Enrique Varela es el presidente de Funteso, Fundación Tecnología Social. Se trata de una organización que, entre otras cosas, trabaja para la mejora de la accesibilidad y usabilidad de la tecnología. Para que esta contribuya a cerrar la brecha de la exclusión a grupos en situación de riesgo de marginación, como mayores o discapacitados.
En momentos de pico de actividad, la fundación puede reunir hasta 50 personas que se organizan por proyectos. El 90% de sus ingresos vienen de fondos europeos y el resto de aportaciones de empresas y particulares. En marzo, Funteso organizó la Cumbre de la Responsabilidad Social Tecnológica, donde se pudieron ver iniciativas de la administración o de las empresas para empoderar a todos los ciudadanos y empleados, con el objetivo de no dejar a nadie detrás. En esta entrevista, Varela, que es invidente, llama la atención sobre lo que se está haciendo en este terreno, pero también sobre el largo camino que queda por recorrer para tener una tecnología verdaderamente integradora.
– ¿Qué es Funteso y cuáles son sus objetivos?
Funteso viene de Fundación Tecnología Social. Somos emprendedores sociales que queremos mejorar la calidad de vida de las personas. De todas las herramientas que hay en el mundo para intentarlo, que son muchas, hemos elegido la caja de herramientas que son las tecnologías. Pero cuando hablo de tecnologías, no solo hay que pensar en internet o las TIC, sino también la ecología, el reciclaje, las energías renovables, así como objetos y tecnologías de la vida diaria: desde la lavadora hasta el carrito de la compra. Nuestra visión es “tecnología para la vida”.
“Hay un sistemático incumplimiento de la legislación sobre accesibilidad y usabilidad de la tecnología”
– ¿Cuáles son los problemas más significativos que encontramos para dar con una tecnología que efectivamente sea un factor integrador e igualitario?
La industria tecnológica piensa, como destinatarios de sus productos, en un conjunto de seres que no existen: varones o hembras perfectos, caucásicos, físicamente perfectos según los cánones actuales, sanos… En fin, en un grupo de personas que casi no existen porque a todos «nos pasa algo».
Por tanto, todos los días nos arrodillamos ante la lavadora para meter pieza a pieza la ropa o escribimos en un teclado Qwerty diseñado para los 10 dedos, pero lo hacemos con los dos pulgares… Los diseñadores creen que somos perfectos y, en realidad, somos muy diversos. Este sería el primero de los dos problemas principales que veo.
El segundo sería el sistemático incumplimiento (que no solo se da en España) de la legislación al respecto de la accesibilidad y de la usabilidad de la tecnología. Las leyes no se cumplen y “no pasa nada”.
Y aquí sí podemos citar a España como uno de los paradigmas. Hace muchos años, por ejemplo, que se ha legislado que todos los sitios web que ofrecen servicios públicos, empezando por la Administración, deben construir estos sitios en formato accesible para todas las personas. Pues bien, empezando por la Administración, se utilizan lenguajes administrativos no fácilmente comprensibles o se limitan los usos de certificados a ciertos sistemas operativos y/o navegadores (discriminando a las personas por su condición tecnológica), entre otras cosas.
El drama es que ahora ya no se puede comunicar con la Administración en general si no es por medios digitales, y esos medios no son accesibles ni usables, por ejemplo, para mi madre y tantas otras madres, padres y abuelos, o para personas que no estén formadas en la navegación por internet.
En consecuencia, es necesario hackear estereotipos y conseguir que la tecnología esté centrada en la persona. Con esto se crea riqueza, puesto que el que produce tecnologías tiene un grupo más numeroso de clientes más fieles y eso es negocio, pero, además, cubre un aspecto ético y/o moral, al contribuir a la mejora de la vida de las personas, y eso es riqueza. Y ese es el trabajo diario de Funteso.
“A las personas se les obliga a utilizar un conjunto de tecnologías para las que no están preparadas”
– ¿Cuáles son las brechas más importantes que sufre este país en materia de acceso a la tecnología? En otras palabras, ¿en qué aspectos se evidencia más la famosa brecha digital?
Me he adelantado un poco en la respuesta anterior. Básicamente, a las personas se les obliga a utilizar un conjunto de tecnologías para las que no están preparadas. Y seguimos sin tener en cuenta a las personas cuando diseñamos tecnologías y/o servicios basados en ellas. Los tecnólogos somos los auténticos responsables de la brecha y luego pedimos fondos para resolverla.
