París bien vale una misa (Paris vaut bien une messe) es una frase, probablemente apócrifa, atribuida a Enrique de Borbón, el pretendiente protestante al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar. Pues bien, si la frase tiene un ápice de verdad, no es menos cierto que París bien merece, por lo menos, un viaje, y más si es para celebrar los 70 años de la creación de la exclusiva firma de moda Christian Dior. Los apasionados de la moda, del arte y de la belleza en general tienen en el Museo de Artes Decorativas de la capital gala una cita ineludible a la que podrán acudir hasta el próximo 7 de enero.
Esta espectacular exposición invita a los visitantes a un viaje de descubrimiento a través del universo del fundador de la casa Dior y los también ilustres modistos que le sucedieron en la dirección artística de la firma: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y, más recientemente, María Grazia Chiuri.
La selección de más de 300 vestidos de alta costura diseñados entre 1947 y la actualidad tiene un hilo unificador de emociones, historias de vida, afinidades, inspiraciones, creaciones y legados.
christian dioR y su relación con el arte
Junto a los vestidos, la muestra incluye fotografías de moda, así como cientos de documentos, incluyendo ilustraciones, bocetos, imágenes documentales, cartas y notas y documentos de publicidad y accesorios , incluyendo sombreros, joyas, bolsos, zapatos y botellas de perfume. Además, dado que Christian Dior también era un amante del arte y, por ello, en esta exposición sus diseños interactúan con una selección de pinturas, muebles y objetos artísticos en un espacio de casi 3.000 metros cuadrados.
Christian Dior empezó su trayectoria como destacada figura del mundo de la moda del siglo XX, cuando lanzó su colección primavera/verano en 1947 en la que llevó la figura femenina hacia una dirección nueva, relegando al pasado la silueta masculinizada de los años de la guerra.
la mujer flor
Sus vestidos expresaban una feminidad moderna, encarnada por su “mujer flor” , caracterizada por curvas fluidas y un aire a bailarín de ballet clásico. Esta nueva mirada a la figura femenina incluía hombros suaves, bustos acentuados, cintura estrecha y caderas amplificadas por remolinos parecidos a pétalos.
Además, Christian Dior relanzó la industria textil con su insistencia en el uso de grandes franjas de tela, un movimiento controvertido después de los años de escasez bajo la ocupación nazi. Él consiguió insuflar una nueva vida a la tradición de la alta costura, otorgando un papel central a los bordadores y a los artesanos que fabricaban la joyería de traje y los accesorios. Con su trabajo, convirtió a París en la capital de la moda.
Imagen: Claudia Schillinger en Flickr-CC
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