Cada vez oímos hablar más y más sobre Design Thinking y la cultura del diseño como la palanca que hace posible la aparición de experiencias, productos, marcas y modelos de negocio que están revolucionando los albores del siglo XXI. ¿Qué tienen en común el iPhone, Uber, Airbnb, Instagram, Snapchat , Spotify o Nest? Son todas innovaciones digitales creadas bajo este enfoque, que están cambiando el mundo y que no existían hace 10 años.
¿Tienes curiosidad en conocer en qué consiste esta pócima mágica? Voy a tratar de sintetizarlo a partir de mi experiencia y la de un gran equipo de profesionales que se mueve día a día en este campo.
Empecemos con el consejo de un genio: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” (Albert Einstein)
Design Thinking es conexión
Si tuviera que definir el pensamiento de diseño en una palabra, sería conexión.
- Conecta el pensamiento creativo y el analítico
Como individuo/persona/profesional, adentrarte en el pensamiento sistémico del diseño implica que estás dispuesto a conectar tus dos hemisferios cerebrales. Vas a poner a trabajar tu lado analítico, lógico y racional, a la vez que despiertas tu esencia creativa, artística y emocional. En un mundo cada vez más complejo y cambiante, el pensamiento deductivo lineal ya no es suficiente para resolver los problemas o retos actuales. Dejar emerger nuevos flujos de pensamiento basamos en la intuición, el pensamiento crítico y la creatividad son claves para descubrir y desarrollarnos en los nuevos paradigmas.
- Conecta productos y servicios con las necesidades reales de los usuarios
El enfoque Design Thinking empieza empatizando con las personas. Antes de entrar en el modo ejecutor, observa, escucha y aprende primero cómo se comportan y utilizan las personas los productos. Los datos son necesarios, pero conocer de verdad qué quieren los usuarios y por qué lo quieren, es la mejor vía para conectar productos y servicios con las necesidades reales del mercado. Entender exactamente lo que motiva a las personas y lo que les molesta nos permite pasar a la acción y crear las mejores experiencias.
- Conecta personas y conocimiento multidisciplinar
A partir de ese conocimiento, el verdadero reto del diseño es crear experiencias, productos o modelos deseados por el cliente, viables técnicamente y rentables económicamente. Por tanto es imprescindible el trabajo colaborativo de un equipo diverso y generoso (marketers, etnógrafos/investigadores, técnicos, diseñadores, ventas y servicio al cliente, desarrolladores, …) que conecte conocimiento multidisciplinar sobre el cliente, el mercado y la tecnología, para encontrar ideas y soluciones diferentes que logren crear un producto final sorprendente. Un feedback constante con el usuario además nos ayuda a saber rápidamente si tiene sentido o no. Design Thinking es diseñar para y con los usuarios.
Design Thinking es un sano deporte de equipo
Conocemos ya a los jugadores. Veamos cuales son las reglas del juego:
Fase 1: EMPATIZAR
Practicar Design Thinking rejuvenece, pues implica salir de la oficina para convertirnos en auténticos investigadores del comportamiento humano y conseguir una profunda comprensión de las necesidades de los usuarios implicados en la solución que estemos desarrollando, y también de su entorno. Ponernos en la piel de esas personas nos ayudará a generar soluciones consecuentes con sus realidades. También es clave estar a la última en tendencias sociales, tecnológicas y económicas/de mercado.
Fase 2: DEFINIR
Para definir el reto tenemos que entender la dimensión estratégica con la que nos enfrentamos (nuevo negocio, línea de productos/servicios, un producto). Sintetizar el conocimiento generado hasta ahora nos abre las puertas de nuevas e interesantes perspectivas. Identificar donde están los problemas y entenderlos nos permitirá estructurar las oportunidades sobre las que crear soluciones innovadoras.
