Samsung Galaxy S8+: estas son las claves del móvil más esperado del momento

Estamos prácticamente en mayo y, salvo Sony y Apple, los fabricantes de teléfonos móviles ya han movido ficha de cara a poner a la venta sus propuestas para este año. Samsung lo hace ahora con sus Galaxy S8 y S8+ tras Huawei con el P10 y P10 Plus, LG y el G6 y Xiaomi con su Mi6, a la espera de Sony y su Xperia XZ Premium.

Los Galaxy S8 y S8+ llegan rodeados de una gran expectación, especialmente tras los problemas con el Note 7. Y Samsung ha hecho todo lo posible por estar a la altura tomando decisiones bastante arriesgadas con estos nuevos terminales flagship.

El elemento central del discurso de Samsung para el S8 y el S8+ es el diseño. No quiere esto decir que la tecnología esté descuidada, sino que parece que se han tomado decisiones técnicas supeditadas al diseño industrial.

Lo veremos más adelante. Por lo pronto, empezaremos haciendo un repaso por las cualidades más destacadas de los nuevos terminales Galaxy de Samsung.

Especificaciones esenciales

Los dos Galaxy S8 son esencialmente iguales en cuanto a especificaciones técnicas, pero diferentes en dimensiones físicas. El S8 tiene una pantalla de 5,8’’ y pesa 155 gramos, mientras que el S8+ tiene 6,2’’ (sí, nada menos que 6,2’’) y pesa 173 gramos. A modo de comparación, el LG G6 tiene 5,7’’ y pesa 163 gramos.

Lo que sí cambia entre ambos Galaxy es la capacidad de la batería. La del S8 es de 3.000 mAh, y la del S8+ de 3.500 mAh. El LG G6, por su parte y a modo de referencia, tiene 3.300 mAh de capacidad.

En cuanto a la tecnología de la pantalla, es AMOLED, con una resolución de 1.440 x 2.960 píxeles y una relación de aspecto de 18,5:9, incluso más “vertical” que la del LG G6 con su 18,5:9, bastante por encima de la tradicional 16:9.

Lo que se consigue es tener diagonales de pantalla notables, pero sin que el ancho del terminal impida cogerlo con una mano. Es decir, tenemos móviles alargados y estrechos. No en vano, el ancho del S8 es de 6,8 cm, mientras que el Galaxy S7 Edge, con 5,5’’ de pantalla, tenía un ancho de 7,2 cm. Es más, el S8+ con 6,2’’ es sólo un poco más ancho (7,34 cm) que el S7 Edge.

Parte del mérito lo tiene también su pantalla curvada “infinity display”, que hace que parezca casi que no hay marco en los laterales, así como la supresión del botón de inicio, que ahora está “oculto” bajo la pantalla que prácticamente ocupa todo el frontal del Galaxy S8 y S8+.

La cámara no cambia apenas frente al S7 o al Note 7, con sensor de 12 Mpx dual píxel (píxeles captores más «enfocadores»), apertura F1.7 y un tamaño de sensor de 1/2,5’’. La cámara frontal es de 8 Mpx también F1.7. El procesador es un Exynos 8895 con tecnología de fabricación de 10 nm y un rendimiento excepcional.

En cuanto al diseño industrial, emplea materiales de alta calidad, como el aluminio y cristal Gorilla Glass 5 tanto para la pantalla como para la parte trasera, con un acabado simplemente perfecto. Y sin renunciar a certificación IP68, que permite incluso sumergir el terminal hasta 1,5m durante 30 minutos. IP68 es ya un «must» para los terminales premium. Y Samsung es pionera en esta tendencia.

La conectividad está a cargo de un módem LTE Cat 16, USB 3.1 con conector Type-C, Bluetooth 5, WiFi ac, NFC, GPS/Glonass/Galileo y jack de audio. Es de agradecer que los auriculares incluidos sean unos AKG de muy buena calidad.

El Galaxy S8+ en la vida real

El modelo que hemos estado probando esta última semana ha sido el Galaxy S8+. Como decíamos antes, salvo por tamaño y batería, es idéntico al S8, así que la elección de un modelo u otro será más por ergonomía que por cuestiones técnicas. Es decir, quien tenga la mano pequeña posiblemente preferirá el S8.

