Consejos para planificar unas navidades excepcionales

medidas para las navidades durante la pandemia

Las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina. Para muchos se han convertido en un clavo al que agarrarse tras un año complicado. Para otros, la organización de cenas, comidas y reuniones sociales es un auténtico quebradero de cabeza.

La pandemia de COVID-19 se ha visto acompañada de una pandemia de sobreinformación. Los mensajes contradictorios se cruzan en las redes y en los medios. Nos encontramos en un contexto inexplorado en el que las certezas escasean. Aun así, hay que tomar decisiones. Algunas son más sencillas, como decidir si bajamos o no a apoyar al bar de la esquina. Otras, como la organización de las reuniones navideñas, son más complicadas.

Medidas para planificar las navidades

Más allá de las restricciones legales y otras medidas implantadas para contener la pandemia, existen multitud de dudas a la hora de hacer planes para la navidad. Tras meses de trabajos, la ciencia tiene respuestas para muchas de estas preguntas. Nunca serán verdades absolutas, pero son consejos que nos ayudarán a celebrar las fiestas sin poner en juego nuestra seguridad ni la de los que nos rodean.

Las siguientes recomendaciones son un resumen de las directrices que ha publicado la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) al respecto, elaboradas por la epidemióloga Keri Althoff y la investigadora en salud mental Elizabeth Stuart, y las del grupo de científicos de Navidades Seguras, entre los que se encuentran expertos de salud pública, virología o aerosoles.

Las 3 M y las 3 C

lavarse las manos con frecuencia es una de las medidas para las navidades

Como base general, existen seis reglas que siempre deben aplicarse y que pueden servirnos como base para planificar las fiestas. Se dividen en tres emes y tres ces.

  • Mascarilla, siempre que sea posible, pero en especial con desconocidos y posibles contagiados.
  • Manos. La higiene frecuente de las manos, con jabón o gel hidroalcohólico es importante. Aquí te contamos cómo hacerlo bien.
  • Metros. Más de 1,5, para ser exactos. Mantener la distancia también es clave, las probabilidades de contagio aumentan si estamos cerca de alguien infectado.
  • Cerrados. Deben evitarse siempre los espacios con mala ventilación. Podemos pensar en los aerosoles como en el humo del tabaco. Si una persona fuma durante una hora en un espacio cerrado, se llenará de humo. Pues con los invisibles e inodoros aerosoles sucede algo parecido.
  • Concurridos. Deben también evitarse, en la medida de lo posible, lugares muy concurridos, aunque sea al aire libre.
  • Contactos cercanos. Con los conocidos deben siempre deben observarse todas las medidas de seguridad.

Hablar y fijar unas normas comunes

Aunque las tendencias en cuanto a contagios sean positivas en España y las vacunas estén a la vuelta de la esquina, tardaremos bastante tiempo en volver a la normalidad. La pandemia seguirá activa y muy presente durante las navidades. Por ello, el primer paso es hablar con aquellos con los que tenemos pensado reunirnos y decidir, de forma conjunta, cómo nos vamos a organizar.

¿Por qué queremos juntarnos? ¿Qué vamos a hacer? ¿Somos conscientes de los riesgos y los beneficios del encuentro? ¿Vamos a reducir nuestra vida social antes y después del encuentro? ¿Estamos de acuerdo en fijar ciertas normas para minimizar los riesgos? Esto nos ayudará a estar más tranquilos y a ser conscientes de las responsabilidades que deberá asumir cada uno si se produce un contagio.

Trazar un plan y estar atento a los datos

evitar las aglomeraciones en la medida de lo posible

Una de las (muchas) cosas que nos ha enseñado esta pandemia es que no podemos dar nada por sentado. El escenario actual nos puede llevar a pensar que todo está bien y que podremos reunirnos sin problema, pero todo puede cambiar en cuestión de días. Por eso es recomendable, hagamos los planes que hagamos, tener en cuenta los datos de la ciudad de la que viene cada persona con la que vamos a reunirnos y sus hábitos diarios.

Por ejemplo, no es lo mismo si viene de un pueblo pequeño sin casos recientes o teletrabaja que si viene de una ciudad con bastante incidencia del virus y tiene que usar el transporte público a diario. Una vez tomado esto en cuenta, deben tenerse en consideración otra serie de factores para organizar las cenas y reuniones.

  • El riesgo de la edad. La COVID-19 afecta a cualquier persona, pero la gravedad de la enfermedad crece a partir de los 40 años y se dispara a partir de los 60. Hay que tener esto muy en cuenta si planeamos visitar a alguien mayor.
  • Mayor duración, mayor riesgo. Verse con alguien durante unos pocos minutos, guardando las distancias y respetando las medidas de protección, no entraña apenas riesgos. A partir de los 15 minutos el riesgo de contagio aumenta, sobre todo, en espacios cerrados y mal ventilados.
  • El número de gente, importa. Las restricciones del número de personas son, a veces, difíciles de entender. ¿Qué diferencia hay entre reunirnos seis o reunirnos siete? Lo que sí hay que tener siempre presente es que cuantos más seamos, mayor será el riesgo.
  • El comportamiento es clave. Tanto lo que hayan hecho los asistentes antes de la reunión como el comportamiento durante la misma es fundamental. Cuantas más medidas se apliquen, menor será el riesgo.

