BioMot: exoesqueletos robóticos para lesiones medulares

Según la OMS, entre 250.000 y 500.000 personas sufren cada año una lesión neurológica o medular, y los avances en robótica abren un horizonte de esperanza para los afectados. Pensando en ellos ha trabajado durante los últimos años el consorcio científico y tecnológico BioMot, un grupo de trabajo internacional formado investigadores de España, Bélgica, Italia, Islandia y Japón. ¿Su objetivo? recuperar la capacidad motriz mediante el uso de exoesqueletos robóticos.

Desde  2013, los investigadores del proyecto BioMot han colaborado para superar las limitaciones de dispositivos actuales, que no ofrecen la capacidad de adaptación en tiempo real, ni la flexibilidad necesaria para afrontar perturbaciones naturales o ambientales, según explica Ángel Gil, Jefe de Servicio de Rehabilitación y responsable de la Unidad de Biomecánica y Ayudas Técnicas del HNP.

un robot «bio-inspirado»

Con esta idea ha trabajado el equipo del Laboratorio de Locomoción Humana del Instituto Cajal (CSIC), en Madrid, con Juan Moreno a la cabeza. Según explica, su trabajo se ha centrado en “monitorizar la actividad muscular residual del paciente y utilizarla para gestionar la interacción entre el robot y la máquina”. Es decir, se ha tratado de integrar sistemas de señales bio-eléctricas y robots más flexibles mecánicamente. “La idea es que el usuario pueda caminar con este robot de una forma más natural (bio-inspirada)”, aclara Moreno.

robots wearables

Con el proyecto BioMoT, que ya ha finalizado, ha sido posible avanzar en este nuevo campo pues se demostró que con modelos informáticos personalizados del cuerpo humano se puede controlar eficazmente los exoesqueletos. El equipo del proyecto ha identificado formas de mejorar la flexibilidad y la autonomía, que podría contribuir al uso de robots «wearables» como herramientas de rehabilitación y de movilidad asistida.

A pesar de los resultados logrados, los investigadores coinciden en afirmar que la comercialización masiva de los robots «wearablkes» es limitada por diferentes motivos. Juan Moreno y su equipo determinaron que era necesario que el equipamiento fuera más compacto y ligero, y que mejorara su capacidad de prever y detectar los movimientos que pretende realizar el usuario. Además, los robots debían ser más versátiles y adaptables para ayudar a las personas en diferentes situaciones; por ejemplo, caminar en superficies irregulares o sortear un obstáculo.

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interacción entre robot y persona

Tras completar los trabajos téoricos y prácticos, el equipo del proyecto probó estos prototipos de exoesqueletos con voluntarios. Una dificultad técnica clave fue la combinación de una estructura sólida y abierta con un sistema robótico ponible novedoso que recoja señales de la actividad humana. Según Moreno: «No obstante, investigamos satisfactoriamente, por primera vez, la capacidad de controlar automáticamente las interacciones entre el robot y la persona para mejorar la ejecución de una tarea motora por parte del usuario. En nuestra investigación con personas sanas obtuvimos resultados positivos y prometedores que nos animan a continuar con la validación en pacientes con lesiones de la médula espinal y cerebrovasculares».

nuevas vías de investigación

Efectivamente, Moreno confía en que el éxito del proyecto abra nuevas vías de investigación. Por ejemplo, con estos resultados los científicos podrán desarrollar métodos informáticos para tratamientos de rehabilitación y conocer más detalles del movimiento humano.

Según Moreno: «En el proyecto también definimos técnicas innovadoras que sirven como indicadores del rendimiento de los exoesqueletos ponibles y permiten evaluarlo. Los miembros del consorcio planean emprender otros proyectos de innovación como continuación de esta investigación, y para aprovechar los avances en el campo del registro de los movimientos humanos, la interacción del hombre con las máquinas y el control adaptativo».

El proyecto BioMot forma parte del programa europeo Horizonte 2020, conocido como Future Emerging Technologies, destinado a financiar investigación de alto riesgo para generar innovaciones que puedan provocar  un cambio significativo respecto a lo que ya existe.

En EEUU se camina a mayor velocidad

Mientras se producen estos avances en Europa, al otro lado del Atlántico la comercialización de exoesqueletos ya es una realidad. Así, empresas como ya van por la versión 6.0 de su producto, que podéis ver en esta fotografía protagonizada por la «rewalker» Marcela T.

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Fuente: BiomotProject

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