Viajar al Tíbet con un móvil en el bolsillo

Francisco José Soriano Campos
Francisco José Soriano Campos

En este momento, escribir que las nuevas tecnologías nos ha cambiado la forma de cualquier aspecto de la vida es muy redundante. Comenzando porque habría que quitar el adjetivo nuevas. ¿Que queremos viajar a la otra parte del mundo?, pues visitamos foros de referencia sobre viajes y leemos opiniones, experiencias y vertemos nuestras dudas. Hecho esto, nos vamos a un comparador de vuelos y buscamos una oferta; ahora tocan los alojamientos, podemos escoger hoteles, hostales o apartamentos turísticos, o el sofá de arguna persona local. Quiero viajar al Tibet, así que dejo un mensaje en el foro de LonelyPlanet y junto un grupillo de otros dos madrileños, una chica de Reus, otra de Sevilla y un último mozo de la misma capital.

Aviso de manera inicial que viajo con una dolencia crónica, aunque desde el punto de vista más estrictamente ético, no tendría por qué, ya que tampoco avisaría de tener el pelo moreno. Todo bien, en caso contrario no me merecería la pena ir con esas personas. Así que finalmente hablamos y organizamos un viaje de tres semanas por Kathmandú, el Tibet y el parque nacional de Bardia(Nepal).

Una vez despegamos, apago el móvil y a partir de aquí tendrá la utilidad de una pequeña tablet. Voy de avanzadilla para preparar la estancia en Kathmandú. Llego un día antes que el resto de mis compañeros y compañeras para dejar listo el alojamiento en esa caótica ciudad.

viajar al tíbet y a la censura preventiva

Bueno, despues de pasar por Doha y retrasarme 8 horas de más en la escala por verme obligado a ser reubicado en otro vuelo, llego a la capital nepalí. Ocupo el hostal reservado, que era incluso peor de lo esperado; pero ya me encargaré de dar con uno bueno… Contacto, vía mensajería instantánea, con el resto de la gente que llegarán en tren desde Agra (India).

Más o menos todos los días, salvando la extraña diferencia horaria de 4 horas y 45 minutos hablo vía whatsapp con la familia. Hasta entrar en Tibet al octavo día, mi uso de la tecnología se limitó a eso y a mostrarle una a una todas las fotos de la cámara digital al militar chino encargado de esta revisión, que se podría llamar censura preventiva (comprueban si las fotos dicen que eres un peligro potencial para la Revolución Cultural China).

en china con un solo yuan

Primer contacto con la tecnología, la tarjeta con la que he sacado dinero hasta ahora unos kilómetros mas abajo ha dejado de funcionar y la otra no es aceptada, con lo que no tengo un solo Yuan. Por suerte tengo todas las comidas, transporte y alojamientos reservados de antemano, por imperativo legal del país de la acupuntura, así que sin problema. Llevo menos de 50 centimos de Yuan encima, pero no pasa nada. Puedo seguir adelante.

Por Whatsapp pido un envío por Western Union al Bank Of China en Lasha y, una vez efectuado, acudo al banco. Después de pelear con la funcionaria, no sale de sus trece y dice que hay que hacer un doble cambio de Euro a Dolar y Dolar a Yuan, que entre comisiones y costes varios de los servicios me haría perder más de la mitad del dinero. Pido que se cancele, a pesar de que recuperar este dinero en España tiene un pequeño recargo.

Esa misma noche cuento todo a través del teléfono y pido que se haga un ingreso en la cuenta corriente de una compañera. La verdad es que no doy crédito de que funcione el WhatsApp, con lo controladas que están las comunicaciones en China y especialmente aquí en la Región Autónoma Tibetana. Es decir, lo que viene a ser el Tibet que hace 60 años ocupó Mao. El año pasado ya pude ver que era imposible acceder, sin jugártela, a Google o Facebook desde Pekín. Así que el comunicarme sin ningún control por mensajería instantánea es un agujero que me parece increible que haya pasado inadvertido a las autoridades.

Algo también curioso es que, a pesar de lo remotos que parecen (y son) estos lugares, no he estado ningún día sin wi-fi.

terminó la aventura

Por desgracia no puedo superar el mayor obstáculo de esta especie de Gymkana budista y me veo obligado a abortar lo que quedaba de vacaciones y regresar en el primer vuelo disponible. Es a lo que me veo obligado cuando me dice mi guía que, a pesar de no haber tenido demasiadas dificultades para entrar con medicamentos, los tengo que dejar todos antes de cruzar la frontera.

Lo que me da rabia es que perdí la excursión que iba a hacer para ver tigres en los bosques del Oeste de Nepal en estado de libertad.

Pena no haber podido utilizar mi smartphone para hacer fotos a esos majestuosos animales.

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