Estos son los efectos positivos de tener una mascota artificial

¿Pueden las mascotas virtuales ayudar en el tratamiento de depresiones? ¿Podrían ser un sustituto a las mascotas reales en hogares donde sus dueños sufrieran problemas de movilidad?

Hasta hace bien poco, las mascotas no-analógicas han sido consideradas poco menos que juguetes idiotas, algo innecesario, denostado y un tanto demonizado. Y tal vez convendría acostumbrarnos. Tal vez algún día las necesitemos.

NO, NO ES FICCIÓN

No hay nada como volver a casa y que una bola de pelo se arrime a ti. Y que ese bicho peludo te espere con una sonrisa, a su manera, te acompañe acurrucado cuando quieras ver la TV o que no te deje cocinar cuando andes con prisas. Las mascotas ayudan a miles de familias a soportar la soledad del teletrabajo, el vacío que dejan los hijos cuando se marchan a vivir por libre, o el simple deseo de querer cuidar a otro ser vivo, de compartir tu tiempo y tus experiencias.

¿Qué podría aportar, por ejemplo, un robot en lugar de un gato o un perro «real»? Ingenieros como Tomotaka Takahashi se preguntan por la parte más abstrusa de la cuestión: ¿qué es real? Este profesor del Centro de Investigación para Ciencia y Tecnología Avanzada de la Universidad de Tokio cree en la humanización de la tecnología. Y ha dedicado 15 años a difuminar esta barrera.

Somos seres emocionales. Tal vez no sea tan difícil empatizar con máquinas: lo hacemos a través de los videojuegos y la animación. Sólo hay que pensar en Wall-E o Toy Story, o recordar el críptico monólogo del replicante Roy Batty en Blade Runner.

UNA SERIE DE RAZONES MÉDICAS Y SOCIALES

Los investigadores E. Paul Cherniack y Ariella R. Cherniack recogieron una serie de estudios donde se demostró que la presencia de mascotas mejora el comportamiento en personas con demencia, incluso influenciaban positivamente en los tratamientos de depresiones y esquizofrenia.

A esto habría que sumar beneficios palmarios a la salud mental de personas mayores, combatir el aislamiento social y el aburrimiento, disminuyendo la presión arterial al fortalecer los hábitos y rutinas: tener alguien por quien luchar, hacer algo que no haríamos por nosotros mismos.

La doctora Carla Perissinotto realizó un estudio para la UCSF en el que reveló que la falta de contacto social es un factor «debilitante» que contribuye a la mortalidad, no necesariamente entre personas de la tercera edad. Y que una mascota virtual podría minimizar este riesgo.

¿Y qué hay de los jóvenes? Tal vez no quieran interactuar con robots peludos, pero sí a través de la Realidad Virtual, que ha demostrado ser un impacto poderoso. Los avatares ayudan a incrementar la actividad física y social de los sujetos, redundando en una mayor empatía y una toma de decisiones más ágil y consecuente.

NI TAMPOCO SON JUGUETES

Seguro que has visto algunos de esos gatos y perros mecánicos que distribuyen las empresas jugueteras, como Joy For All. A simple vista parecen vulgares imitaciones, de acuerdo. Pero piensa ahora: la edad media del mundo ha caído hacia adelante más de una década gracias a las bajas tasas de natalidad de los países desarrollados. En 2024 habrá el doble de personas de 80 años que en la actualidad. El 70% de ellos necesitará algún tipo de atención en casa.

Sobre este escenario se construía el documental ‘Alice Cares’, del cineasta Sander Burger. En él podíamos ver hasta qué punto puede servir un robot inteligente para cambiar la perspectiva de personas ancianas.

Las mascotas virtuales sirven a una función multipropósito: por un lado son compañeros que no envejecen, eliminando la sensación de pérdida y duelo; por otro, fortalecen el sentido del propósito, ya que pueden actuar como agendas dinámicas para recordar a estas personas sus horarios de medicación, deporte o alimentación.

Y huelga decir que una mascota virtual no te abandona, en todo caso al revés. Pero al menos no sufre ninguna vida. Según datos arrojados por la Fundación Affinity, sólo en 2015 en España fueron recogidos 33.300 gatos y 104.500 perros abandonados. Pero de estos 137.000 casos registrados, el propio informe recoge que esta es sólo una ínfima parte de total de animales abandonados.

UNA IMITACIÓN INCOMPLETA

Como es evidente, una mascota artificial, virtual o física, no puede sustituir a una real en todas las facetas. Los animales son poderosos puentes para la interacción social, para convertirse en vínculos en todo un vecindario. Tener un perro puede ser una oportunidad para entablar conversación con otros dueños de animales. Las mascotas hacen más accesible esta brecha.

Frente a esto se presentan los robots de compañía para toda la familia: uno que te ayude con las recetas, que vigile con videocámara al bebé de la casa, que te avise cuando olvidas las llaves y que cumpla la función de Wikipedia cuando dudas de algo en plena cena entre colegas. Es decir: un robot de servicio total.

Pero para esto tendremos que esperar. Al menos hasta que su producción alcance cierto punto de rentabilidad.

Imágenes | ASUS, Hasbro, Toyota, Pexels

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