El códice del Cantar de mio Cid se expone por primera vez en la Biblioteca Nacional

Tras seiscientos años de confinamiento en conventos, casas de eruditos y cámaras acorazadas, el Cantar de mio Cid, recogido en el Códice de Vivar del siglo XIV, se exhibe durante un tiempo limitado de quince días (posteriormente, se sustituirá por un facsímil) en el marco de la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal, que comienza el 5 de junio y permanecerá hasta el 22 de septiembre.

Un monumento literario

La Antesala del Salón General acoge el códice único del Cantar de mio Cid. En este espacio se abordan cuestiones concernientes al manuscrito en exclusiva: su influencia en la comprensión del Poema, su azarosa vida, sus fatigas como objeto de estudio y sus peculiaridades físicas. La segunda sección, ubicada en la Sala de las Musas, está dedicada a la figura de Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), filólogo e historiador, cumplido siglo y medio de su nacimiento. Menéndez Pidal, destacó como uno de los mayores conocedores del poema castellano, y sobre desarrolló una edición crítica definitiva. Además, su familia custodió el documento y lo protegió durante generaciones.

En la muestra se pone de relieve y se hacen confluir dos aspectos distintos, pero convergentes. Por un lado, la centralidad de Menéndez Pidal en la cultura española del siglo XX a través de sus gestas biográficas e intelectuales. Por otro, la imagen sobre la figura del ‘Campeador’, mediante fuentes literarias y artísticas desde la Edad Media hasta nuestros días.

La BNE, en colaboración con la Fundación que lleva su nombre, quiere contribuir con esta muestra a saldar la deuda que con él tiene contraída España en lo referente al conocimiento de la historia y memoria del Códice; y, en particular, destacar sus exhaustivos estudios acerca del Cantar de mio Cid y su valor histórico y literario.

Poema del Cid. Inc. (VITR/7/17). Fuente: Biblioteca Nacional de España

La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo, destaca la responsabilidad de la institución sobre la custodia y conservación del códice, de hecho, se ha encargado una vitrina especial completamente hermética para garantizar su integridad. «Tal y como queda patente en los diferentes  informes realizados en el Departamento de Conservación y Restauración de la BNE, no hay problema para su exposición manteniendo los mismos valores de conservación que tiene en la cámara acorazada donde se guarda».

Las idas y venidas del cantar de mio cid

Rodrigo Díaz de Vivar murió en torno al año 1099 por causas naturales, al contrario de la creencia popular, y, doscientos años después, un autor desconocido compuso el que se convertiría en el mayor de los cantares de gesta españoles de la Edad Media. Sin embargo, no sería hasta 1596 cuando empezase a adquirir difusión. Juan Ruiz Ulivarri, el primero en dejar testimonio del Códice de Vivar, realizó una copia del manuscrito y dio a conocer al cantar como Poema del Cid.

No obstante, para recorrer el camino del códice hay que remontarse a 1207, cuando un monje castellano llamado Per Abat (o Pedro Abad) copió el Cantar de mio Cid. Este original está hoy desaparecido, pero posibilitó que en el siglo XIV se transcribiera en el Códice de Vivar, el manuscrito que actualmente custodia la Biblioteca Nacional de España.

Historia del Códice de Vivar. Biblioteca Nacional de España

Una joya medieval

El Cantar de mio Cid (siglo XII-XIII) es el único poema épico castellano conservado casi en su totalidad, según Enrique Jerez, comisario de la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal. El Códice de Vivar carece de la que un día fue su primera página, que corresponde al inicio del poema épico. No obstante, su contenido es conocido gracias a otros escritos y crónicas de la Edad Media. El Cantar de mio Cid responde a las características de los cantares de gesta, sus referentes, entre los que destaca el Cantar de Roldán francés, que contó con una notable difusión en la época.

Mediante la letra gótica libraria de sus páginas, uniforme y de fácil lectura, el poema narra, en más de 3.700 versos irregulares, el último tramo de la vida del héroe castellano, el caballero burgalés Rodrigo Díaz de Vivar (c. 1045-1099). Además, en el estudio del Cantar de mio Cid, labor en la que se sucedieron especialistas de diversas nacionalidades durante siglos, se halla el origen de la filología como ciencia moderna. No obstante, Alberto Montaner, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza, puntualiza: “Ha de tenerse en cuenta que se trata de una obra literaria y no de un documento histórico, y como tal ha de leerse”.

(MSS/6328). Fuente: Biblioteca Nacional de España

La obra se basa libremente en la parte final de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, desde su destierro en 1081 hasta su muerte en 1099; y está dividida en tres cantares: “Cantar del destierro”, “Cantar de las bodas” y “Cantar de la afrenta de Corpes”. Comienza con el exilio del guerrero y sus hazañas frente a los moros. El siguiente es conocido como el de la boda, por el desdichado matrimonio de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, pese a que en él también se describe la batalla de Jérica y la conquista de Valencia. El último es el de la ofensa, sufrida por las hijas del Cid, y la vindicación, llevada a cabo por el burgalés contra los cobardes infantes de Carrión por medio de la justicia.

Repercusión internacional

El acontecimiento de su donación a la Biblioteca Nacional de España fue incluso recogido por la prensa extranjera, en medios ingleses como The Times o The Daily Telegraph. El primero, en su publicación del 22 de diciembre, afirmó sobre el códice: “Uno de los grandes tesoros manuscritos en España”. El segundo, por su parte, destacó la figura de Ramón Menéndez Pidal, al que denominó “el más importante historiador y filólogo español vivo”.

Precisamente, fue el Museo Británico el primer interesado por el códice en el siglo XIX, quien, por medio de un cheque en blanco, pretendía adquirir el manuscrito a su actual dueño. Sin embargo, debido a la intervención de la familia Pidal, no lo consiguió, tal y como recoge The Daily Telegraph. Décadas después, la Biblioteca de Washington y una organización extranjera (cuya identidad no ha trascendido) intentaron comprarlo; una vez más, recibiendo la negativa de los descendientes de Pidal, aferrados a su voluntad de conservar el Códice de Vivar en España.

Exactamente el 20 de diciembre de 1960, tuvo lugar un hecho histórico: la Fundación Juan March compra el Códice de Vivar a la familia Pidal por diez millones de pesetas. El 30 de diciembre, la Fundación donó una de las mayores joyas literarias e históricas a la Biblioteca Nacional de España, que la ha guardado en su cámara acorazada hasta el día 5 de junio de 2019, cuando el público podrá acudir a la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal y contemplar el manuscrito por primera vez en más de seis siglos.

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