Luis Alfonso Gámez, de Magonia: «Cuanto más famoso es un ufólogo o un parapsicólogo, más mentiroso es»

Magonia es una ciudad legendaria del folclore medieval, el hogar de feroces marineros que provocaban, como magos, tempestades desde las alturas. El científico Jacques Vallée usó esta figura en ‘Passport to Magonia’ para redefinir el fenómeno OVNI.

Y también es nombre del blog de Luis Alfonso Gámez, periodista del diario El Correo de Bilbao, fundador del Círculo Escéptico, conductor de Escépticos (ETB), colaborador con Órbita Laika (La 2) con su sección El archivo del misterio, autor de libros como El peligro de creer (2015), La cara oculta del misterio (2010) y Crónicas de Magonia (2012), además de colaborar con la web del Comité para la Investigación Escéptica (CSI). Una vida dedicada a desentrañar mentiras y medias verdades.

-¿Quién es Luis Alfonso Gámez en sus propias palabras?

Estudié Historia, me licencié e hice el Master de Periodismo de El Correo y la Universidad del País Vasco, cuando sólo había en España un par de Másters.

-¿Y qué lleva a un periodista a volcarse en desmontar mitos modernos?

Bueno, simultáneamente, desde finales de los 70, me interesó mucho el fenómeno OVNI. Compré muchos libros de ovnis, sigo comprando muchos —ahora me interesan por cuestiones culturales—. Cuando yo empecé a interesarme por este tema había programas de televisión dedicados, revistas, programas de radio… generalmente eran mejores que los actuales. Dentro de lo que eran, a pesar de que los profesionales seguían engañando al personal, eran profesionales más seductores.

Siempre hay charlatanes, sobre todo cuando hablamos de medios audiovisuales. Pero comparar a cualquier tipo que haga radio y televisión sobre lo paranormal con Fernando Jiménez del Oso (1941-2005) o Antonio Ribera, vale, ellos contaban trolas, pero eran mucho más divertidos. A mí me aburren los charlatanes actuales.

a los 20 años descubrí lo que ya había empezado a sospechar, que lo paranormal se basaba en gran medida en mentiras y tergiversaciones

A mediados de los 80, un grupo de amigos en Bilbao que nos interesamos por estas cuestiones empezamos a investigar. Así fue como conocimos el movimiento escéptico. No recuerdo cuál fue el The Skeptical Inquirer que me mandó el propio Paul Kurtz (New Jersey, 1925-2012), pero a partir de ese momento me interesé por el fenómeno. Tendría 20 años y descubrí lo que ya había empezado a sospechar, que lo paranormal se basaba en gran medida en mentiras y tergiversaciones.

-Magonia, tu blog, lleva en activo desde 2003. 14 años es mucho tiempo: la forma de obtener información ha cambiado. Las fuentes han cambiado. ¿Ha cambiado la forma de tratar a los magufos desde entonces?

Yo no creé el blog para convencer: tengo muy mala memoria, así que creé el blog para tener localizadas todas las cosas que escribía. Una suerte de almacén, una carpeta gigante donde guardo lo que escribo.

Nunca me había creído las historias de astronautas en la antigüedad, por eso de que había estudiando Historia. Pero sobre los platillos parece que había algún residuo. Al final, según fui leyendo, todo se fue al garete, porque las explicaciones que daban los autores escépticos eran más racionales y lógicas que las proporcionadas por los sensacionalistas españoles. A raíz de esto comencé a interesarme por otros temas que nunca me habían seducido anteriormente como la Sábana Santa, la parapsicología, desde un perfil periodístico.

Creo que voy a volver a todo lo paranormal porque, para mí, lo mal llamado medicinas alternativas ya está cubierto. En contra de lo que decía John Horgan hace un año, si los escépticos no llegamos a denunciar la homeopatía, los medios seguirían en el mismo punto de hace 4 o 5 años: abrazándola. Es ahora cuando los medios de comunicación se escandalizan porque alguien quiera tratar el cáncer con agua o con biorresonancia. Pero guardo fragmentos de programas donde esto se trata abiertamente y no son programas de 1998 o 2000, sino de 2010 o 2014.

