En la Facultad nos han enseñado a comunicar publicando para mucha gente. Y eso, en la comunicación corporativa desintermediada ha dejado de funcionar, si es que alguna vez lo hizo.
Llegar a más individuos no significa haber establecido una comunicación con esas personas. De hecho, llegar a un único individuo nunca significa que automáticamente consuma nuestro mensaje. Y nuestro objetivo es comunicar realmente, aunque sea con muy poquitos.
Reconocer que más contactos no es más consumo de información es un cambio trascendental, porque sin comunicación no hay oportunidad de convencimiento. Jamás lograremos que el receptor de nuestros mensajes cambie su percepción de la realidad, modifique sus actitudes o se comporte como nuestra organización desea.
Ya podemos publicar lo indecible. Bombardear al sujeto con nuestro contenido, atosigarlo con nuestras entradas en redes sociales, perseguirlo con nuestra publicidad. Pero, si no comunicamos, nada. Nuestra eficacia será 0. Nuestra rentabilidad: 0.
El primer paso para comunicar corporativamente con contenidos y de forma real es abandonar lo que queremos decir. Hay que decir lo que la audiencia quiere que le digamos en ese momento preciso en el que consume nuestro mensaje y que, por supuesto, podemos decirle.
Solo si hay interés, hay consumo del mensaje. La audiencia se pone al alcance de nuestra mano.
Eso implica que dejamos de operar con públicos, con stakeholders y con los arquetipos de persona en marketing. Vamos a dirigirnos a esferas de audiencia; múltiples, yuxtapuestas y, a veces, minúsculas, pero siempre eficaces.
Con estos cambios de fondo, nos introducimos en la Estrategia de Contenidos, una disciplina de los estudios de Comunicación con titulación oficial en la Unión Europea —evítese toda confusión con el marketing de contenidos y el branded content—. Desarrollarla es un cambio de mentalidad y de forma de trabajar.
comunicar de forma sencilla y rentable
Nuestro empeño es comunicar mejor en cualquier canal, analógico o digital. O en todos al mismo tiempo, de forma sincronizada. Y construimos mensajes que guardan una armonía entre sí y que aplican los fundamentos teóricos de la Comunicación para convencer a los destinatarios.
Si somos capaces de convencer, alcanzaremos mejor todos nuestros objetivos empresariales y comunicativos. Y lo haremos más rápidamente, de una forma más sencilla y, consiguientemente, más rentable.
La clave está en la metodología que mantiene el sistema comunicativo de contenidos en equilibrio. Por lo tanto, en las decisiones que los responsables de contenidos adoptan continuamente.
Conocer cómo las teorías de la comunicación sustentan el éxito de nuestro contenido es fundamental para anticipar los efectos en el convencimiento del destinatario. Y para eliminar las actividades corporativas con contenido que son intuitivas, la imitación de los competidores o la experimentación con mensajes A y B. Sabiendo los mecanismos comunicativos del contenido nos ahorramos todo eso y somos más eficaces. Y sostenibles económicamente.
Para aprender sobre todas estas cuestiones y, por lo tanto, para aprender a tomar las decisiones adecuadas cuando se comunica con contenido corporativo, acabo de publicar Contenido para convencer. Curso general de Estrategia de Contenidos. Es un volumen que repasa los conceptos generales, las teorías de la comunicación aplicables, la metodología estratégica y sus herramientas, y la vertiente económica del contenido.
Toda la obra está trufada de ejemplos y casos reales que ilustran la aplicación de las teorías y los procedimientos en la toma de decisiones sobre el contenido corporativo. Para comunicar bien a pocos. Y convencerlos.