José Luis Zimmermann: “Nuestro espejo no debe ser Silicon Valley»

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José Luis Zimmermann

La industria tecnológica, en general, y la que tiene que ver con la economía digital, en particular, demandan de manera histórica que los diversos gobiernos de España tengan más en cuenta al sector, sobre todo por ser transversal a todas las industrias. Pero estas demandas caen, de momento, en saco roto. ¿Se atisba algún tipo de cambio? ¿Puede España (o Europa) ser un país para emprendedores manteniendo sus valores sociales? ¿Hay burbuja de emprendimiento? Y, sobre todo, ¿estamos peparados (y preparando a las nuevas generaciones) para todos los cambios que se avecinan?

Charlamos con José Luis Zimmermann, director general de Adigital, tras la finalización de su evento OutThink.

En el evento OutThink se habló de muchas cosas. ¿Con qué mensaje te quedarías?

Si tuviese que quedarme con algún mensaje, sería con que el gobierno debe ser proactivo en todo lo que tiene que ver con el entorno digital y potenciarlo, especialmente en el ámbito empresarial y de emprendimiento, que es lo que nosotros representamos. Hay muchas cosas que no funcionan y no sabemos muy bien porqué. Quedó claro también, con matices, en el discurso de Mazzucato que parte de todo lo que tiene que ver con innovación y digitalización es fruto de una decisión de gobierno y del Sector Público. La iniciativa privada es fundamental, pero debe venir de la mano de una visión y una estrategia clara, que en este momento de es imperativa.

Pero este cambio no es fácil.

No, no lo es, pero es un imperativo. No nos queda más camino. Estamos viviendo una tercera revolución industrial. Está claro que todos estos cambios (y la velocidad con la que se están sucediendo) están afectando a todos los órdenes de la sociedad en la que vivimos. La participación y el rol que España vaya a jugar en un futuro a nivel de competitividad (que es un problema que ya tenemos hoy) depende si logramos o no coger ese tren y engancharnos. Si no lo logramos, presumo que vamos a tener problemas mucho más graves de los que tenemos hoy en términos de desempleo, de competitividad, de productividad, de crecimiento… Es un tema en el que Europa ya está avanzando. La Comisión Juncker lo puso sobre la mesa, y es algo que necesariamente el Gobierno español debe hacer, sobre todo porque consideramos que hoy en día todavía no está en la mesa de presidente del Gobierno.

Las pymes y start-ups no pueden atraer y retener talento si no se les permite pagar salarios con stock options, vinculadas al desarrollo de la empresa

Hubo representación política, tanto de diversos partidos como del gobierno, y habéis elaborado un documento con peticiones al gobierno. ¿Cómo se ha recibido? ¿Cómo ve la clase política a la economía digital?

No hay más remedio que asumir este cambio. Estamos viendo cómo hay nuevos modelos de negocio (lo que se viene a llamar economía colaborativa) y nuevos planteamientos de prestaciones y servicios que están entrando en determinados sectores que ya tienen una determinada regulación. Estos nuevos modelos que vienen de fuera están provocando cambios porque los servicios se ofrecen de manera muy diferente. Lo que está viniendo de fuera está obligando al regulador, al legislador, a tomar decisiones sobre la marcha porque, insisto, el cambio está viniendo de fuera y viene de la mano de la tecnología.

Ha habido en los últimos acuerdos entre partidos (y en dos partes separadas) ciertas incorporaciones de temas, como el de las stock options. Las empresas (especialmente pequeñas y de nueva creación) tienen que poder pagar parte de sus salarios con acciones. Que se incluya esta reforma en los pactos firmados entre partidos son buenas noticias. Pero me llama la atención que tardemos tanto en incorporar ese tipo de cosas, que tardemos tanto en entender algo tan simple como que las pymes y start-ups no pueden atraer y retener talento si no tienen herramientas como las stock options. Es vital que se les permita vincular el salario al desarrollo de la empresa porque nunca van a poder ofrecer los sueldos que ofrecen fuera o las grandes empresas.