Una razón muy convincente para ello es puramente ergonómica: el lector de huella dactilar está ubicado al lado de la cámara, no debajo, por lo que, en el S8+, habrá que estirar mucho el dedo para acceder al lector de huella.

Eso sí, Samsung ofrece la posibilidad de desbloquear el terminal mediante reconocimiento facial y reconocimiento de iris. El facial es prescindible totalmente y no es ni rápido ni preciso. Pero el de iris sí funciona bien y es una alternativa muy eficiente a la huella dactilar.

De todos modos, con todo lo bien que lo ha hecho Samsung con el diseño, el S8+ está un tanto en el límite de tamaño vertical. Es cuestión de costumbre, probablemente, pero tras una semana de uso, seguimos siendo conscientes de que el S8+ es muy alargado, lo cual no sucede, por ejemplo, con el G6.

Con todo, el objetivo está cumplido en cuanto a uso con una mano. A pesar de tener 6,2’’, se agarra muy bien y no da problemas de sujeción. Otro tema es usar los iconos y accesos directos en el tercio superior de la pantalla. El pulgar se queda corto y desearíamos tener dos índices para abrir la pantalla de notificaciones, por ejemplo.

Por suerte, al contrario de lo que sucedía con otros Galaxy S, la palma de la mano no interfiere demasiado con la interfaz táctil en los bordes curvados, por lo que podremos jugar con la posición del S8 para llegar a las zonas más difíciles.

Un rendimiento excelente

El S8+ se comporta de un modo fluido y ágil en todas las ocasiones. Con 4 GB de RAM y un procesador Exynos 8895, está en lo más alto de los resultados en las pruebas de rendimiento. Es posible usar modos multiventana sin problema, con el atractivo de tener una pantalla sumamente amplia para ubicarlas.

La memoria interna de 64 GB es también muy rápida, con una interfaz TouchWiz UI característica de Samsung muy bien integrada sobre Nougat (Android 7.0). En conjunto, el terminal es básicamente muy rápido. Y otras aplicaciones como la de cámara, se benefician de ello mostrando un comportamiento también rápido y ágil.

Hay que recordar que el procesador Exynos 8895 tiene tecnología de fabricación de 10 nm, mejor incluso que la de los procesadores de sobremesa. Y es la propia Samsung la que fabrica estos procesadores Exynos.

La cámara: única, pero de calidad

Una de las grandes ausencias en el S8 y S8+ es la doble cámara trasera. Mientras que otros fabricantes apuestan por esta dualidad, Samsung se ha mostrado muy conservadora y ha optado por dejar la cámara con sensor de 12 Mpx con tecnología dual píxel AF con detección de fase y luminosidad F1.7 con una distancia focal de 26 mm.

Es una cámara que funciona muy bien, aunque no se ha modificado apenas respecto a la del S7 y el Note 7. No es una crítica, que conste. Sigue siendo una cámara excelente. Pero no encontramos razones convincentes para no instalar una segunda cámara, salvo por cuestiones de elección forzada por restricciones de espacio físico. El S8 y S8+ integran una cantidad de tecnología apabullante. Mover el botón de inicio debajo de la pantalla condiciona la ubicación de la batería. Y la batería la del lector de huellas, que tiene que moverse al lado de la cámara, que es donde tendría que estar la segunda cámara. Sin olvidar la electrónica para el reconocimiento de iris en la parte superior.

Además, la batería parece que está protegida por un aislamiento de seguridad para evitar problemas como los del Note 7. En fin, que el no tener doble cámara parece más cuestión de espacio que una elección fotográfica. Es solo un ejercicio de análisis, todo sea dicho. La respuesta oficial de Samsung pasa por haber elegido integrar una única cámara como óptima de cara a ofrecer al usuario una buena experiencia fotográfica.

En la interfaz de la cámara se han integrado novedades, como la posibilidad de “tunear” las imágenes con stickers o grabar vídeos con efectos de realidad aumentada. Y también tenemos el botón “Bixby Vision”. Bixby es el asistente de Samsung, que debuta con el S8, pero que aún está en una fase de desarrollo muy inicial.

