Tendencias digitales: ¿Qué ha cambiado en el público, el contenido y las marcas?

Diego Rivera
Diego Rivera, Director de Estrategia y Creatividad en Best Relations

En alguna ocasión me han preguntado qué se necesita para ser creativo y la respuesta suele comenzar de la misma manera: hay que salir más a caminar y observar a la gente. Esta debería ser una tarea constante en nuestras agendas. Cuando uno dedica tiempo a curiosear, puede descubrir pequeños gestos indicativos de que algo está cambiando. Por ejemplo, ¿qué hacen todas esas personas con el móvil en posición horizontal, pegado a la oreja (o a los labios) si es una postura antinatural? Es un comportamiento generalizado para escuchar (o enviar) notas de voz a través de WhatsApp. ¿Por qué lo hacemos? ¿Porque tenemos las manos ocupadas? ¿Porque es más rápido que escribir un texto? Sea cual sea el motivo, te puedo asegurar que los ingenieros no tenían previsto ese comportamiento a la hora de diseñar los dispositivos.

Observar permite detectar tendencias y, como consecuencia, predecir qué puede cambiar en tecnología, en la forma de actuar de la gente o en la manera en la que deberíamos comunicar un producto. Y la pregunta es ¿qué está cambiando en el público, en el marketing de contenidos y en el ámbito de las marcas? Hemos salido a »caminar» y estas son algunas de las conclusiones a las que hemos llegado.

¿Qué está cambiando en el público, en el marketing de contenidos y en el ámbito de las marcas?

nuevas tendencias en el Público

Estamos en la era post-sociodemográfica, donde no importan tanto la edad, el sexo o la ciudad de residencia como los gustos, intereses y pasiones del público. Por ejemplo, si queremos vender camisetas de Fernando Alonso en redes sociales, Facebook nos da la posibilidad de segmentar la campaña para que nuestro anuncio sólo lo vean aficionados a la Fórmula 1 en general y fans de Alonso en particular. En este contexto, hemos descubierto una nueva generación de personas cuyo denominador común es su comportamiento a la hora de consumir, compartir e interactuar con el contenido. Es la Generación Hit, millones de personas que se relacionan con el contenido de manera superficial, rápida y efímera. Pasan de un tuit a otro, de un vídeo a un GIF o de una noticia a un meme como si de una lista de grandes éxitos se tratara, quedándose en la superficialidad de las cosas.

La ‘Generación Hit’: Millones de personas que se relacionan con el contenido de manera superficial, rápida y efímera

También hemos descubierto que no todos jugamos un papel activo en redes sociales. Frente al ‘prosumer’ (producer + consumer), ese consumidor activo que participa en la construcción social de la marca, que aporta su opinión cuando prueba un producto y recomienda restaurantes según su experiencia, nos encontramos al ‘obsumer’ (observer + consumer), individuos con una presencia pasiva en redes sociales que practican el voyerismo digital. En paralelo, comienza a ser tendencia entre todos los públicos digitales una demanda de actitudes y redes sociales más reales.

Pero no todas las nuevas tendencias está ahí fuera. ¿Qué pasa con el público interno, con los empleados, con los embajadores de marca? Cada vez se habla más de ‘ingagement’, es decir, de ‘engagement’ con el público interno. Y los pilares del ‘ingagement’ son tres: fomentar la escucha online del empleado, potenciar la innovación desde la creación colectiva y trabajar la participación interna.

cambios en el contenido

Internet ha modificado nuestra forma de entender el mundo y acercarnos a la actualidad. Las personas y las marcas se convierten en medios de comunicación. Este boom de contenidos está generando un nuevo fenómeno no tan positivo: la desinformación global. ¡Cuidado!, porque damos por cierta la información cuando ha sido compartida miles de veces en redes sociales. Hace no tanto tiempo, eran los medios los que decidían qué era actualidad. Ahora son algoritmos tecnológicos los que predicen qué información te podría interesar, en función de tus gustos y comportamientos. En otras palabras, ya no importa tanto la cronología de los acontecimientos como su trascendencia social.

Ahora son algoritmos tecnológicos los que predicen qué información te podría interesar, en función de tus gustos y comportamientos

Por otro lado, el contenido está sujeto a un mecanismo regulatorio de autocensura. Lo políticamente correcto se ha instalado en nuestros muros, en nuestras declaraciones a los medios de comunicación y en nuestra vida pública hasta el punto de traspasar la esfera personal y convertirse en un radar social, un dedo acusador de todo aquello que no es homogéneo y previsible. No solo aplicamos la autocensura hacia dentro, sino que detectamos, recriminamos y señalamos públicamente a aquellas personas o entidades que se muestran más sinceras, creativas o simplemente auténticas.

la transformación de las marcas

¿Qué es lo primero que debería mostrar una marca en internet? Atentos porque uno de los motivos más comunes por los que se busca una marca en Google es identificar el contacto de atención al cliente y, de esta forma, resolver un problema de manera urgente. Sin embargo, las empresas enfocan el posicionamiento en buscadores a producto y conversiones, dando la espalda a aquellos usuarios que necesitan una respuesta rápida. ¿Y qué ocurre cuando elevamos el tiempo de resolución de un conflicto? Que se incrementan las posibilidades de trasladar el problema a otros ámbitos, como las redes sociales. Algunas compañías se han dado cuenta del problema y han comenzado a trabajar el SEO orientado a la atención al cliente, con el fin de mejorar la experiencia de marca basada en el servicio postventa y minimizar potenciales riesgos.

La verdadera transformación no comienza en la tecnología, sino en la cultura digital de las organizaciones

¡Menos transformación digital y más cultura digital! Invertir en dispositivos y herramientas tecnológicas no convierte a las compañías en digitales. En los últimos años, hemos realizado grandes esfuerzos por digitalizar marcas, departamentos, procesos y servicios, olvidando que la verdadera transformación no comienza en la tecnología, sino en la cultura digital de las organizaciones. Una vez más, los cambios nos recuerdan que debemos poner en el centro a las personas.

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