Antonio Fillol, el pintor «inmoral» que retrató la realidad más atroz

Antonio Fillol. EL sátiroAntonio Fillol, que ha sido noticia por la adquisición de su cuadro «El sátiro» por parte del Museo del Prado, reflejó en sus lienzos realidades descarnadas sobre las que el arte había decidido cerrar mayoritariamente los ojos.

En esta obra, de 1906, Antonio Fillol abordó un asunto que resulto inaceptable para el jurado de la Exposición Nacional de ese año, que la consideró «inmoral». La pintura, seguramente inspirada en una noticia real, muestra la rueda de reconocimiento en la que figura el abusador de una niña.

“Se trata de una pintura creada para ser expuesta, valorada y, en su caso, premiada, en la Exposición Nacional de 1906, en la que su autor señaló claramente víctimas, verdugos y funcionarios aburridos, a los que ni siquiera el tratamiento desgarrado de Fillol consigue conmover. El resultado de su denuncia fue la expulsión del certamen madrileño y la exposición de la pintura en un escenario alternativo, como era el Centro Valenciano de Madrid”, explica Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado.

otras obras «incómodas» de antonio fillol

Antonio Fillol se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Ferviente admirador de Joaquín Sorolla, es conocido por su vertiente costumbrista y regionalista, con una amplia galería de tipos y escenas folclóricas. Al Prado pertenecen, además de la recientemente adquirida «El sátiro»,  «La gloria del pueblo», que fue segunda medalla en la Exposición Nacional de 1895, «La defensa de la choza» y «La bestia humana», de inclinación naturalista. 

No es un artista interesado por la representación de la vida moderna, sino que está profundamente identificado con el ámbito popular. Eso sí, cuando aborda su tiempo lo ve desde el punto de vista social. La existencia moderna que Fillol plasma conlleva una consideración política e ideológica.

Esta mezcla entre el interés por lo popular y lo social queda clara en «La rebelde», donde podemos ver a una muchacha que es expulsada por su familia del campamento en el que vive entre increpaciones y evidentes signos de maltrato. En esta composición, que concurrió a la Exposición Nacional de 1915, Fillol alude con gran fuerza emotiva tanto a la violencia contra las mujeres como a la incomprensión por parte de una sociedad patriarcal basada en tradiciones ancestrales –encarnada aquí por el pueblo gitano– de los deseos femeninos de emancipación y autonomía.

"La rebelde", de Antonio Fillol
La rebelde

No desvía la mirada Fillol ante las realidades más crudas. Así, en «La bestia humana», plantea una imagen de la prostitución femenina en la que denuncia la explotación humana y la degradación personal de la víctima. Aunque la crítica reconoció la pintura por su audacia y por su posicionamiento naturalista, el premio académico que recibió Fillol –la segunda medalla en la Exposición Nacional de 1897– no fue acompañado de ninguna recompensa económica pues la obra fue sancionada en el orden moral.

fillol vs sorolla

Se trata de una de las piezas maestras del naturalismo pictórico español del XIX.  Sorolla, que también reflejó en su obra la temática social, había sido el primer pintor español que abordó el tema de la prostitución en Trata de blancas, un cuadro que había pintado en 1895 y llevado a la Exposición Nacional de 1897, compartiendo espacio con Fillol. Pero Sorolla lo había visualizado de manera velada y aceptable, siendo el título el que daba el significado al cuadro, motivo por el que no resultó una obra tan polémica.

Mientras la pintura de Sorolla presenta una fase de transición, y nada se sabe del destino final de las mujeres que viajan; la de Fillol es una fase de acción previa, en un lugar concreto, con personajes que no pertenecen a un sector marginal ni bohemio de la sociedad. No hay desnudos ni actitud indecorosa, pero la iniciada en la prostitución podía ser la mujer o la hija de lo que se consideraba una familia de bien, y el cliente cualquiera de los miembros del jurado, un hombre normal que no pertenece a las clases populares. 

La bestia humana, de Antonio Fillol
La bestia humana

En otra obra, «La defensa de la choza», Antonio Fillol, profundiza en una visión del campesino alejada de los tópicos e idealizaciones. El huertano no es el ser socarrón y feliz del que abusaba la pintura costumbrista, sino una persona acosada y en ocasiones angustiada por su propia situación; unas circunstancias que a veces le llevan hacia situaciones límites que pueden desembocar en el uso de la violencia extrema para defender lo que trabaja. 

La defensa de la choza de Antonio Fillol
La defensa de la choza

La sequía que asoló Valencia entre 1875 y 1879 propició huelgas ante los propietarios por las dificultades para pagar el arriendo. Fillol, como posteriormente Blasco Ibáñez en La Barraca, partieron de la realidad compleja y conflictiva que propiciaba la propiedad de la tierra para crear sus obras.

Las filtraciones de luz por las innumerables rendijas de techo y puertas, acentúan el contraste y la objetividad e imparcialidad fotográfica de la mirada de Fillol.

Nos hallamos, pues, ante un pintor no tan conocido como otros de su tiempo pero que, sin duda, hay que recuperar. La pintura deja de ser un campo de representación neutral para convertirse en manos de Fillol en un arma de beligerancia y denuncia de la hipocresía social.

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