Claytrónica: la materia programable que cambiará nuestras vidas

Imagina que un día te despiertas con el impulso de reformar tu vivienda. Mientras desayunas, entras en un catálogo web personalizado para tu casa, eliges una de las opciones de la muestra y programas la reforma para media mañana. Apenas has salido de casa, la materia programable de esta se pone en marcha. Por seguridad, no hay nadie dentro que pueda verlo. Pero los muebles actuales parecen derretirse y fundirse con el suelo, que gana cierta altura a medida que los objetos desaparecen en él. Pronto, la vivienda queda lisa, a cero, para volver a bullir, esta vez al alza de los nuevos objetos del catálogo. Para cuando has llegado de trabajar, estás en una nueva casa. Reformada mediante claytrónica, la materia programable o polvo inteligente, que cambiará nuestras vidas en el futuro. Todavía quedará mucho para algo así, pero ya se están haciendo esfuerzos en esta línea de investigación.

¿Qué es la claytrónica y qué tiene que ver con los robots?

La claytrónica es campo de estudio que trata de convertir lo anterior en una realidad. Quizá llegue el día en que, usando realidad aumentada y diseño por ordenador, podamos modelar objetos virtuales y ver cómo toman forma delante de nuestros ojos más allá de la impresión 3D.

Las formas simplemente brotarán ante nosotros con las especificaciones de estructura y estilo dadas previamente. Y la misma materia inteligente podría conformar un banco en la calle, la reparación de una acera o el puntal de un edificio. Algo bastante útil para la ciudadanía.

Sin embargo, estamos muy lejos de nada parecido. De momento, la claytrónica trata de apilar robots unos sobre otros, hacer que salten y que adopten formas simples.

En la actualidad, la claytrónica es macroscópica, podemos ver cada una de sus piezas, así como  modular. Podemos coger con la mano cada uno de los robots que forman los objetos, y la variabilidad de estos no es muy elevada.

A pesar de que los robots del vídeo de arriba disponen de millones de configuraciones posibles, es improbable que puedan construir más de un objeto útil. Si es que llegan a hacer uno consistente. De modo que el siguiente paso es pasar de una decena de robots a varios cientos. Y de ahí a miles y millones; algo en lo que la Harvard University lleva trabajando un tiempo.

Claytrónica, nanorrobots y cátomos

A medida que somos capaces de controlar qué es lo que le ocurre a cada uno de los robots o piezas individuales, incluso de un conjunto de varios millones (esto, de momento, solo en simulaciones informáticas), toca reducir el tamaño de los robots. De robots macroscópicos a nanorrobots.

La miniaturización de estos robots a una escala atómica o cercana al átomo es el objetivo. De hecho, la claytrónica actual pretende generar cátomos (computerize atoms o átomos controlados por ordenador) en el futuro. Eso sí, de momento nos conformamos con robots esféricos de unas 200 micras, el grosor de tres cabellos.

claytrónica robots y nanorrobots

¿Qué podremos hacer con la claytrónica?

Es improbable que a día de hoy seamos capaces de predecir las consecuencias en nuestro entorno, cultura o economía de la claytrónica. Inclusive si no se alcanza el tamaño del cátomo y nos quedamos en nanorrobots. O incluso en robots macroscópicos pero funcionales (por ejemplo, robots del tamaño de ladrillos).

Del mismo modo que Internet se pensó para compartir archivos y ha acabado siendo un motor de cambio global, el poder programar la materia tiene un futuro impredecible.

Pero lo que sí podemos es imaginar posibles usos de la claytrónica…

Adiós a las cajas de herramientas

Si un martillo puede transmutarse en un destornillador, y este de nuevo en una llave inglesa… ¿de qué me sirve el tener una enorme caja de herramientas llena de objetos? Es más, podríamos olvidarnos del todo de cualquier tipo de reparación o ajuste de objetos si podemos programarlos desde dentro.

claytrónica polvo inteligente

Construir ciudades en el desierto

No hay ninguna ley física que impida que un número ingente de cátomos se reordenen en minutos para conformar una ciudad donde antes no había nada. Aunque los desiertos estén despoblados de seres humanos, hay toda una biosfera que más de un grupo ambientalista querrá preservar de la locura que sería levantar una ciudad de la noche a la mañana. Sin embargo, la claytrónica de gran envergadura sería más usada en las lunas jovianas o en el gélido Marte que en la Tierra. Precisamente para no arrasar con la vida que nos mantiene vivos a nosotros. Una idea más de la ciencia ficción a la exploración espacial.

Señalética podotáctil para todos

Si no eres invidente es improbable que reconozcas ese nombre, pero seguro que te has percatado de las bandas amarillas y con relieve de los andenes de tren. Si el suelo de las ciudades estuviese construido por cátomos, los invidentes no necesitarían bastón para ser guiados a través de las urbes. Una manera más de usar la tecnología para ayudar a invidentes.

El T-1000

¿Cómo evitar mencionar al terminator de metal líquido que viaja desde el futuro para matar a John Connor? Probablemente la aplicación del cátomo más conocida en la gran pantalla, aunque fuera de Hollywood no tenga mucha utilidad.

A pesar de llevar sobre el terreno un par de décadas, la claytrónica está empezando. El control de miles de robots que trabajen al unísono todavía es un reto de potencia de cálculo y optimización de recursos que no hemos solucionado. Como tampoco sabemos muy bien cómo pasar los robots grandes a escala nano.

Sin embargo, el haber conseguido miniaturizar lo que en su día parecía imposible nos da esperanzas para el futuro. Quizá no podamos predecir el futuro, pero con la tecnología de los cátomos podremos, literalmente, construirlo como deseemos.

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Imágenes | iStock/Ket4up, iStock/Ket4up, iStock/Ket4up

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