.

El Método bravo – BIENVENIDA

La primera impresión, las palabras iniciales en cualquier discurso son clave para conseguir el éxito. «No hay mejor manera de destrozar la imagen que se está haciendo tu público sobre ti en esos primeros segundos definitivos que usar el lenguaje dubitativo. Igual de terrible resulta acabar todo en diminutivo: un poquito, este ratito…», señala Mónica. “Contar una historia, hacer una pregunta que provoque una respuesta o aportar un dato o hecho poco conocido son mis fórmulas preferidas para la bienvenida, aunque hay unas cuantas más”, detalla.

»La primera gran lección de comportamiento no verbal es sonreír»

Un pequeño truco para empezar: «Comienza ofreciendo señales de calma: prueba a beber varios sorbos de agua lenta y tranquilamente antes de hablar. Somos animales y cuando comemos o bebemos nuestro cerebro interpreta que, en principio, no debería haber un peligro cercano. Pero, por favor, ¡bebe agua! Acabemos con el mito de beber alcohol para relajar los nervios, en verdad los relaja… y el sentido del ridículo, el sentido común, el del tiempo…».

RECONOCIMIENTO

La etapa de Reconocimiento del método BRAVO recoge varias consideraciones a tener en cuenta antes de lanzarse a dar un “speech”, por ejemplo, el reconocimiento a la temática del discurso: «Cuanto más sepas, más sencillo será seleccionar y elegir los argumentos para exponer tu punto de vista único e irrepetible», pero también el reconocimiento a uno mismo: «¿Por qué es importante reconocerse a la hora de hablar en público? Porque tu comportamiento responde al concepto que tienes de ti, es decir, que tus acciones están condicionadas por la idea inicial que tienes sobre tu persona y, por tanto, las palabras que usas también lo estarán. Las palabras que eliges tienen un profundo impacto en tu influencia y afectan de manera significativa el resultado«, explica Mónica, que suma, además, un tercer ámbito en este punto: “Reconoce a tu público su atención y presencia (también si es a distancia o en una grabación) antes incluso de entregar valor y meterte de lleno en el contenido de la propia presentación. No hay nada tan poderoso como agradecer de antemano lo que deseas que suceda para que, precisamente, suceda. Si el tiempo es oro, la atención debe ser diamante».
Charla-conferencia

AUTORIDAD- El lenguaje verbal y el no verbal

La Autoridad en el método BRAVO es sinónimo de credibilidad, y puede lograrse a través de dos vías distintas: tanto el propio lenguaje verbal, como el lenguaje no verbal, lo que dice tu cuerpo y tu voz al respecto de esas palabras. Para la autora, »una de ellas tiene más peso específico en lo que a la credibilidad se refiere: nadie creerá una sola palabra de tu boca si tu cuerpo y tu voz no la acompañan”.

¿Cómo hacer entonces que nuestro comportamiento no verbal juegue en nuestro favor? «La primera gran lección de comportamiento no verbal es sonreír. Es gratis y nos ayuda a preparar adecuadamente nuestro estado interno antes de una intervención pública de cualquier índole, ya sea una ponencia en un congreso o una entrevista laboral», ejemplifica la autora. Además de la expresión facial, es relevante la oculésica: «No dirigir la mirada al techo o al suelo, sino fijarla en el interlocutor o en el público, es lo que transmite sinceridad, decisión y sobre todo Autoridad. Lo ideal es mirar a la cara en la franja entre los ojos y los pómulos evitando mirar solo a una persona o a las primeras filas. No mirar al público mientras se habla y mirar por la ventana, a un lado, a los papeles, al techo… denota inseguridad, desinterés, arrogancia, antipatía, sensación de culpabilidad, inferioridad o incluso miedo a manifestar las emociones y los sentimientos».

Los gestos y el movimiento, claves para hablar en público

Los gestos y el movimiento también son clave en este apartado. «Casi todas las personas sin entrenamiento hacen las mismas cosas con las manos cuando hablan en público: las meten en los bolsillos, las entrelazan, o las dejan cortas y colgantes como si fueran un Tyrannosaurus rex. ¡Terrible! Los gestos deben poder remarcar instantes puntuales; generan doble impacto, ya que, por un lado vinculan habla e imagen (autosincronía) y sensación de coherencia personal, y, por otro, provocan que el oyente se retroalimente de manera constante (sincronía con la au-diencia) aumentando con ello su nivel de atención e interés», argumenta Mónica. Para la autora, el movimiento es un arma de doble filo y la clave consiste en provocar un movimiento deliberado, «tomar la determinación de aliviar al cuerpo (que desea moverse sobre todo cuando la charla dure algunos minutos) dirigiendo nuestro movimiento de manera voluntaria».

Si no comunicas con historias, no comunicas. Los hechos hablan, pero las historias venden

A ello habría que añadir la autoridad del atuendo: “Hay quien intenta vender la imagen de una persona sencilla y lleva más de quince pulseras en la muñeca. Hay quien nos dice que hagamos deporte y lleva un traje ajustado en el que apenas puede moverse. E incluso hay quien habla de calidad de producto y los zapatos tienen pinta de haber superado más de cuatro batallas (con muertos)”, comenta Mónica.
Barack Obama en un discurso como presidente de Estados Unidos

VALOR

En el caso de la comunicación hablada el Valor «es la conexión entre tu audiencia y tú» y para crearla la autora cree que es importante plantear el relato desde la emoción y no tanto desde la razón. «Las emociones son básicas, son universales. Además, poseen una característica que las hace especialmente atractivas cuando de lo que se trata es de “enamorar” a la audiencia: son profundamente contagiosas», De ahí el buen resultado del «storytelling», que ha sido «el principal responsable tanto de la victoria de Barack Obama como de Donald Trump en sus respectivas campañas presidenciales. Si no comunicas con historias, no comunicas. Los hechos hablan, pero las historias venden. Y venden por una razón muy sencilla: los relatos reducen la complejidad de nuestro mundo y nos presentan una realidad mucho más sencilla de abarcar y comprender… Aunque no sea del todo cierta», concluye la autora del método BRAVO.

OVACIÓN

El cierre es tan importante como los demás pasos del discurso, al fin y al cabo, «es una última oportunidad para captar toda la atención de tu público». Se debe elegir un cierre que enganche con el resto del discurso: un cierre metafórico, proverbial, emocional, una repetición del enunciado, hay varias fórmulas, «la pregunta bumerán, una confidencia, incluso cantar».

Lástima que este artículo sea escrito, porque hemos terminado cantando. Ahora solo esperamos su “¡bravo!”.

Imágenes | Alienta Editorial, Pixabay

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