José Luis Zimmermann

¿Le falta fuerza al sector como lobby? Las empresas tecnológicas siempre han peleado por un Ministerio y a lo más que se ha llegado es a Red.es que ha ido perdiendo fuerza…

Es parte del problema, efectivamente. Las startups, por ejemplo, han sufrido un periodo de crecimiento. adigital es una asociación, como tal, relativamente nueva en su configuración actual (tiene 6 años). La Asociación Española de startups lleva entre año y medio y 2 años en España. La Fundación Cotec ha cambiado radicalmente su forma de actuar. Todos nos hemos visto empujado a esto.

No es tanto el tener un Ministerio Digital, sino el colocar esto en el centro de la estrategia como país. En otras naciones, como en el Reino Unido, los responsables van a Estados Unidos y al volver dicen que hay que construir el entorno adecuado para que las empresas de servicios tecnológicos crezcan y se desarrollen, especialmente en el ámbito de las finanzas. Algo que se lleva a cabo a través de una serie de programas. Son capaces de pasar de las musas al teatro. Aquí lo que nos está costando es que ejecutemos todo esto. No hay una visión a largo plazo sobre estos asuntos, ni ninguna visión como país. Lo que necesitamos es que tenga el máximo protagonismo con la cartera que sea: puede ser un ministerio digital o una oficina digital pegada al presidente del Gobierno. O puede ser la misma Red.es con otra serie de atribuciones. Red.es no se creó con este objetivo: era una agencia estatal de servicios, pero no el origen de una estrategia y elemento transversal que pueda poner en contacto a los diferentes ministerios, dirigir una agencia que avance en grandes proyectos y desarrollos, que ayude a digitalizar el país con una estrategia de gobierno.

Es vital para el futuro de este país, su competitividad y su papel en la economía mundial, que lo digital pase a estar en el centro de la estrategia de los gobiernos

Lo que quiero ver y escuchar, y no lo veo, es que un partido político haga exactamente lo que hizo el gobierno supranacional de la Comisión Juncker. El mercado único digital es fundamental para el desarrollo de Europa, el impulso de sus empresas, de los ciudadanos, pymes, etcétera. Esto en España no lo he visto jamás, y es lo que necesitamos. Esta estrategia tiene que estar gestionada, articulada y supervisada por una figura que tenga cierto poder dentro del gobierno. No podemos seguir con una oficina de estado metida en un Ministerio de Industria que no tiene todo el interés del mundo en estos temas, sino que ha tenido otras prioridades.

Lo que nosotros demandamos objetivamente es fácil de entender en forma de un ministerio digital. Hay países que lo tienen, pero no es solamente esto. Pueden ser otras soluciones. Lo que necesitamos, y con muchísima urgencia, es que esto forma parte del discurso político. Hay un nivel de conocimiento muy bajo en España a nivel político .

¿Notáis más sensibilidad de la nueva generación de políticos? Hablo tanto de nuevos partidos como de figuras políticas más jóvenes que los primeros espadas de las siglas tradicionales…

Sí, claro, sin duda alguna. De hecho, nos consta (porque hemos tenido contacto con ellos) que, de una u otra manera, en los dos partidos emergentes (hablo a nivel de dirección, de capas altas) sí son conscientes de esta situación y sí que lo quieren abordar y es más fácil. Dentro de los partidos más tradicionales, hay equipos (que suele coincidir con gente joven) que conoce bien todo esto, pero el mensaje no se escala y no se llega arriba.

No podemos seguir educando a los niños igual que hace 40 años. La sociedad del futuro, que está llegando ya, no tiene nada que ver, por ejemplo, en términos de relación laboral

¿Qué frena que no escale el mensaje: cortoplacismo…?

Desde luego el cortoplacismo. Hay retos en lo laboral, en lo fiscal, en lo comercial, en la industria… y todos estos retos nos lo plantea la tecnología. Nos vamos a encontrar con que el capital humano empleado en industria pesada, en fabricación y demás, se va a automatizar, lo que va a tener un impacto muy grande en el mercado laboral. Un mercado laboral como el español que sigue siendo muy poco flexible. No entramos en términos de si tenemos que tener un contrato único, dos o cuántos. El debate está incluso más allá. La sociedad del futuro es muy posible que venga con otro tipo de relación laboral. En todo este debate hay anticiparse.