-Desde los comienzo de Magonia se aprecia un cambio en la forma de redacción, más afilada y menos lapidaria. Es decir, ya no señalas, sino que dejas que los hechos sean los que señalen. ¿A qué atiende este cambio de posicionamiento?

Quizá al principio me obcequé mucho en criticar a los charlatanes, a Manuel Carballal, Juan José Benítez y compañía: Iker Jiménez, Javier Sierra o Antonio Ribera. Digamos que estos son los clásicos de la ufología hasta el año 2015. Pero es que cada vez me interesaban menos. Porque decían tantas tonterías que me dejaron de seducir.

empecé a implicarme en casos donde realmente hay perjudicados, Porque la creencia en platillos volantes o poderes paranormales es irracional, pero nadie ha resultado herido

Entonces empecé a implicarme en casos donde realmente hay perjudicados. Porque, veamos: la creencia en platillos volantes o poderes paranormales es irracional, pero nadie había resultado herido por esto. No hay nadie que se muera por esto, más allá de un caso extremo de alguien que pierda su dinero o se suicide, como el caso de la Puerta del Cielo en California.

Pero siempre me han preocupado las enfermedades imaginarias y la rentabilidad que intentan obtener de ellas algunos sinvergüenzas. Siempre me ha preocupado diferenciar al afectado, a la víctima, de quien saca dinero de él. Yo entiendo que alguien pueda creer que sufre hipersensibilidad magnética o sensibilidad química múltiple. Pero es indignante que los medios hayamos dado pábulo a este escenario.

-¿Qué es peor un crédula miedoso o un estafador que se lucra de ese desconocimiento?

El crédulo es un pobre desgraciado en el sentido, entendámonos, de que le faltan conocimientos. En contra de lo que suelen decir, los charlatanes, cuanto más conoces sus temas, más crees en sus temas. Cuando tú no crees en ellos, es porque te falta información. Esto lo llevan diciendo desde que tengo uso de razón.

La realidad es la contraria: la gente desconoce cómo funciona la homeopatía, el reiki, la acupuntura, y este desconocimiento es aprovechado por quienes hacen negocio de la credulidad ajena. Hay un momento en el que todos somos vulnerables: cuando nos dicen que estamos enfermos. Sobre todo cuando nos dicen que estamos enfermos de algo crónico, que puede no tener cura. Entiendo a esa persona que se agarre a la vida a la través de cualquier cosa. El problema son esos sinvergüenzas que trafican con la esperanza del enfermo, quitándoles tiempo para estar con sus seres queridos.

-Dicen que la fe nos ha ayudado, en sentido antropológico, a medrar como especie, a sobrevivir. ¿Se puede vivir sin fe? Mejor dicho, ¿se puede creer en aquello que no existe, si al creer en ello lo construimos en nuestra cabeza?

Parece ser, según la psicología evolutiva, que las antiguas supersticiones han tenido una utilidad. Y estoy convencido de que en gran parte estamos aquí por ellos. Somos hijos del homínido más cobardedel que, cuando estaba bebiendo agua en la sabana o en algún bosque, de repente ve unas manchas amarillas y negras entre la maleza y sale corriendo. Hay dos interpretaciones: uno, sólo veo unas manchas y me quedo tan tranquilo; otra, deduzco de las manchas que puede haber un leopardo y salgo corriendo.

Puede que la primera vez no sea un leopardo y al primer homínido no le pase nada. Pero tarde o temprano caerá. Por eso somos hijos de aquel que, a partir de unos patrones aislados, fue capaz de interpretar la información.

entiendo que alguien pueda creer que sufre hipersensibilidad magnética o sensibilidad química múltiple, Pero es indignante que los medios los hayamos dado pábulo

Eso nos benefició evolutivamente. Ahora crea horrores como que veamos vírgenes en sándwiches. Lo que fue útil en un momento de la evolución no tiene por qué tener utilidad ahora. La religión fue importante para cohesionar grupos sociales frente a grupos foráneos, pero ahora no le veo más utilidad que el consuelo ante la mortalidad. A mí no me preocupa lo que la gente crea mientras su creencia no influya en el mundo real, en las estructuras sociales. No me importa que alguien crea en la religión Jedi —soy un gran fan de Star Wars— mientras no estructuren alrededor de esta religión, o los verdaderos devotos cuenten con una serie de prerrogativas especiales.

