Un cuento de verano y ciencia ficción realizado a partir de recuerdos

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A veces, los simples recuerdos de aquel verano que pasamos en el pueblo son suficientes para transmitir emociones  a todos aquellos que no los vivieron. Y es que, poniéndonos un poco nostálgicos, reconozcamos que la mayoría de nosotros echamos de menos aquella infancia en la que el verano consistía en comer helados y hacer algún que otro cuadernillo Rubio.

Precisamente, a partir de estos recuerdos tan cotidianos como especiales ha nacido Carrizo, la serie de ciencia ficción hecha con postales de los años 70 que Anto Rodríguez ha creado para La Casa Encendida. Está compuesta por cinco capítulos que se estrenarán, cada viernes, en el canal de Vimeo de La Casa Encendida. El primero se estrenó el pasado viernes 29 de mayo.

¿Qué queda de la infancia?

Anto Rodríguez parte de una imagen de la infancia que le quedó marcada a fuego: un desfile de extraterrestres malabaristas en el pueblo de León donde veraneaba con sus abuelos. Siempre quiso hacer una ópera con la historia. Y ahora la ha convertido en serie para llevar la idea a sus últimas consecuencias: qué hubiera pasado si los extraterrestres hubieran sido reales y se hubieran quedado en Carrizo de la Ribera a veranear.

El punto de partida de la serie es una colección de postales de una familia de Barcelona que Cris Blanco encontró en 2014 y que utilizó para el proceso de creación de la pieza escénica El agitador Vórtex. Regaló una selección a Anto Rodríguez, quien ha trenzado sus imágenes y textos con sus propios recuerdos y un relato ficticio.

Trabajando en casa por el confinamiento, Anto fue montando las postales y jugando con el elemento de la narración para crear un compromiso cómplice con quien lo mirara. Con la dificultad de no poder relacionarse directamente con el espectador, fantaseaba con la idea de que Carrizo se convirtiera en una especie de serie-karaoke, donde el público pudiera leer los subtítulos e interpretar los personajes de su recuerdo y del recuerdo que él ha construido con lo único que tenía a su alrededor: las postales, sus fotos de la infancia y sonidos de un banco, grabados de otros contextos.

El proyecto ha estado acompañado por Óscar Bueno en el proceso y la música.

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