Hemos hablado bastante de la electrificación en el mundo del automóvil pero, evidentemente, no todo son coches, también hay barcos con motor eléctrico.
De hecho, acaban de presentar un barco eléctrico que supone un salto en cuanto a la sostenibilidad en el mundo de la náutica. Se llama Candela C-8 ‘powered by Polestar’ y este “apellido” es de crucial importancia. Y es que anuncia que sus baterías están fabricadas por Polestar, la marca premium de coches eléctricos del grupo Volvo.
Una firma creada para avanzar en la electrificación del sector automovilístico y competir con Tesla. Aunque, como vemos, tiene también intereses en otras áreas relacionadas con la movilidad eléctrica como el mundo de la navegación.
De hecho, la colaboración entre Polestar y Candela, fabricante de embarcaciones eléctricas, ha permitido crear el barco de recreo (lo que solemos denominar una lancha fueraborda) propulsado con electricidad con la mayor autonomía del mundo.
¿Qué autonomía alcanza?
El Candela C-8 ‘powered by Polestar’ tiene un alcance aproximado de 57 millas náuticas (unos 105 Km), a una velocidad de crucero de 22 nudos (algo menos de 41 Km/h). Estos datos suponen, según el fabricante, entre dos y tres veces la autonomía de barcos con motor eléctrico fabricados hasta la fecha.
Además, se acercaría bastante a lo que ofrecen las lanchas de recreo con motores de combustión. De hecho, el barco en cuestión se diseñó pensando en “acabar con la hegemonía de los barcos de combustibles fósiles”.
Según los datos de Agapi, uno de los servicios de barcos compartidos más importante de Europa, el 95 % de las excursiones de un día que realizan sus miembros no va más allá de las 50 millas náuticas, con lo cual el nuevo barco eléctrico tiene autonomía suficiente para no necesitar recarga.
Sea cierto o no, el Candela C-8 utiliza el mismo conjunto de baterías de 69 kWh y la tecnología de carga de corriente continua que el Polestar 2, su primer coche de producción en serie. Un modelo que ha sido recientemente renovado para ofrecer mayor autonomía, hasta 635 kilómetros, y competir de forma directa con el Tesla Model 3.
Electricidad náutica
Del mismo modo que en el mundo del transporte por carretera, el sector de la náutica está viviendo su transición hacia la movilidad eléctrica. El objetivo, lógicamente, es sustituir los motores de combustión por propulsión verde y proteger así el medioambiente, en este caso con especial hincapié en el medio marino.
En la última edición del Salón Náutico de Barcelona, celebrada en octubre pasado, el tema de la electrificación de los barcos volvió a ser protagonista, con diversas charlas y conferencias alrededor del asunto. Y según el director del certamen, Josep Antoni Llopart, en 2022 se dio “un paso adelante en la apuesta del sector por dar a conocer la innovación enfocada hacia la sostenibilidad con el objetivo de estimular la transición ecológica del sector”.
Por supuesto, el salón fue el marco para presentar proyectos diversos de barco eléctrico, como dos pequeñas e innovadores embarcaciones propulsadas con electricidad y que prometen cambiar el placer de navegar gracias a su funcionamiento totalmente silencioso.
Retos para la electrificación
Como en el de los coches, la electricidad naval se enfrenta a diversos problemas para lograr una implantación efectiva y lo suficientemente rápida.
Según cuentan en Naucher, un medio de información del sector, las tres de las claves de la electrificación de este sector son “los astilleros y motorizadores, el público al que van destinados y la Administración en tanto a gestor de las infraestructuras necesarias para alcanzar este proceso de descarbonización del sector náutico”.
Un sector que, afirman, aún es “incipiente y está en plena fase de despegue”. En cuanto a lo primero, como ya hemos contado, son muchas las empresas que ya están manos a la obra para llevar a cabo distintos proyectos.
De momento en su mayoría se trata de pequeñas embarcaciones con autonomía limitada, pero lanzamientos como el Candela C-8 con baterías de Polestar abre nuevos caminos. Además, el hecho de que se recargue a través de corriente continua es también un avance importante.
Y es que, hablando de infraestructuras, uno de los grandes problemas en la implantación del barco eléctrico está en los postes de recarga necesarios. Para poder recargar embarcaciones de pequeño tamaño, la toma que suelen proporcionar los puertos en el amarre suele ser suficiente.
Pero si se trata de barcos más grandes, o para recargas rápidas, se hace necesario utilizar columnas específicas que aún son minoritarias. Por eso, aunque el público potencial cliente de este tipo de vehículos vaya a apreciar el uso de embarcaciones “limpias” y silenciosas, al encontrarse con todos estos problemas, además de precios muy elevados, lógicamente se desanima.
En cualquier caso, es un hecho que la electrificación en el mundo náutico está en marcha y que el barco eléctrico es ya una realidad.
Imágenes | Fotos de Candela, Polestar y SeaBubbles