Cómo elegir el mejor monitor para trabajar en casa

En los últimos meses, millones de empleados se han visto obligados a trabajar desde casa para cumplir con el confinamiento por la COVID-19. Pero, por lo inesperado de la pandemia, muchos empezaron a desarrollar su labor en casa sin apenas equipamiento. Sin ordenadores, conexiones seguras con la oficina o incluso una silla cómoda en la que pasar ocho horas. ¿Cómo elegir monitor para esta época de teletrabajo?

Usar todo el día una pantalla de portátil, que muchas veces no excede las 12 pulgadas, es un suplicio. En ese limitado espacio, difícilmente podremos abrir a la vez y simultanear dos aplicaciones. Y tampoco nos servirá si nos movemos con tablas de Excel o con programas de edición. 

Para ser realmente productivos en casa, es clave tener un buen monitor conectado al PC de sobremesa o al portátil. Windows facilita esta unión y permite incluso aprovechar las dos pantallas, tanto la del monitor como la del portátil. Además, tampoco supone un gasto excesivo. Antes los monitores grandes y buenos eran caros, pero hoy se pueden adquirir desde 150 euros (23 o 24 pulgadas), aunque hay modelos más grandes y ultrapanorámicos (más de 40 pulgadas y resolución 4K) que se van por encima de los 1.000 euros. 

Hay que combinar tamaño y resolución

Estos dos parámetros deben valorarse conjuntamente a la hora de elegir monitor porque van íntimamente relacionados. Lo más conveniente es exigir más resolución cuanto mayor sea la pantalla que nos queremos comprar. Si no, observaremos los elementos distorsionados y no le sacaremos todo el partido al equipo. Por ejemplo, con un monitor grande de 27 pulgadas a una resolución relativamente reducida de 1.080p, las letras y demás elementos se verán muy grandes. Mientras que con monitor de tamaño medio de 24 pulgadas y una resolución máxima 4K (3.840×2.160) todo aparecerá demasiado pequeño. 

Lo mejor es contar con mucha resolución si tenemos una buena diagonal (27 o 32 pulgadas para un 4K). Y, al revés, bajar la resolución en diagonales más pequeñas (por ejemplo, 1080p en aparatos de 21 a 24 pulgadas). Un buen equilibrio puede estar en un monitor de 27 pulgadas con una resolución intermedia de 1.440p (2.560 píxeles en horizontal por 1.440 píxeles en vertical). 

El formato es clave para el multitarea

Para tener varias ventanas abiertas y trabajar de forma cómoda con varios programas a la vez, conviene optar por un monitor panorámico o incluso ultrapanorámico (formatos 21:9 o 34:9). Este tipo de monitores cuentan, además, con un modo split que permite, por ejemplo, dividir la pantalla en varios espacios que ejecutan tareas distintas. De esta forma, podríamos sacar adelante con un único monitor el mismo trabajo que si tuviéramos dos o incluso tres conectados. Eso sí, estos equipos, como decíamos más arriba, suelen ser más caros, y sus PVP oscilan entre los 300 y los 1.300 euros.  

La Conectividad del monitor

Hay que comprobar que las conexiones del monitor son compatibles con las salidas de vídeo de nuestro PC de sobremesa o portátil. Los portátiles más finos y ligeros suelen venir muy limitados en este aspecto. Cuantos más puertos de conexión incorpore el monitor, mejor. USB-C, HDMI y Thunderbolt son prácticamente fundamentales. Además, el DisplayPort es el que permite transportar resoluciones y frecuencias de refresco más altas.  

Diseño atractivo y ajustable

Si vamos a elegir un monitor para casa, conviene tener en cuenta el aspecto estético. Al fin y al cabo, se trata de un periférico grande y que va a estar muy a la vista. Por eso debe gustarnos y armonizar con el resto de la habitación de trabajo. Hoy suelen predominar los acabados en negro y en gris metálico

También hay que prestar atención al diseño de la peana, para que no ocupe mucho. Hay fabricantes que tienen monitores que parecen que levitan, por incorporar peanas minimalistas. En este punto, es importante también comprobar que el soporte permite inclinar la pantalla y girarla a nuestro gusto. Y también es recomendable que el monitor sea compatible con el soporte VESA, por si en algún momento queremos anclarlo a la pared. Por último, nos puede interesar que incorpore cámara si hacemos muchas videollamadas o videoconferencias. 

Salud y bolsillo 

Como vamos a estar muchas horas frente a la pantalla, conviene elegir un monitor que emita poca luz azul, que es dañina para la vista. Y que además integre tecnología sin parpadeo, lo que reduce la fatiga visual. La salud es importante. 

Al igual que con el resto de los electrodomésticos, la eficiencia energética es otro asunto clave. Las etiquetas Energy Star o EPEAT nos hablan de un consumo eléctrico reducido. Además, hay modelos que vienen con funciones que reducen el consumo de energía después de un periodo de inactividad del aparato. 

Frecuencia de refresco del monitor

Si también eres gamer, es interesante que el monitor soporte refrescos de 144 Hz. Es algo cada vez más común y lo tienen muchos monitores. A eso se le unen otras cosas, como los sistemas de sincronización vertical (Nvidia con su G-Sync y AMD con Freesync), que es una tecnología gráfica que sincroniza la velocidad de fotogramas de un juego y la velocidad de actualización del monitor.

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Imágenes | Juan I. Cabrera, iStock.com/Jelena Danilovic,

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