La amnesia a medio plazo de Google

Carlos J. Campo, Periodista, director y fundador de Estrategia del Contenido
Carlos J. Campo, Periodista, director y fundador de Estrategia del Contenido

Échese las manos a la cabeza. Google ha decidido olvidar quién es su empresa y a qué se dedica. O eso es lo que parece que sucede con páginas en Internet con contenido de alta calidad, que aportan autoridad y relevancia a las marcas corporativas, que tuvieron su momento álgido y que hoy sirven de armazón a todo el discurso comunicativo, y que se publicaron antes de 2013.

Esas páginas siguen existiendo. Su contenido es correcto; y también su tecnología. Están correctamente enlazadas, interna y externamente. Funcionan sin motivos objetivos para su olvido, pero parece que Google las ha borrado de su memoria.

Resulta imposible encontrarlas. Ni siquiera buscándolas específicamente, de modo que Google no tuviera otro remedio que ofrecerlas como resultados. Y la situación es muy, muy preocupante porque cuando nos buscan como empresa o institución por aquello que nos define y nos hace singulares, no aparecemos. En lugar de responder con enlaces a nuestras páginas, el buscador responde con sucedáneos de baja calidad o, peor aún, con contenido de nuestros competidores.

google puede borrar lo que usted escribió

Y esto es solo el principio del problema. De estas páginas, cuyo contenido es completo, suficiente y permanente, cuelgan y se puede acceder a las familias y gamas de productos. Incluso es posible que estas páginas tengan un botón de compra online y generen un tráfico notable. Definida una situación tipo, veamos el problema. Google olvida que ha registrado e indexado aquellas páginas que tienen unos cuatro años de antigüedad, cuyos enlaces registran poca actividad independientemente de la autoridad que transmitan y cuya temática limite su capacidad de vender publicidad. Al menos eso es los que se deduce de las opiniones de los expertos que hemos recabado.

Hay otra teoría que indica que la desmemoria obedece al cambio que pretende Google de pasar de las búsquedas a las sugerencias. Es decir, que intentará responder por sí mismo a cualquier pregunta sin ofrecer un destino en una página web. Usará nuestros datos sin nuestro contenido. Pero lo cierto es que ha olvidado el contenido y los datos.

Cuando una página desaparece, se eliminan también todos los atributos de calidad que desde esta se aportaban al valor comunicativo al sitio web. La relevancia y autoridad para todo el dominio, decae.
Si decae la relevancia y autoridad general, el valor individual de las páginas casi inamovibles que definen las líneas de desarrollo se reduce. Como es un contenido que madura y que, aunque es celebrado y reconocido por autoridades en el tema, genera poco tráfico, tarde o temprano será olvidado por Google.

el valor comunicativo de la marca se diluye

En pocos meses, el valor comunicativo de la marca decae. Los productos finales ya no se distinguen de los competidores de menor nivel y de los imitadores. Y la marca se diluye en el océano de enlaces del buscador, que premia el contenido que genera ruido reciente aunque carezca de calidad.

La situación es similar a que alguien le controle la agenda del teléfono móvil y cambie los números cuando busca contactar con alguien. Puede que quien responda se parezca, pero no es con quien usted quiere hablar.

Hay, sin embargo, esperanza. Se ha demostrado que Google arrincona lo olvidado sin borrarlo. Si se genera un poco de ruido en Internet, se restituye temporalmente con todos los atributos. Puesto que las prácticas de SEO no son en absoluto indicadas, porque distorsionarían el mensaje que tanto esfuerzo ha costado y que ha obtenido tanto reconocimiento, las tácticas para la reactivación del contenido tienen que ver con técnicas comunicativas tecnológicas. Entre las primeras se puede generar un tráfico controlado o se pueden incrementar los servicios informativos de la página sin alterar el contenido original. Las segundas requieren apoyo muy especializado y consisten en modificaciones parciales de la programación, tanto de la página como del sitio. Y también tiene que ver con mucha paciencia y capacidad de observación sobre cómo evoluciona Google.

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