-¿Mientras no haga daño a nadie?

Supongamos que esos niños de la religión Jedi, según un precepto, me lo estoy inventando, no puedan recibir transfusiones de sangre. Pues aquí tenemos un problema. O que las mujeres de esta religión son inferiores a los hombres. Mientras se circunscriba al mundo individual no hay problema, pero la religión nunca debe ser fuente de legislación u ordenamiento social.

-La homeopatía. Es la nueva acupuntura —recordemos su validación en los 90—. La homeopatía parece que nunca se va, al revés, gana adeptos: médicos de cabecera la recetan y farmacéuticos la venden. ¿Cómo nos enfrentamos a este problema? ¿Lo regulamos, lo perseguimos, o dejamos que campe a sus anchas, creando una poderosa subeconomía?

La otra noche vi en El Cascabel, en 13TV, a los responsables del Observatorio OMC contra las Pseudociencias (CGCOM). Me di cuenta en todo lo que hemos avanzado. Antes ibas al Colegio de Médicos de Vizcaya y te decían que esto no estaba médicamente testado pero que había ciertos colegiados que no lo descartaban. Las Asociaciones y Colegios Médicos no se metían con la homeopatía o la acupuntura, y el discurso que entonan hoy es el mismo que defendíamos los escépticos hace 30 años. En España.

Que hoy se diga que la homeopatía no sólo no cura, sino que es peligrosa, que los médicos que están ejerciendo de homeópatas están violando el código ético. Esto mismo lo escribí hace apenas dos o tres años y tuve una bronca tremenda con representantes de la profesión. Esto ha cambiado muchísimo. Y uno de los momentos clave de este cambio ha sido sacar los casos de gente que ha fallecido y la denuncia sistemática por parte de los escépticos.

¿Para qué nos gastamos fortunas en máquinas de diagnóstico y tratamiento y educamos a especialistas para que interpreten los resultados si con que te pase un tipo las manos por encima del cuerpo puedes curarte? Sería un chollo

Los responsables de este logro ha llegado por los escépticos: médicos, farmaceúticos, ciudadanos que se han enfrentado a ello. Y las redes sociales: las tan demonizadas redes han hecho visible este sinsentido. Casos como el niño italiano de 7 años, fallecido por tratar una otitis severa con homeopatía. Pero es que todas las semanas mueren en el mundo niños porque sus padres no les suministran antibióticos. Les dan mierda, agua azucarada, les hacen pases de manos o cosas parecidas.

Me sorprende que hayamos tardado tanto cuando se trata de una cuestión que afecta a la salud pública. Y en parte porque los espacios políticos han sido complacientes. Ninguno se ha manifestado en contra. Y no podemos dormirnos.

-Especialmente en embarazos y salud infantil.

En las televisiones nacionales la medicina alternativa se presentaba hasta ayer como una medicina, complementaria incluso. Cuando se dieron cuenta de que si tú sustituías la medicación contra la hipertensión por agua con azúcar podías morir empezaron a decir «no sustituyas la medicación pero sigue comprándome agua con azúcar».

Ahora incluso la llaman medicina integrativa porque dicen que hay que usar a la vez la científica y la llamada alternativa. Yo eso lo comparo con la bendición del pope en el Cosmódromo de Baikonur. Si la nave espacial no está bien fabricada, la nave se estrella. Da igual que esté o no que la bendiga el pope. Es decir, es un acto completamente inútil. Si la homeopatía funcionara, no sería medicina complementaria o alternativa, sino que entraría dentro de la normal.

Imaginemos que funciona: ¿Para qué nos gastamos fortunas en máquinas de diagnóstico y tratamiento y educamos a especialistas para que interpreten los resultados si con que te pase un tipo las manos por encima del cuerpo puedes curarte? Sería un chollo. No tendríamos una de las mejores sanidades del planeta: tendríamos la mejor sanidad del Universo.

-Pensemos por un momento que mañana se filtran unos documentos donde se demuestra, de manera prístina y contrastada, que el 11S fue diseñado por el propio gobierno estadounidense, o que el WiFi reduce la fertilidad o, qué sé yo, que las pirámides de Egipto las construyeron extraterrestres. ¿Cómo se procede ante algo así?