En sanidad se habla a menudo del modelo del queso suizo. Imaginemos que cada medida es una loncha, con sus agujeros. Si solo aplicamos una, el contagio puede producirse por alguno de esos agujeros. Cuantas más lonchas apilemos, menos resquicios tendrá el virus para infectarnos. Es decir, ninguna medida por sí misma es mejor que otra. Es en aplicarlas de forma conjunta que reside su éxito.

Además de todo esto, desde la Johns Hopkins recomiendan tener en cuenta otras opciones, como la posibilidad de hacer la reunión de forma virtual, mantener un período de cuarentena previo y combinarlo con un test, verse al aire libre donde sea posible y reducir el número de interacciones de cada miembro de la familia o el grupo que se va a reunir.

Tener alternativas pensadas

El escenario en que nos movemos es cambiante e incierto, así que para evitar disgustos de última hora nunca está de más tener planes alternativos. ¿Qué vamos a hacer si los contagios o la transmisión suben en nuestra zona o en las zonas de las que vienen algunos de los integrantes de la reunión? ¿Cómo vamos a actuar si alguno de los miembros se pone enfermo días antes del encuentro?

Fijar un protocolo para positivos a posteriori

Otra de esas cosas que hemos aprendido de la COVID-19 es que los contagiados no siempre muestran síntomas, y que a veces estos aparecen bastantes después del contagio. Así que hay que tener en cuenta que, si nos reunimos, existen probabilidades de que alguno de los asistentes esté infectado sin saberlo. Por eso es importante saber qué hacer si se da el caso. ¿Cómo y con qué rapidez nos vamos a avisar? ¿Cómo vamos a actuar?

¿Qué hacer durante la cena de Nochebuena?

mejor no brindar chocando las copas

Para terminar, vamos a ponernos en un caso real: la cena de Nochebuena. Partiendo de que es mejor evitar las reuniones entre personas no convivientes, asumamos que lo vamos a hacer de todos modos y vamos a vernos con nuestra familia cercana. El siguiente protocolo debería ayudarnos a minimizar los contagios, aunque, como hemos visto, ninguna medida es suficiente por sí sola.

  • Gel hidroalcohólico o lavado de manos nada más entrar para aquellos que llegan de fuera. Mantener la higiene durante el resto de la velada.
  • Evitar tocarse, besarse y abrazarse en todo momento.
  • Ventilar, a pesar del frío. No se trata de congelarse, pero sí de mantener el aire del interior renovado.
  • Mascarilla siempre que sea posible (salvo para comer y beber). Cuando nos la quitemos, manipularla con cuidado.
  • Respetar la distancia si disponemos del espacio para ello.
  • No compartir platos e indicar a una persona que debe servir a los demás.
  • No brindar con choques de vasos. Sobre todo, de aquellos de los que ya hemos bebido.
  • No gritar ni cantar o, al menos, ser consciente de que cuanto más alto hablemos, mayor cantidad de aerosoles expulsaremos.

¿Y qué pasa con los test?

El testeo efectivo de los positivos y sus contactos ha sido una herramienta clave en el manejo de la pandemia estos últimos meses. Así, muchas personas han querido ver en los test la ayuda definitiva para tomar decisiones antes de visitar a nuestros seres queridos estas navidades. Aquí ya te explicamos los principales tipos de test que existen. Pero vamos con una serie de consideraciones generales a tener en cuenta.

La prueba refleja un resultado en un momento puntual. Puede que estuviésemos infectados cuando nos la hicimos, pero la enfermedad todavía no fuese detectable. O puede que nos contagiásemos justo después de hacerla. De nuevo, la información de las pruebas es válida, pero un negativo no puede ser entendido como una carta blanca. Para reducir la incertidumbre en este sentido, lo más recomendable es repetir los test al cabo de unos pocos días o de forma regular si estamos en contacto con diferentes grupos de personas.

En resumen, lo más recomendable es evitar las reuniones entre no convivientes. Si aun así decidimos hacerlo, cuanta más información tengamos y más medidas de seguridad respetemos, menores serán las probabilidades de contagio. Aun así, teniendo en cuenta la situación de la pandemia en España (aquí puede consultarse la incidencia) y que las fiestas, al ser invierno, se van a celebrar en interiores, siempre estaremos asumiendo un riesgo.

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Imágenes | Unsplash/Jakob Owens, Nathan Dumlao, Hatice Yard?m, Scott Warman

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