Sin ir más lejos, nadie podía imaginarse (y sabíamos que era algo que se estaba investigando) que el coche sin conductor se esté acelerando tanto, mucho más de lo previsto. No estamos hablando de que dentro de 20 años estén en las calles, sino que es probable que en 5 años tengamos ya los coches autónomos. Hay que ir anticipándose a esto.

Por ejemplo, la figura del autónomo en España (y coincidimos con la sociedad de autónomos) tiene que modificarse. Si el miedo es que va a haber menos recaudación y que va a haber más trampas porque se relajen los umbrales y se permita que, por debajo del salario mínimo profesional, no se tribute y estas cosas, creo que estamos empezando mal la discusión y la solución. En España se regula con muy poca audacia y por miedo al fraude. Eso hay que cambiarlo. Es verdad que somos una sociedad muy dad a la corrupción de baja intensidad, pero la solución no es regular pensando en que el ciudadano vaya a trampear con esto, sino que hay que poner soluciones encima de la mesa.

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Se comparó mucho el papel de Estados Unidos y el de Europa, sus respectivos modelos y status quo. El responsable de Cabify dijo que Silicon Valley tampoco es el modelo por las prestaciones sociales. ¿Se puede tener el nivel de protección europeo y la velocidad de innovación estadounidense sin matar a las empresas a impuestos?

Ojalá tuviese yo la solución a esto, pero coincido con Juan de Antonio en que nuestro espejo no debe ser Silicon Valley, no debe ser Estados Unidos. Hay muchas cosas que funcionan extraordinariamente bien ahí: hay un ecosistema y una infraestructura que favorece el emprendimiento, la autonomía, el individualismo y la innovación y todo junto a muchos niveles. Pero Europa, sin duda alguna, debe intentar sostener y contener la sangría que estamos sufriendo en el estado de bienestar intentando adecuarnos al futuro y ser competitivos. No es una tarea fácil, pero me niego a pensar (y creo que mucha gente más) que no hay otra solución, que únicamente hay dos vías: o la que nos ofrece un mercado más liberalizado, con menos soporte social o la nuestra. Creo que esto no es posible, que tenemos que encontrar la manera de encontrar ese equilibrio. No es fácil, desde luego, pero lo que no se puede hacer de ninguna manera es meter la cabeza debajo de la tierra y esperar que Europa nos solucione los problemas. O resolver el problema cuando ya lo tenemos encima.

En el entorno digital tenemos el problema de la propiedad intelectual. Le damos muchas vueltas a los marcos normativos de la Propiedad Intelectual: desde la Ley Sinde a la última reforma, los pasos que se han dado, el canon AEDE, la tasa Google, ahora desde Bruselas (por influencia de ciertos países) también impulsa un cambio normativo alrededor de la protección intelectual… Todo mundo está de acuerdo en que hay que resolver este tema y que hay que crear un marco para que las empresas digitales, el autor y el ciudadano y usuario tengan una relación win to tin, ganadora para todos. Pero no somos capaces de ponerlo en marcha. Cada gobierno ofrece una solución y se dejan las cosas sin hacer, o con un estado de inacción esperando que otros lo resuelvan.

También es verdad que vivimos en una sociedad hiperregulada y la regulación tiende a proteger ciertos sectores. Hay que plantearse si esa regulación está creada para el interés general o no, y si esa regulación, en el caso de que se relaje, va a traer más beneficios que contrapartidas. En el caso de que vaya a tener más beneficios, hay que tomar la decisión de bajar esa regulación y liberalizar, que haya competencia y ver cómo se desarrolla.

Silicon Valley no es el espejo en el que mirarnos. Tiene que haber más modelos que el americano (más flexible, pero menos proteccionista) y el europeo

Muchas personas creen que hay un exceso de emprendimiento en nuestro país. ¿Coincides con esa opinión?