Los modos “especiales” como el panorámico, envolvente, cámara dual o el profesional están presentes también. Las panorámicas son excelentes por tamaño y calidad, por ejemplo. Y el modo Pro permite exprimir al máximo las posibilidades de la cámara, especialmente si usamos el formato de archivo RAW para guardar las imágenes.

El vídeo 4K ya se da por supuesto obviamente, con opción de captura simultánea de fotos de 9 Mpx.

Un terminal con vocación multimedia y profesional

El S8 es un terminal que brilla en su uso multimedia. La pantalla AMOLED no es precisamente la mejor para ver pantallas con fondo blanco y texto e imágenes, como sucede cuando escribimos un documento de Word o leemos un whitepaper de especificaciones. La tecnología AMOLED con matriz Pentille tiende a verdear e incluso a tintarse con tonos rojos en algunas situaciones. Pero para ver fotos y vídeos es perfecta.

Además, es una pantalla que, como en el caso de la del LG G6, es compatible con HDR, aunque en el caso del G6 también tenemos Dolby Vision mientras que el S8 se queda con HDR10. En cualquier caso, la calidad de la pantalla para usos multimedia es muy alta.

El sonido tampoco se queda atrás. Además de ser compatible con audio UHQ, con los Galaxy S8 se entregan unos auriculares AKG premium que nada tienen que ver con los que habitualmente acompañan a los terminales, incluyendo los de gamas más altas. Eso sí, se echa de menos que los altavoces en el dispositivo sean estéreo.

Por cierto, el S8 tiene Bluetooth 5, por lo que en el apartado de audio inalámbrico tiene potencial para ofrecer soluciones muy solventes, tanto por calidad como por alcance. Esperemos que pronto haya unos IconX compatibles con esta tecnología.

Además de la vocación multimedia, el S8 y S8+ son terminales que pueden funcionar muy bien en entornos profesionales. La tecnología Knox permite crear “espacios” encriptados y protegidos dentro del terminal, perfectos para ejecutar aplicaciones corporativas gestionadas por los departamentos IT de las empresas, conviviendo con un uso personal sin comprometer la privacidad de las aplicaciones de empresa.

También es destacable que Samsung ofrezca como accesorio una docking llamada Dex, que permite convertir al S8 en un equipo de sobremesa, conectado a una pantalla externa, teclado y ratón, para trabajar con aplicaciones de escritorio. Siempre bajo el sistema operativo Android, pero con una interfaz de sobremesa.

Los Galaxy S8 y S+: elegantes, robustos solventes

Samsung ha conseguido con el S8 y el S8+ ofrecer un terminal competitivo en un momento en el que la gama Premium de smartphones parece estar más complicada que nunca de cara a destacar sobre los competidores.

Se echa de menos la doble cámara, aunque, en conjunto, tiene muchos argumentos para satisfacer las necesidades de los usuarios más exigentes sin que esta ausencia penalice de un modo dramático. La apuesta por Bixby, el asistente personal de Samsung, se ha quedado en una mezcla entre Google Goggles y Google Now, sin que aporte nada especialmente novedoso y revolucionario en el campo de los asistentes inteligentes.

Bixby tiene potencial, especialmente si se integra con el reconocimiento de voz en un futuro que no parece ser cercano. De momento, Bixby tiene su propio botón en un lateral, debajo de los botones de volumen, el cual permite acceder a él rápidamente, aunque no es esencialmente distinto a Google Now, que ya lleva tiempo disponible para los terminales Android.

En cuanto a la autonomía, los 3.500 mAh del S8+ permiten usar el terminal un día con cierto margen. Pero como norma, lo suyo será cargarlo cada noche para evitar quedarse «colgados». De todos modos, la carga rápida funciona muy bien y en media hora tendremos más de la mitad de la batería disponible de nuevo.

Los terminales Galaxy S8 y S8+ ya están disponibles a partir de hoy con un precio de 809€ para el S8, y 909€ para el S8+, disponibles en diferentes colores. En la tienda Orange también podéis adquirirlos.

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