En 30 años no he visto que haya pasado esto. Pero sí vi algo que ya conocemos todos y lo damos por sentado: a los dinosaurios se los cargó un asteroide. Ese es hoy el consenso científico. A finales de los 70 esto no se sabía: se pensaba que nunca se podría saber qué mató a los dinosaurios. Era un misterio científico.

La hipótesis del impacto del asteroide la propusieron el físico Luis Álvarez y su hijo Walter, geólogo, a principios de los 80. Aunque presentaron pruebas, el New York Times del 2 de abril de 1985 les dedicó un editorial que venía a decir que los científicos deberían dejar de buscar las explicaciones en el cielo, algo propio de los astrólogos, y buscarlas aquí.

Desde entonces se fue acumulando tal cantidad de pruebas que hacia finales de los 80 prácticamente se daba por hecho que el fenómeno de extinción había sido el impacto. Hay cosas muy sorprendentes que al principio la ciencia no ha explicado. El caso de los Álvarez fue tomado como una excentricidad. Amigos paleontólogos negaron que aquello fuera posible por falta de pruebas.

DESCUBRIR QUE LA HOMEOPATÍA FUNCIONA SERÍA MUY RARO PORQUE MANDARÍA A LA MIERDA TODAS LAS BASES DE LA FÍSICA Y LA QUÍMICA

Pero descubrir que la homeopatía funciona sería muy raro porque mandaría a la mierda todas las bases de la física y la química: ¿cómo funcionaría a la vez el resto? ¿Hay una suspensión de las leyes de la física sólo para ellos?

-¿Y los aliens?

Pongamos el caso de extraterrestres que nos visitan. Yo creo que nadie lo duda: me encantaría que hubiera pruebas de que no estamos solos en el cosmos. Por desgracia no las hay. Claro que la historia de los contactos interculturales en nuestra especie tampoco es muy alentadora cuando una de las dos cultura es mucho más avanzada. Por esa parte es para pensárselo lo de los aliens.

Supondría un shock? Indudablemente. Pero esto se aceptaría. Internet ha sido asumido: que estemos hablando por Skype ahora se ve como algo normal, pero hay muchos lugares del mundo físico donde todavía se sigue demonizando internet y las redes sociales. Se habla de que el perfil del yihadista es un hombre joven y conectado en las redes sociales. Y camina, vaya.

Con todas las pruebas que se han llevado a cabo no se ha podido demostrar ni un solo fenómeno paranormal. No tengo la certeza porque nunca se puede tener, pero a escala popular nunca se ha demostrado. Y en la ufología lo que hay son casos mal investigados, fraudes, invenciones de ufólogos y confusiones de testigos.

Lo típico: no sé qué apariencia tiene una avión que viene de frente, veo uno y le otorgo unas propiedades que nos son reales y, si el ufólogo sólo quiere vender historias, nunca se planteará si puede ser un avión. Tengo unas fotos que me pasó un compañero del periódico: es escéptico pero vio unas luces muy extrañas en Cantabria. Resultó ser un avión. Si hubiese visitado a alguien dispuesto a vender la historia, habrían vendido el ovni. Yo contacté con controladores aéreos y lo resolvieron.

-Sí, es algo común en zonas más o menos rurales. O el escenario clásico: se te hace de noche en mitad del campo y te pones nervioso. Yo recuerdo en mi adolescencia avistar un presunto OVNI, buscar información, dar las coordenadas y comprobar que se correspondía con una ruta comercial.

O un bólido en mitad de la noche, estrellas fugaces, la Estación Espacial Internacional, o incluso los planetas: Júpiter o Venus brillan mucho. Ya ha habido persecuciones como la de Encuentros en la Tercera Fase. En Gipuzkoa, la noche del 10 al 11 de julio de 1985, varias ambulancias, la Policía y la Cruz Roja persiguieron durante horas a Júpiter. Yo viví aquello, tengo los recortes, todo el mundo estaba como loco. Los humanos nos engañamos.