No. Sí creo que hemos utilizado mucho (y lo seguimos utilizando) el emprendimiento, la startup, como concepto, como una bandera, y que hay cierta ola de utilizarlo como argumento para muchas cosas. No hay (o no creo que haya) una burbuja de emprendimiento, como tampoco creo que España no sea un país de emprendimiento: eso es una falacia. Hay tres millones de PYMES, por lo que hay más de tres millones de emprendedores. Sí, habrá algunos empresarios que hayan fundado más de una pyme, pero en términos absolutos tenemos millones de emprendedores en nuestro país. El único problema es que se ha emprendido en sectores y en ámbitos como la de la construcción (que en un momento dado significaron el 12% del Producto Interior Bruto de España) o turismo (que supuso un 10%), por lo que se empuja a emprender en sectores que son de poco valor añadido y que, cuando aparece una crisis como la que estamos viviendo, son las primeras en sufrir. De hecho, el sector de la construcción ha pasado a ser el 6%, gracias a Dios. Por eso necesitamos emprendedores, nuevos proyectos y empresas que operen en sectores productivos, en sectores industriales, de servicios, de mayor valor añadido. Necesitamos crear ese valor añadido y que se quede. Muchos queremos emprender y quedarnos en España, no marcharnos fuera.

Es cierto que hay muchas iniciativas, muchas aceleradoras, incubadoras, concurso, mucha empresa corporativa invirtiendo… Esto es bueno, porque la gente recibe dinero y se montan proyectos. Muchos de ellos, quizá la gran mayoría, no saldrán adelante, pero es parte del proceso de aprendizaje, se pierde el miedo y hay más gente joven mucho más preparada. No tiene nada que ver los concursos de emprendimiento o de startup que hemos vivido hace 6-7 años con los que se ven ahora. Esto es gracias a gente como Miguel Vicente, que han hecho dinero con empresas y, con el capital conseguido, se dedican a invertir y a ser una venture capital, transmitiendo conocimiento. Impulsar esto es mucho más positivo que negativo. La gente tiene que aprender que emprender tiene riesgos. No podemos olvidar eso. Pero tenemos que crear el espacio idóneo para que un emprendedor se puede arriesgar.

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Nueva economía, innovación, pero viejos problemas como la presencia de la mujer. ¿Qué estáis haciendo en esta materia?

Nuestros miembros de la Junta Directiva lo son siempre (mujeres y hombres) por sus méritos. Hace poco publicamos un informe de everis que hablaba de la formación en ramas científicas e informática en España. Es brutal observar cómo en entrevistas a familiares, son los propios padres los que venían a decir que no veían a sus hijas en el ámbito de la computación pero sí a sus hijos. Hay que atender este de tipo de riesgos a nivel de familia y educación. Si no, cuando llegamos a las capas más altas de desarrollo, esto tiene sus consecuencias. Hay que derribar esta visión. Además, no tiene nada que ver el panorama de ahora con el de hace años. Está cambiando y tiene que cambiar más. Nosotros enviamos mensajes en este sentido, hablamos de ello y hablamos del valor que las mujeres en cargos directivos y emprendedoras están transmitiendo a través de la asociación. Hay muchas, aunque en menor representación que el número de hombres, es cierto.

Decir que España no es un país de emprendedores es una falacia: tenemos 3 millones de pymes. El problema es que el emprendimiento ha sido, tradicionalmente, en sectores de poco valor añadido

Y aquí entroncamos con el primer punto de vuestro documento: Educación.

No es algo donde donde podamos aportar proyectos novedosos, pero sí consideramos que todo esto tiene un principio y es la educación. No podemos seguir educando a la gente cómo se educaba hace 40 años. Sé que se está debatiendo mucho también sobre este asunto, pero no podemos seguir educando igual, sin haber evolucionado en sistemas. Las circunstancias son radicalmente diferentes y los niños están siendo educados igualmente a como lo hacíamos las generaciones anteriores. No se trata de poner iPad en los colegios. No basta con eso, ya que son herramientas como el lápiz y el pupitre. A los niños hay que enseñarles cómo funciona, cómo se relacionan las computadoras, las máquinas con el entorno social, qué hacemos con ellos… Hay que educar en temas de creatividad, a pensar, a tener mucha autonomía… Vamos hacia una sociedad en el que las relaciones laborales van a ser muy distintas a las hemos vivido nosotros, por lo que los individuos tendrán mayor capacidad de decisión y de adaptación. Tenemos que educar a la gente así, no solo en aspecto digital, también en herramientas y capacidad y en la relación con el entorno, que va a ser muy distinta.

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