Rembrandt, un maestro barroco del retrato que llega al Museo Thyssen

Rembrandt

El museo Thyssen-Bornemisza acogerá hasta el próximo 24 de mayo, una exposición dedicada a la faceta de Rembrandt como retratista, un género en el que el pintor más importante del siglo XVII holandés alcanzó también el máximo nivel.

Nacido en Leiden (Países Bajos) en el año 1606, Rembrandt ha pasado a la historia como uno de los grandes maestros barrocos de la pintura. Su iconografía se basa en el clasicismo y su experiencia personal quedaba plasmada en sus obras de una forma tan única que lo catapultó a lo más alto. Tanto es así que llegó a ser, durante varias décadas uno de los grandes referentes de los nuevos pintores de la zona.

Junto a treinta y nueve retratos, se presentarán destacados ejemplos de otros artistas activos como él en Ámsterdam durante el «siglo de oro» holandés, sumando un total de 80 pinturas, 16 grabados y una plancha de grabado, algunos nunca antes vistos en Europa.

Cuando Rembrandt llegó a Ámsterdam a principios de la década de 1630, había ya en la ciudad retratistas como Thomas de Keyser o Frans Hals, que respondían a una alta demanda del mercado. Tras él, siguieron llegando otros, como Bartholomeus van der Helst, atraídos por las posibilidades de negocio.

La exposición, comisariada por Norbert E. Middelkoop, conservador del Museo de Ámsterdam, permitirá descubrir la variedad y calidad de estas obras y familiarizarse con las historias que hay detrás de los personajes retratados: parejas casadas, artesanos trabajando, niños, eruditos, hombres de negocios, los propios pintores, así como destacados retratos de grupo.

El triángulo de Rembrandt

Durante su etapa como retratista, Rembrandt utilizó una técnica pictórica que, con el paso del tiempo, ha sido conocida como el triángulo de Rembrandt. Esta consiste en iluminar una zona del rostro representado y dejar otra en penumbra de tal modo que destaquen determinadas facciones. Para identificar esta reconocida técnica que se emplea mucho en la fotografía de estudio, debemos fijarnos en la parte situada debajo del ojo de la persona retratada. La luz lateral hace que una parte del rostro quede iluminado mientras que la otra quede apagada por la proyección de las sombras de la nariz. Se crea así un triángulo de luz que proporciona dramatismo a la escena y potencia los detalles.

En su legado sobresalen los retratos que realizó para sus contemporáneos como el de Saskia van Uylenburgh, sus autorretratos y sus ilustraciones de escenas bíblicas o legendarias, como El rapto de Europa, La tormenta en el mar de Galilea, Jeremías prevé la destrucción de Jerusalén o El descendimiento de la cruz.

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