Posiblemente todos tus recuerdos de la infancia sean falsos

infanciaTodos tendemos a pensar en los recuerdos como si fueran pequeñas y perfectas cápsulas del tiempo. Importantes grabaciones de eventos pasados ??que nos afectan y nos convierten en lo que somos. No es del todo cierto. Los recuerdos, especialmente los de los primeros años de vida, son casi siempre falsos.

Los de la primera infancia empiezan a partir de los tres años, más o menos. Antes de esa edad, los cerebros de los niños son fisiológicamente incapaces de formar y almacenar memorias episódicas, porque las partes del cerebro implicadas están subdesarrolladas. Es el llamado fenómeno de la amnesia infantil. De hecho, algunos científicos creen que podemos recordar eventos autobiográficos solo a partir de los cinco o seis años. Antes, almacenamos solo ‘fragmentos’.

Sin embargo, una investigación de la City University of London, la University of Bradford y la Nottingham Trent University, publicada en ‘Psychological Science‘, ha mostrado que el 38,6% de las 6.641 personas entrevistadas creía recordar algo de cuando tenía dos años. Y 893 personas aseguraban recordar incluso episodios del primer año de vida.

Los investigadores pidieron a los participantes que describieran en detalle su primer recuerdo, especificando la edad que tenían en ese momento. Además, debían limitarse a los que estaban seguros de recordar directamente. Sin basarse en fotos, historias de familiares o cualquier otra fuente diferente a su experiencia.

Siendo fisiológicamente imposible almacenar memorias tan tempranas, los autores creen que esos recuerdos eran en realidad ficticios. Lo que el entrevistado cree rememorar es una representación del cerebro formada por fragmentos de las primeras experiencias y algunos hechos o conocimientos adquiridos sobre su propia infancia. No importa lo vívida que parezca esa emoción o ese olor, no son recuerdos reales.

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Los recuerdos de la infancia son fragmentos reconstruidos

Con el tiempo, las representaciones mentales son revividas colectivamente, en familia o con amigos, y se convierten en recuerdos concretos. En particular, los que son exageradamente tempranos son más comunes en adultos de mediana edad y ancianos.

Según Shazia Akhtar, primer autor del estudio, «creemos que los primeros recuerdos de una persona son una representación del cerebro, similar a una memoria episódica. A lo largo de los años, se pueden deducir o agregar más detalles a ese recuerdo ficticio sin darse cuenta. Como, por ejemplo, la imagen de estar usando un pañal dentro de la cuna”.

Martin Conway, director del Center for Memory and Law della City University de Londres y coautor del estudio, aclara el concepto: «Para la persona, estos primeros recuerdos podrían depender del testimonio de alguien. Por ejemplo: “Tu madre tenía un gran cochecito verde». La persona luego imagina ese objeto y, con el tiempo, los fragmentos se convierten en recuerdos, a los que el individuo agrega más detalles, como una fila de juguetes que colgaban de la parte superior del cochecito”.

Las personas no son conscientes de la naturaleza ficticia de sus primeros recuerdos. De hecho, si se lo dices, tienden a no creérselo. O incluso a enfadarse, ya que otorgan a esas memorias una gran importancia. En parte, esto es atribuible a la extrema complejidad de los procesos que nos permiten recordar cosas. Un mecanismo que aún no está del todo claro y cuyo funcionamiento cuestiona la veracidad de todas nuestras memorias.

Los escáneres cerebrales han demostrado que la actividad neuronal desarrollada por los recuerdos falsos en adultos es increíblemente similar a la actividad producida por un recuerdo real. Se involucran las mismas regiones del cerebro, incluido el hipocampo. Esto significa, por tanto, que podrían no existir recuerdos totalmente reales, porque en cierta medida siempre son reconstrucciones.

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Ningún recuerdo es completamente real

En lugar de revivir un evento, lo reconstruimos en función de las representaciones almacenadas en nuestro cerebro. Cuando las reactivamos, estas representaciones se vuelven maleables y pueden modificarse. Esto permite actualizarlas y vincularlas a nuevos eventos similares. Eso significa que todos los recuerdos, no solo los de la infancia, cambian constantemente con el tiempo.

Un recuerdo es una red de células neuronales que se extiende a través de diferentes regiones del cerebro. Esta red se actualiza constantemente para permitirnos, entre otras cosas, aprender a resolver nuevos problemas. Pero esto también consiente manipular las memorias. Algo que sucede cada vez que contamos una historia, agregando nuevos detalles, entrelazando elementos escuchados por otros o creando nuevas conexiones mentales.

Este es también el mecanismo en el que se basan las llamadas ciencias mnemotécnicas, capaces de implantar deliberadamente recuerdos falsos en el cerebro de una persona. Estas técnicas se utilizan, por ejemplo, para inducir confesiones falsas. O para que alguien acabe convenciéndose de haber sido secuestrado por los alienígenas.

Del mismo modo, con la optogenética (una técnica que utiliza la luz para activar o desactivar diferentes partes del cerebro), se puede eliminar el miedo asociado a los malos recuerdos. Esta práctica se usa solo en cobayas y aún no en humanos. Pero la psicología ha estado trabajando durante años en la capacidad del cerebro humano de suprimir un trauma.

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Recordar sirve para evolucionar

Conway también afirma que estos primeros recuerdos imaginarios pueden tener un propósito evolutivo. Para que tomemos mejores decisiones en el futuro. De hecho, acceder a una librería de recuerdos similares del pasado nos permite hacer previsiones sobre lo que sucederá en el futuro. Sin embargo, dado que no existen dos experiencias iguales, guardar una reproducción literal es de poca ayuda. «Es más eficiente recordar la esencia de lo que sucedió. Si ocurre algo diferente, tiene sentido actualizar esa representación similar con nueva información», explica el investigador.

De esta manera, nuestros recuerdos cambian con el tiempo y se actualizan a medida que incorporamos nuevos conocimientos sobre cómo funciona el mundo. La realidad es, por lo tanto, pura percepción subjetiva. Una experiencia única y personal que existe solo en el presente. Todos los días nos despertamos como personas totalmente nuevas, con diversos cerebros y diferentes recuerdos para guiarnos. Así que nunca confíes demasiado en tu mente, la acabas de conocer.

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Imágenes | Pxhere, Needpix, Pixbay, Flikr/new 1lluminati

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