Concentrarse y ser eficiente está sobrevalorado: nuestro cerebro necesita distraerse y aburrirse

aburrirse es importanteQueremos ser eficientes y productivos. Es mejor quien más trabaja y más ocupado está. Si te aburres, estás perdido, la sociedad hiperactiva te mirará por encima del hombro. O puede que no. Quizá nos hayamos interpretado mal durante todo este tiempo. No sería de extrañar, nuestro cerebro nos engaña constantemente. Concentrarse en exceso podría ser contraproducente y una serie de estudios dicen haberlo demostrado en los últimos años.

Es cierto, lo de procrastinar se nos da cada vez mejor gracias a las plataformas de vídeo a la carta y a internet. Pero no es nada nuevo. A lo largo de la historia, ha habido grandes defensores y practicantes de la distracción. También han existido quienes han abogado por la productividad y la concentración como herramienta única de progreso.

Alexander Graham Bell, uno de los pioneros en el desarrollo de las comunicaciones telefónicas (aunque el aparato lo inventó primero Antonio Meucci), era de los que creía que había que eliminar las distracciones del proceso creativo. Nikola Tesla opinaba lo contrario. Siempre aseguró que la teoría del campo magnético giratorio (en la que se fundamenta el motor de corriente alterna) se le ocurrió mientras paseaba, distraído, por las calles de Budapest.

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Los obstáculos de la fijación cognitiva

Concentrarse mucho en una idea y desarrollarla hasta el final puede ser muy productivo. Cuando nos enfrentamos a un problema, puede ser la mejor arma para encontrar una solución rápida. Sin embargo, obsesionarse con un objetivo único puede matar la creatividad, pieza clave en el proceso de innovación.

Resulta que nuestro cerebro tiene tendencia a atascarse si lo forzamos demasiado. A meterse en callejones sin salida. Es lo que se conoce como fijación cognitiva. Tenemos la capacidad de concentrarnos mucho, pero a menudo lo hacemos en la primera idea que se nos ocurre, que no tiene por qué ser la mejor. Es más, en entornos colaborativos, este comportamiento puede incluso llevarnos a centrarnos en las ideas de otras personas y bloquear nuestra propia creatividad.

Los beneficios de la multitarea

El temido multitask, que tanto estrés puede generar en el trabajo porque nos distrae de nuestra tarea principal, podría tener sus beneficios a la hora de acabar con esta fijación. Así lo han probado dos estudios recientes de forma independiente. El primero de ellos, desarrollado por los departamentos de gestión y productividad del MIT y de la Columbia Business School, empezó con un simple test de laboratorio.

aburrirse es importante y la multitarea

Los investigadores les pidieron a tres grupos de estudiantes que desarrollasen posibles usos creativos de un ladrillo y un cepillo de dientes. Para cada objeto, disponían de cuatro minutos. A uno de los grupos le permitieron usar los ocho minutos totales para pensar en los dos objetos libremente. A otro, le obligaron a pensar primero en uno y luego en otro, pero le permitieron elegir el orden. Al tercero, le impusieron también un orden en las tareas. Los resultados fueron más innovadores, creativos y útiles en el grupo al que se le permitió la multitarea en total libertad.

El experimento se repitió en condiciones similares, pero centrándose en solucionar problemas concretos. La mitad de los individuos del grupo multitarea resolvió los dos problemas, algo que solo consiguió el 14% de los otros dos grupos. Antes de publicar el estudio, los investigadores llevaron a cabo más experimentos similares y también analizaron cómo las organizaciones y los líderes enfocan los procesos creativos.

Nuestro cerebro nunca está haciendo nada. Aunque pueda parecer que deambula por el mundo sin centrarse en ningún pensamiento, podría estar a punto de crear una idea genial.

El segundo estudio, desarrollado por la Universidad de Educación de Hong Kong y la Carnegie Mellon de Estados Unidos, se centró en cómo el multitask puede mejorar los procesos creativos de los grupos. La investigación partía de la idea de que, a la hora de tomar decisiones o resolver problemas de forma colectiva, las soluciones que se proponen al principio eclipsan la creatividad del grupo. Es decir que, a menudo, trabajar en equipo puede ser muy poco eficiente desde el punto de vista creativo.

De una forma similar al experimento anterior, los grupos de estudiantes fueron obligados a tomar las decisiones de determinada manera, concentrándose en una tarea o cambiando entre varias a su antojo. La innovación y la eficiencia fue mayor en los grupos que alternaban las tareas. Además, cuanto más tiempo se les dejaba para resolver los problemas más clara se volvía la diferencia.

Y el poder del aburrimiento

Si las distracciones están mal vistas, aburrirse ya se relaciona directamente con gente sin ambición ni ganas de trabajar, la vagancia y la falta de éxito. El aburrimiento es asociado con no hacer nada y, casi siempre, con sentimientos y adjetivos negativos. Sin embargo, nuestro cerebro nunca está haciendo nada. Aunque pueda parecer que deambula por el mundo sin centrarse en ningún pensamiento, podría estar a punto de crear una idea genial.

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De nuevo, la idea ha sido refrendada por dos experimentos recientes. El primero, dirigido por dos psicólogos de la Pennsylvania State University, estableció diferentes grupos a los que generó, mediante vídeos, distintos estados, desde el estrés o la concentración hasta el aburrimiento. Después llevó a cabo una serie de test sencillos descubriendo que las respuestas más imaginativas eran las de aquellos cerebros que estaban aburridos.

El segundo paper, publicado por la universidad de Central Lancashire, en Reino Unido, se basaba en dos experimentos. En el primero, un grupo de 80 participantes participó en una actividad aburrida (como leer o copiar la guía telefónica) o una no aburrida seguida de la misma tarea creativa. El segundo experimento involucró a otras 90 personas que desarrollaron diferentes actividades aburridas seguidas de diferentes tareas creativas.

Los investigadores concluyeron que estar en un estado de aburrimiento impulsaba al cerebro a buscar salidas creativas. Innova para salir del agujero de tedio en el que está metido. Así que, cuando nos crucemos con una persona distraída, poco productiva o aburrida, mejor pensárselo dos veces antes de juzgarla. Quizá esté a punto de cambiar el mundo.

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Imágenes | iStock

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