Hace muchos años me tocó asistir a un evento con Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó al Luna. En un momento determinado estuvimos hablando de estos temas y Aldrin puso el dedo en la llaga y dijo «mire, yo no puedo descartar, yo no he visto nada. ¿Existen extraterrestres? Puede. Pero, ¿justo en el momento que somos capaces de detectarlos?». La historia de la humanidad, del cosmos, del ser humano en la tierra es lo suficientemente extensa como para que sea demasiada casualidad verlos ahora.

Si miras la estructura del año cósmico de Carl Sagan, han tenido todo un año para venir, ¿y se presentan en los últimos dos segundos? Respecto a los denominados alienígenas ancestrales, ¿dónde está la prueba incontrovertible? Como cuando en los años 70, Erich von Däniken decía que Nazca era un espaciopuerto. Creamos complejas pistas de aterrizaje, asfaltamos, iluminamos, etcétera, y ¿aquello lo construyeron dando la vuelta a unas piedra para que aterrice una nave espacial? ¿Y una nave de otro planeta tiene que aterrizar como un avión intercontinental humano? Qué atrasado.

ESTÁS INTERPRETANDO COSAS QUE SON OTRAS A TRAVÉS DE TU PERSPECTIVA DEL SIGLO XX

O como cuando te dicen «el “astronauta” maya de Palenque parece metido en una cápsula como los Apolo». Y dices: «¿va un tío a cruzarse la galaxia embutido en una cápsula como las actuales?» No, estás trasponiendo al pasado visiones de la actualidad. Estás interpretando cosas que son otras a través de tu perspectiva del siglo XX. De ovnis tengo más de 400 libros. De astronautas en la antigüedad tendré más de un centenar. Pero en ninguno me he encontrado la prueba irrebatible.

-Has encontrado voces enfrentadas a tu discurso escéptico. Se te denomina pseudoescéptico por negar en rotundo la posible existencia de, por ejemplo, platillos volantes. ¿Hasta dónde cree o puede creer Luis Alfonso Gámez en los platillos volantes?

La duda probable existe. Pero, ¿cuánto de probable? ¿Podemos decir que yo tengo un dragón en este despacho? Tienes libros como ‘Mapas, mitos y hombres’, de Kirsten A. Seaver, dedicado a explicar el mapa de Vinlandia, publicado por la Stanford University Press. No representan mucho estudio, pero académicamente se pueden estudiar.

A mí me interesa revisarlo desde un punto de vista cultural, académico, de dónde vienen. Dos de los últimos libros que he comprado son ‘Atlantis: realidad o ficción’ y ‘Entretenimientos sobrenaturales’. El primero son artículos sobre la Atlántida escritos por personas con crédito científico y el otro es un trabajo de una investigadora. Uno está editado por la Universidad Estatal de Pensilvania, y el segundo por la Universidad de Indiana.

Es decir, tengo libros de espiritismo publicados desde el punto de vista científico. ¿Cuántos libros han publicado las universidades españolas sobre estos temas? ¿Le ha interesado alguna vez? En cambio, Harvard publicó un libro escéptico sobre abducciones. La Academia Estadounidense se ha preocupado. Los mitos son muy importantes para conocer la sociedad en la que vivimos. Conocer por qué la mitad de los españoles cree en la homeopatía o conocer por qué tanta gente cree que es posible comunicarse con el más allá: saber cómo surgen los mitos es importantísimo; saber cómo se generan los bulos es clave para no tragarnos tonterías.

-Cabeceras de tirada nacional, televisiones en primetime publican y dan difusión a noticias que, o son directamente falsas, o verdades distorsionadas por la desinformación. ¿Nos gusta hacer ruido con lo que sea, o tenemos un verdadero problema para analizar la realidad?

Cuando vi la primera noticia de la Ballena Azul, en LaSexta, estaba comiendo y automáticamente le dije a mi mujer, que también es periodista, «esto es un bulo». Entrevistaron a una supuesta víctima que estaba vendiendo la moto. Cuando me invitó Juan Luis Cano, esto lo hablamos en ¡Arriba España!, el programa de M80 Radio. Y él me insistía en que había casos. Pero, ¿dónde? ¿Porque alguien ve que su niño tiene cortes? Y deduce que está relacionado. Puede ser que el chaval esté pasándolo mal y llame la atención desesperadamente.