Fase 3: IDEAR
Es el momento de idear y desarrollar soluciones. Hay diversas técnicas de generación de ideas, desde el replanteamiento de hipótesis (what if), la generación de relaciones forzadas (hibridación), la construcción de metáforas… El objetivo es generar un sinfín de opciones, dando rienda suelta al pensamiento expansivo y eliminando los juicios de valor. A veces, las ideas más estrambóticas son las que generan soluciones visionarias. “No mates la idea”
Fase 4: PROTOTIPAR
Pero una idea sin ejecución no vale nada. Prototipar en diseño consiste en materializar las ideas. Un prototipo puede ser un dibujo, un modelo o una caja de cartón. Es una forma de definir y de transmitir una idea rápidamente; de crear un nexo de comunicación y discusión. Que las ideas sean palpables nos ayuda a visualizar las posibles soluciones, poniendo de manifiesto elementos que debemos mejorar o refinar.
Fase 5: TESTEAR
Es el momento en el que probamos nuestros prototipos con los usuarios. Esta fase empírica de validación es la clave para poder identificar fallos a resolver, mejoras significativas o posibles carencias. Entramos en un ciclo de iteraciones de ideación/prototipado y test que nos permitirá evolucionar nuestra idea hasta convertirla en la solución que estábamos buscando.
Podemos decir que Design Thinking adelgaza, pues el resultado de este proceso iterativo es una solución mínima viable que cubre las necesidades de los usuarios. En lugar de construir enormes productos elefantes que quedan obsoletos antes incluso de finalizar su largo desarrollo, generamos productos/servicios/experiencias sencillas que nos permiten, a un menor coste, llegar antes al mercado. Pero lo más importante del Producto Viable Mínimo es que permite al equipo recolectar la máxima cantidad de conocimiento validado sobre clientes con el menor esfuerzo posible. Así nuestra solución irá creciendo en función de la respuesta de los usuarios y habremos ganado además de en velocidad, en puntería.
el desiGN thinking es una cuestión de supervivencia
Hoy en día este pensamiento de diseño está guiando la innovación en innumerables mercados (Banca, Retail, Biotecnología, Sanidad, …), permitiendo a las empresas lanzar servicios y experiencias ajustadas a las necesidades de los usuarios en el momento adecuado. Desde los emprendedores hasta las grandes corporaciones están asumiendo que este nuevo enfoque, antes innovador, es ahora una cuestión de supervivencia.
En empresas como Orange ya estamos dando pasos hacia esta cultura del pensamiento de diseño. Tenemos experiencias como Mi Orange, la app que usan ya nuestros clientes. Otros retos apasionantes en los que estamos trabajando ya están orientados a las pymes o a mejorar la propia experiencia de los empleados.
participación ciudadana y educación
Pero más allá del mundo de los negocios, el Design Thinking está cada día más presente en campos como la participación ciudadana o acompañando la revolución de la Educación, ya que al fin y al cabo, nos ayuda a navegar por el nuevo mundo desarrollando habilidades como:
- Aprender y explorar continuamente (entender un problema, saber preguntar, hacer mapas mentales, ejercitar los dos lados del cerebro,…)
- Fomentar la creatividad (generar ideas rápidamente, buscar patrones y conexiones, crear una visión personal o de negocio, salir fuera de la caja y poder cuestionar tabús con soluciones creativas)
- Tomar decisiones y comunicar (organizar la información y compartir ideas con los demás)
- Generar entusiasmo, participación y contribución de todos
En definitiva, Design Thinking es una forma holística de resolver problemas y crear innovaciones capaces de cambiar el mundo.
Si os ha picado el gusanillo y queréis profundizar sobre Design Thinking, aquí os dejo algunos enlaces:
– Experiences in Visual Thinking de Robert H.McKim, libro que supuso un verdadero boom en los años 70
– Los trabajos posteriores en la Universidad de Stanford de Rolf Faste
– Recursos de diseño e innovación que desarrollan Tim Brown y David Kelley en IDEO
– Las Big4 describen ya también la Cultura del diseño, Mckinsey
– «The Lean Startup» Eric Ries, quien popularizó el concepto de Producto Mínimo Viable
Y mucho más contenido en mi timeline 😉 @pat_acostasoler
Imagen: Pixabay