Byung-Chul Han se pone parrandero y reivindica la esperanza como acto revolucionario

Byung-Chul Han. El espíritu de la esperanzaLos libros del filósofo Byung-Chul Han se han convertido en buen termómetro para detectar las enfermedades que afligen a la sociedad contemporánea. En su nuevo texto revindica, para sorpresa de sus seguidores más aguafiestas, la esperanza.

La elevada producción ensayística de Byung-Chul Han (en cuanto a número de volúmenes, pues estos suelen ser de pocas páginas salpicadas, además, de citas de otros) gira alrededor de las contradicciones del capitalismo y su formulación más extrema, el neoliberalismo. Este ha encontrado nuevas y eficaces herramientas de de explotación, sometimiento y vigilancia en las tecnologías digitales que configuran, en su opinión, un nuevo panóctico. En él ya  «no se tortura, sino que se ponen posts o se tuitea».

«La vigilancia que se identifica con la libertad es muchísimo más eficaz que aquella otra vigilancia que actúa contra la libertad”, dice Byung-Chul Han. En este mundo, cree Han que “el smartphone sustituye a la sala de tortura”. Esta última frase condensa bien las propias contradicciones de un autor que reniega de las redes sociales pero es muy hábil para resumir su pensamiento en frases cortas, muy adecuadas para compartir en redes sociales y contribuir así a la promoción de sus obras.

Agotamiento, fracaso, depresión y autoexplotación son conceptos habituales en las páginas de Byung-Chul Han que en ‘No-cosas. Quiebras del mundo de hoy’, nos avisaba de que nuestro frenesí por estar siempre informados y comunicados nos ha hecho olvidarnos del mundo material que hasta ahora ha dado sentido a nuestra vida.  Hasta ahora, todo era muerte y destrucción para el filosofo de moda.

este no es mi Byung-Chul Han que me lo han cambiado

Con estos antecedentes es difícil no sorprenderse con el nuevo libro del filósofo coreano afincado en Alemania. En «El espíritu de la esperanza» Byung-Chul Han emprende no ya un viraje en su pensamiento, sino una verdadera superación hacia una alentadora visión del hombre. «En el espíritu humano anida la capacidad de hacer fecundo lo más yermo. Precisamente en los escenarios más desoladores el espíritu es capaz de remover ese viento que nos trae aires de esperanza», se puede leer en la reseña del libro que hace la editorial Herder, que ha dado a conocer su obra en España. 

En las 117 páginas de nuevo libro (ya dijimos que no es de escribir mucho) podemos leer que «en un mundo en el que el apocalipsis está de moda y en el que el futuro se mira con temor, vivir con esperanza es un acto casi revolucionario» y nos preguntamos si Han no estará buscando pareja en una de esas aplicaciones que le provocan tanto repelús. Porque, a pesar de la atracción por el abismo que muestra en frases como «cuanto más profunda sea la desesperación, más fuerte será la esperanza», hay que reconocer que se le nota más rumboso de lo habitual.

Byung-Chul Han. El espíritu de la esperanza

Pero no podía ser todo tan bonito y, cuando imaginábamos a Han haciéndose selfies para anunciar a los cuatro vientos su felicidad, vuelve a dar vueltas al molino de la crítica la neoliberalismo. «Experiencias tales como una felicidad muy intensa o un amor apasionado tienen también su polo negativo. Ese polo negativo es el terreno en el que echan raíces y crecen…Nuestra experiencia se ha atrofiado y se ha reducido al «me gusta», tan usado hoy en todas partes, pero totalmente carente de negatividad. El «me gusta» es la fórmula básica del consumo. Las negatividades y las intensidades no encajan con el consumo». Que tendrá -no decimos que no- más razón que un santo laico, pero vaya bajón.

vade retro, cenizos

A pesar de estos pesares, nos hallamos ante el que es, quizás, su libro más optimista. En sus páginas se rebela ante los profetas de los apocalipsis cotidianos. Él, que ha sido señalado como apocalíptico digital. Ver para creer.

«De tantos problemas por resolver y de tantas crisis por gestionar -dice-, la vida se ha reducido a una supervivencia. La jadeante sociedad de la supervivencia se parece a un enfermo que trata por todos los medios de escapar de una muerte que se avecina. En una situación así, solo la esperanza nos permitiría recuperar una vida en la que vivir sea más que sobrevivir. Ella despliega todo un horizonte de sentido, capaz de reanimar y alentar a la vida. Ella nos regala el futuro».

Como vemos, Byung-Chul Han, tras su paso por la sociedad del cansancio, de la vigilancia y la autoexplotación, elige abandonar el camino que lleva a la sociedad de la supervivencia y elige la sociedad de la esperanza como destino. Si queremos acompañarle, nos propone dejar atrás el miedo que considera incompatible con la democracia.

«El miedo puede transformar una sociedad entera en una cárcel, puede ponerla en cuarentena. El miedo solo instala señales de advertencia. La esperanza, en cambio, va dejando indicadores y señalizadores de caminos. La esperanza es la única que nos hace ponernos en camino. Nos brinda sentido y orientación, mientras que el miedo imposibilita la marcha», nos dice con su torpe prosa habitual. 

Pues nos gusta este nuevo Han, nosotros le haríamos «match» en Tinder.

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