Al final lo que hacemos los medios es crear el fenómeno, traemos a España un bulo inventado en Rusia. Entonces, el saber cómo se generan es muy importante. Lo primero que hacen algunos colegas cuando oyen una historia así es editarla para publicar. Yo, lo primero que hago es en entrar en Snopes. Es, desde hace más de una década, la web de referencia sobre leyendas urbanas. Y allí estaba el análisis de la historia.

-Al normalizar y darle carpetazo, por un lado, estás agrupando un montón de diferentes patologías. Por otro lo magnificas y contagias, como los casos históricos de ataques de risa.

Como los suicidios en masa: puedes amplificar el fenómeno. Por esto hay que hacer un periodismo más responsable. Por desgracia estamos viviendo un momento donde lo que importa es el click. Escuchas frases del estilo «¿y qué importa si sea cierto o falso?», con tal de que la gente pinche. Claro, las redacciones son cada vez más cortas: el periodismo nunca ha tenido todo el tiempo necesario para contrastar las historias.

Es decir, siempre trabajamos con las noticias para ayer, pero ahora mismo nos vemos con la presión de que somos cada vez menos, la competencia es más feroz. Que si yo no lo publico lo hará la cabecera de al lado. Y mi jefe va a venir a decirme que por qué no he publicado sobre la Ballena Azul. Y, para explicar que no quiero hacerlo porque es una trola, me tengo que enfrentar a él y tengo que enfrentarme contra la gran cantidad de sites que publican sobre la Ballena Azul según lo buscas en Google. Es muy incómodo. Y lo más sencillo es seguir la ola.

EL PERIODISTA QUE APLICA EL ESPÍRITU CRÍTICO ES EL PRINCIPAL PERJUDICADO. EN EL ECOSISTEMA PRIMA EL PERIODISTA QUE SE TRAGA FANTASÍAS Y PUBLICA CUENTOS CHINOS

Si tú dices que la hipersensibilidad electromagnética no existe, lo primero que recibirás será insultos. Si dices que existe, las cabeceras te van a dar planas para que relates sus historias. Además, son muy espectaculares desde un punto de vista visual. Si hace cuatro años decías que la homeopatía era una mentira, tenías un problema.

Entonces, el periodista que aplica el espíritu crítico es el principal perjudicado. En el ecosistema prima el periodista que se traga fantasías y publica cuentos chinos. Le publican, sus historias reciben más clicks, por lo tanto su jefe pensará que éste es el tipo más eficiente de la redacción. Por lo tanto le ascienden, le dan más responsabilidad, va creciendo la bola de nieve y acaba coordinando un grupo de gente que sólo busca clicks.

-Pero hay un problema. Sucedió en 2014 y también hace apenas unos meses. De vez en cuando sale a la luz cómo montones de estudios científicos, papers validados por pares en realidad no han pasado validación alguna, o no han cumplido con la metodología exigida. Como periodistas, ¿debemos dudar incluso de las fuentes científicas? 

Fuentehttps://www.ifla.org/publications/node/11174

Si quieren, siempre nos van a engañar, porque siempre se nos escapará algo. Ahí no podemos hacer nada. A mí me la han colado y, ante eso, estás absolutamente desnudo. Si es un campo donde no hay muchos expertos, al final te pueden engañar. A mí me pasó pero las personas que podían explicar el caso, y contar cómo sucedió, no querían hablar. Entonces, por no sacar los colores están dejando que el pseudoconocimiento impere.

La gente no es tonta porque quiera. A la gente le faltan recursos: cuantas más herramientas facilitas, mejor se pueden defender ante un bulo. Por volver a la Ballena Azul: cuando empecé a consultar las fuentes, fui tirando del hilo y las noticias eran todas susceptibles de duda, procedían de fuentes más que sospechosas. Esto es algo que pasa con mucha frecuencia: alguien traduce una noticia extranjera, vas a buscar información y sólo aparece en ciertos medios.

De vez en cuando estos medios publican noticias serias, pero si las buscas, simultáneamente las encuentras en The Guardian, The Telegraph, The Independent, el Times, etcétera. Cuando aparece en exclusiva en cabeceras como el DailyMail o The Sun, es que algo falla.

