Eloy de la Iglesia y su crudo retrato de una época oscura

Eloy de la Iglesia logró mostrar como cineasta una visión osada de nuestra sociedad. Desde sus comienzos en el cine en plena dictadura franquista en 1966, mantuvo una ardua lucha contra la censura hasta su desaparición en plena democracia, en 1977. Militó en el cine y en la vida llegando hasta el abismo y más allá.

Sus incómodos argumentos narraban los problemas del consumo de drogas, las represiones sexuales de un país bajo la dictadura, la corrupción política, la delincuencia juvenil y la homosexualidad, temas tabú que se ocupó de dinamitar. Su obra es un crudo retrato de una época oscura y reprimida que De la Iglesia contempla desde su militancia política. Eloy de la Iglesia es el protagonista de la Sala Principal de Tabacalera Promoción del Arte hasta el próximo 8 de septiembre.

Un deseo evocador

La exposición, comisariada por Pedro Usabiaga, lleva por título Oscuro objeto de deseo, una clara alusión a las temáticas que a De la Iglesia le gustaba poner sobre la mesa, y una síntesis evocadora del espectro emocional en el que se mueve su obra.

La muestra nos acerca a la obra del cineasta siguiendo un recorrido cronológico por su carrera profesional desde 1966 hasta 2003. Por un lado, el visitante puede asistir a una reunificación de toda su filmografía gracias a material de foto fija para pasar después a una estancia en la que se exponen diferentes retratos del realizador en los rodajes, entrevistas y material artístico proporcionado por los fotógrafos más importantes de la década de los 70.

Eloy de la Iglesia
Eloy De la Iglesia. Oscuro objeto de deseo. Tabacalera

Oscuro objeto de deseo también ofrece al visitante otra serie de materiales y contenidos entre los que se encuentran un vídeo arte de 10 minutos y un conjunto de collages realizados por Quentin Valois referenciales a la obra de Eloy de la Iglesia.

Un controvertido altavoz

Eloy de la Iglesia usó su obra como medio para dar voz a los colectivos marginados y silenciados, a los rechazados sociales, a la gente sin recursos, a los disidentes sexuales. Todo ello, utilizando una manera de comunicarse muy valiente y directa, sensual y verdadera que no dejó indiferente a nadie.

Su filmografía ha recabado un amplio reconocimiento, se emite una y otra vez en televisión, es objeto de ciclos y retrospectivas en las más importantes filmotecas, e incluso el Festival de Málaga dedica un premio con su nombre a los directores más rebeldes del cine español.

Eloy de la Iglesia
Simon Andreu y Angel Pardo en Los placeres ocultos 1976 – Foto Antonio de Benito

Poseedor de una obra insólita, provocativa y rompedora, cronista de mundos subterráneos, con una estética personal que ha permanecido indeleble con el paso de los años. Eloy de la Iglesia llega 13 años después de su fallecimiento, en marzo de 2006, para demostrar que su obra sigue siendo referente y un modelo para los jóvenes cineastas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *