‘Anestesiados’: una llamada de atención frente al excesivo uso de la tecnología

Anestesiados

El sociólogo y empresario Diego Hidalgo, a través de su libro Anestesiados, analiza en qué medida la tecnología digital tiende a hacernos menos libres y se pregunta sobre el espacio que debe ocupar el ser humano en un mundo cada vez más hiperconectado.

La creciente conexión digital, que nos aporta múltiples ventajas, también ha modificado nuestra forma de pensar, tomar decisiones y relacionarnos. Hemos depositado toda nuestra confianza en la tecnología para resolver problemas individuales y colectivos, organizar nuestra vida, acciones y pensamientos, así como nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.

Estamos avanzando hacia una tecnología cada vez más invasiva y autónoma en la que parece reducirse nuestra libertad y el perímetro reservado hasta ahora al ser humano. Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es esta la tecnología que deseamos? ¿Se trata de una tendencia ineludible o existen todavía vías para retomar el control? ¿Cómo influye las tecnologías en nuestro comportamiento?

Estas son algunas de las cuestiones que aborda el sociólogo Diego Hidalgo en su libro Anestesiados. La humanidad bajo el imperio de la tecnología. El texto ilustra cómo la tecnología se hace cada vez más invasiva y genera dependencia, y cuáles serían las soluciones viables para hacer un mejor uso de ella.

“La intención de estas páginas no es angustiar al lector, sino contribuir a despertarnos de la anestesia, la que nos impide rebelarnos contra una dinámica cuyos pormenores no nos han explicado y a la que no hemos dado nuestro consentimiento con conocimiento de causa”, asegura el autor.

Cómo la tecnología nos deja anestesiados

Antes, cuando utilizábamos un ordenador, lo encendíamos, lo apagábamos y esto marcaba el inicio y el final de un uso consciente y proactivo de la tecnología, generalmente con un fin premeditado. En Anestesiados autor explica cómo hemos pasado de un modelo en el que la tecnología estaba en un estado «sólido», en el que era fácil controlarla, a uno en el que la tecnología es «líquida» (sobre todo con el uso del smartphones) en el que cada vez es más difícil poner límites entre los dispositivos y nosotros mismos. Y ahora estamos observamos el auge de una tecnología en un estado “gaseoso”, representada por objetos a veces casi invisibles pero más invasivos que nunca, como los relojes conectados, la tecnología implantable o los altavoces inteligentes.

Además, Hidalgo nos advierte sobre las consecuencias que conlleva el uso de la tecnología digital en nuestro comportamiento, entre ellas destaca: la supresión de nuestra vida interior y la manera más superficial con la que solemos procesar la información; la dificultad para sentir satisfacción en un entorno que nos habitúa a la inmediatez, o el debilitamiento de los vínculos sociales.

Los niños y las nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías continúan siendo un gran desafío educativo para los padres que observan como sus hijos pasan horas y horas pegados una pantalla. Ante este hecho, el consejo que ofrece el autor a los padres es que deben dar ejemplo y prestar atención al uso que hacen de la tecnología en su presencia. También alerta sobre la tecnología creada para los niños: Youtube Kids, Instagram, Snapchat, etc, ya que crean hábitos que pueden generar dependencia.

consejos para evitar el control

Entre las soluciones a esta gran exposición de las pantallas, el autor propone retomar el control y utilizar la tecnología sin que ella nos utilice a nosotros; conservar el derecho a estar desconectado; despertar el espíritu crítico y tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad; limitar la intrusión de los dispositivos en nuestra vida privada, o tapar la cámara de los dispositivos con un trozo de cinta adhesiva, salvo cuando la usamos.

En este sentido, Diego Hidalgo señala que usar una red privada virtual VPN es una forma bastante sencilla de proteger la privacidad o borrar las pistas de navegación, utilizando navegadores alternativos como Firefox.

El autor nos recuerda que “todos recibimos una dosis de anestesia administrada por la tecnología digital. Y cuanto más conscientes seamos de nuestras vulnerabilidades, más armas tendremos para hacer frente a los mecanismos por los que controla nuestras decisiones”.

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