La sociedad conectada, incapaz de acabar con la epidemia de soledad

El uso de las redes sociales e internet proporciona cierta sensación de compañía que no se corresponde con el hecho de que la soledad es un problema creciente en las sociedades avanzadas e hiperconectadas. Por ello, sorprende relativamente la medida pionera anunciada por la Primera Ministra británica para crear una secretaría de Estado que luche contra la soledad. Según un estudio reciente, la soledad afecta a nueve millones de británicos y 200.000 personas mayores en el Reino Unido no han tenido una conversación con un amigo o un familiar en más de un mes.

Y es que, si bien las nuevas tecnologías permiten la posibilidad de mantener una efervescente vida social sin necesidad de salir de casa gracias a la popularización de internet y la irrupción de aplicaciones como whatsapp, Skypeno todo está en la red. Y menos cuando las más probables víctimas de este mal pertenecen a segmentos de población menos introducidos en su uso. Los más vulnerables a padecer soledad son los mayores, las personas sin hogar, las personas en situación de pobreza, parados o personas con alguna discapacidad.

Según un estudio de We Are Social, el 92% por ciento de los británicos tiene acceso a internet y las redes sociales tienen una penetración del 64%. Cada británico dedica al día una media de un minuto y medio a las redes. ¿Cuánto tiempo a charlar con sus vecinos? No lo sabemos.

redes sociales y soledad

En cualquier caso, y según los expertos, el uso de las redes sociales no siempre se relaciona con una elevado índice de sociabilidad sino que también es propio de las personas que más sienten la soledad. Por el contrario, las personas que más utilizan dispositivos tecnológicos, nuevos medios de comunicación e infraestructuras de transporte son los menos expuestos a la soledad.

La “epidemia” de soledad tiene que ver, explica según la comisión británica encargada de este problema, con el debilitamiento de una serie de instituciones que tradicionalmente tejían conexiones entre las personas, como los sindicatos, la iglesia, la familia, los pubs y los centros de trabajo. Incluso los cajeros de los supermercados, uno de los últimos bastiones de para conversar de las personas mayores solas, se están sustituyendo por máquinas automáticas.

Por supuesto, la soledad no es patrimonio de los ingleses y también muestra una elevada incidencia en sociedades aparentemente más proclives al contacto personal. Así, según un informe conjunto entre la Fundación Axa y la Fundación ONCE, publicado en 2015, más de la mitad de la población española admitía haber experimentado en algún momento cierta sensación de soledad durante el último año y cerca de uno de cada diez –algo más de cuatro millones de españoles- aseguraba haberse sentido solo con mucha frecuencia en ese mismo periodo.

decálogo contra la soledad

Además de su impacto en la vida de muchas personas, la soledad tiene grandes consecuencias económicas para los estados. Así, está a menudo asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad, y puede ser tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día. Por ello, prevenirla es rentable, ya que cada euro invertido en prevenir la soledad, indican los expertos consultados por el gobierno británico, genera tres euros de ahorro.

Tengamos en cuenta, pues, este decálogo contra la soledad:

Intentar vivir acompañado.

No aislarse, sino utilizar todos los medios para mantener relaciones sociales, incluso los que ponen a disposición las instituciones.

Mantenerse laboralmente activo todo el tiempo que sea posible.

Continuar aprendiendo cosas nuevas a lo largo de toda la vida, evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos.

Utilizar las nuevas tecnologías telefónicas e informáticas y mantenerse al día de los cambios en las mismas.

Reforzar el capital social de cada uno, y mantener y cuidar las relaciones familiares y con amigos.

Participar activamente en actividades de grupo, para facilitar la relación con otras personas, a través también del intercambio y la mezcolanza cultural e intergeneracional.

Tener hobbies y pasatiempos y practicarlos todo el tiempo que se pueda

Mantenerse bien físicamente mediante la práctica del deporte y potenciar la actividad mental evitando situaciones depresivas o de auto-compasión

Profundizar en uno mismo para conocer y analizar los motivos que están derivando esos sentimientos solitarios permitirá aprender mecanismos de defensa y dar solución de manera eficaz al problema.

Imagen: Pixabay

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