Así es la casa más pequeña del mundo…Y aún no la alquilan en el centro de Madrid

Al precio que se está poniendo el metro cuadrado en las grandes ciudades, quizás la única opción para un alquiler en Madrid asequible sea, pronto, una casa microscópica. Habitable para un ácaro, quizás, pero por lo menos que él tenga un techo bajo el que cobijarse.

La casa microscópica construida por Travis Casagrande, investigador del Centro Canadiense de Microscopía Electrónica de la Universidad McMaster no es, en todo caso, un acto de protesta por la voraz especulación inmobiliaria. Se trata de una peculiar forma de aunar decoración navideña e investigación.

¿casas de gengibre en alquiler en Madrid?

El investigador ha apilado dos decoraciones navideñas ricamente detalladas que, superpuestas, no son más altas que el diámetro de un cabello humano.

casa microscópica

La primera decoración es la casa más pequeña jamás creada, con un tamaño que es la mitad de otra construida por científicos franceses el año pasado. Vamos, una ganga para poner en alquiler en Madrid, a 100 euros la micra cuadrada. Cualquier día, al hilo de la nueva burbuja del ladrillo, la vemos anunciada en Idealista, destacando sus buenas vistas y espacioso salón, o analizada en Zulista, un perfil de Twitter especializado en pesadillas inmobiliarias. Casagrande cortó y grabó su navideña casa de pan de jengibre en silicio, con sus ladrillos y adornos bien definidos. Hasta una bandera de Canadá decora la alfombra de bienvenida.

La pequeña maravilla -o lo que se podría anunciar como espectacular mansión en el centro de Madrid con vistas al mar- descansa, a su vez, sobre una pequeña gorra que adorna la cabeza de un muñeco de nieve que Casagrande hizo con un material utilizado en la investigación de baterías de iones de litio.

La imágenes facilitadas por el investigador muestran cómo, en comparación, un cabello humano parece un tronco de secoya.

Si bien el espíritu de esta casa microscópica levantada sobre el gorro de un muñeco de mieve es festivo, la intención del proyecto -explica Casagrande- es mostrar las capacidades del centro en el que trabaja a usuarios internacionales de los sectores académico e industrial.

También cree el investigador que se diminuta casa contribuirá a despertar vocaciones científicas entre los más pequeños que, a través de la curiosidad que genera su trabajo, pueden interesarse por la investigación.

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