-Durante estos años, ¿cuál ha sido la noticia que más ha roto tu cabeza, que has dicho «esto no puede estar pasando de verdad»?

Noticias estrambóticas sobre lo paranormal hay muchas. Me parece apasionante los orígenes del espiritismo. Tengo ahora mismo unos 40 libros serios que hablan sobre este tema, que me empezó a interesar hace muy poco. No hay viaje o semana donde vea un libro que me gustaría conseguir. Hay libros que solo lo tocan tangencialmente como ‘Victorian Magic’ o ‘White Magic’ de Jasper Maskelynes, miembro de una estirpe de magos que habla de cómo desenmascaraba charlatanes en el siglo XIX. O ‘ Spiritism and common sense’, del Padre Carlos María de Heredia, de 1922. Un jesuita mexicano que era amigo de Houdini y reproducía fenómenos espiritistas.

Uno de los casos que más me fascinó fue el de Las hermanas Fox. Claro, controlar datos de mitad del siglo XIX, aunque sea a través de bibliografía, es muy difícil. Unas fuentes decía A, otras B. Hubo un momento, cuando estaba escribiendo ‘El peligro de creer’, en el que me dije «dejo esta mierda», porque me estaba volviendo loco. No podía contar los hechos como ocurrieron. Así que dije que había dos interpretaciones y que no había logrado discernir cuál era la correcta.

-Por eso es tan importante analizar el contexto social que puede ser el condicionante, el detonante.

También tengo muchísimo material sobre el caso Arnold (Kenneth Arnold, el piloto que vio el primer platillo volante). En junio de 1947 Arnold no cree haber visto naves espaciales. En Estados Unidos, los militares incluidos, pensaban que podían ser naves experimentales de la URSS o de alguna otra potencia extranjera incluida España: hay unos recortes de prensa donde periódicos estadounidenses acusaban a Franco de que los platillos volantes son ingenios de origen nazi creados por científicos alemanes a los que el dictador les daba refugio.

La noticia se publica el 24 de junio. A partir del 25, durante ese verano se dan hasta 850 avistamientos de ovnis en Estados Unidos. Y todo porque lo había publicado la prensa. El East Oregonian lanza la historia, la rebota a sus afiliados la agencia AP y se empiezan a ver platillos volantes por todo el mundo.

Cuanto más famoso es un ufólogo, un parapsicólogo o un periodista del misterio, más mentiroso es

Pero en noviembre, la tendencia de citar naves extraterrestre es muy minoritaria: Raymond A. Palmer, que es un vendedor de revistas de ciencia ficción que se convierte en el principal vendedor de basura paranormal en la época, y dos o tres más. Cuando salen astrónomos hablando de vida extraterrestre, ninguno cita a los ovnis, ni a ninguno le preguntan los periodistas por esta asociación. Un par de años después se estrena la película ‘Ultimatum a la Tierra’ y lo que viene después es el despiporre.

-¿Antes se mentía por arte, hoy por necesidad?

No creo, siempre se ha mentido por necesidad, para ganarse el sueldo, para medrar. Cuanto más famoso es un ufólogo, un parapsicólogo o un periodista del misterio, más mentiroso esY esto lo digo después de más de 30 años siguiéndolos, leyéndolos y estudiándolos. Las estrellas mediáticas del misterio son los más mentirosos. Y luego están los médiums y los médicos alternativos, que están aprovechándose de lo que nos diferencia a los humanos de cualquier otro ser vivo en la tierra. De nuestra consciencia y miedo a la muerte. Y el que se beneficia de esto me parece de una catadura moral bajísima.

La ufología es relativamente moderna. El espiritismo entendido no como el chamán con poderes especiales atribuidos sino la persona de la calle que puede contactar con espíritus data de 1848. Y es cuando surgen los médiums. No hay ninguno una década antes y un año después surgen miles. Pero es que hay una alta mortandad infantil, hay muchos padres desesperados, una cantidad de dolor inmensa y, por unos dólares, les das consuelo. ¿Por qué el demonio solo posee a personas que creen en él?

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Imagen | Wikipedia, Magonia, Pixabay, Youtube, crédito de cabecera: TVE (Órbita Laika)

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