Y realmente no es tan difícil hacerlo bien. Hace ya más de 30 años, Vinton Cerf, que trabajó con Tim Berners-Lee en la creación de la web y otros protocolos alrededor de internet, sugirió una de las mejores metáforas tecnológicas que se han hecho nunca a mi juicio: el correo electrónico.
¿Para qué? Para que nadie se ocupase de tecnicismos y todos entendieran el proceso de mandar un mensaje, como toda la vida habían hecho con las cartas. Ya luego, WhatsApp y otras mensajerías tuvieron el camino hecho. Y por eso la gente mayor usa mucho el e-mail y los chats. Hay que tener mente abierta y aplicar el sentido común.
– ¿Cuáles son, en su opinión, las tecnologías que más han hecho en los últimos años por la integración social y la igualdad, y para superar las brechas digitales?
Hay muchas y las dividiría en dos grupos: las que solucionan problemas de personas con, digamos, “necesidades especiales”, que, en mi opinión, somos casi todos; y las que, siendo pensadas para personas perfectas, resulta que han servido para solventar problemas o potenciar capacidades de personas que no tenían tecnologías que les ayudasen.
Entre las primeras, podría citarle el teléfono, que en origen fue un invento para comunicar con facilidad a personas hipoacúsicas (que han perdido capacidad auditiva). O la síntesis de voz, que fue pensada para personas ciegas, acabó dando lugar a Siri o Alexa.
En el segundo grupo citaría, por ejemplo, los auriculares de transmisión ósea, que fueron creados para que los runners oyesen el claxon de los coches y evitaran accidentes, y a las personas ciegas les viene perfecto para poder circular por la calle escuchando instrucciones de sus apps porque su oído queda libre y tienen dos canales adicionales más.
“La síntesis de voz, que fue pensada para personas ciegas, acabó dando lugar a Siri o Alexa”
– ¿No cree que, en general, en la mente de la industria tecnológica falta una aproximación ética y humanista, y se impone el interés económico y el cortoplacismo de los resultados en Bolsa?
Hasta ahora ha ido siendo así, pero puedo asegurarle que esto está cambiando. No vamos a vivir en un mundo desinteresado y altruista cien por cien. Pero la industria se da cuenta de que pensar en la diversidad abre los mercados, y los inversores, incluso los grandes fondos de inversión en tecnología, están valorando más los emprendimientos que contemplan aspectos sociales. Estamos tardando, pero lo social empieza a estar de moda y será una moda imparable. Convencerá a la industria de los beneficios que aporta la diversidad.
– Ustedes celebran eventos habitualmente en los que reúnen a empresarios, emprendedores, desarrolladores, diseñadores, instituciones y usuarios finales. El último tuvo lugar en Madrid a finales de marzo. Se llamó la Cumbre de la Responsabilidad Social Tecnológica. ¿Qué es lo más interesante de lo que allí se pudo ver y oír?
El #erst2019, el Encuentro sobre responsabilidad social tecnológica, verdadera cumbre de la tecnología social, se celebra cada año, y este último ha estado dedicado a «cambiar el mundo con tecnología responsable». El interés del encuentro está precisamente en enseñar a otros productores cómo lo de ser responsables tecnológicamente les aporta más beneficios económicos y morales. Pero destacaría principalmente las sesiones demostradoras de cómo mejora la Administración aplicando estos principios o de cómo mejora la empresa tradicional con tecnologías responsables, o cómo la tecnología orientada a la persona hace que esta participe y se empodere.
“La industria tecnológica se da cuenta de que pensar en la diversidad abre los mercados”
– ¿Cómo está el sector de la tecnología social en España? ¿Hay mucha conciencia en la sociedad y en el empresariado de que la tecnología debe ser respetuosa e inclusiva?
Aquí tengo que ser un poco pesimista. Realmente no veo nada bien el panorama en España. Algunas entidades que se dedicaban a trabajar en este ámbito han desaparecido y realmente, solo conozco a Funteso como entidad totalmente independiente, que estemos haciendo de Pepito Grillo activo en el ámbito de la #InclusiveTech. Afortunadamente se vislumbra la luz al final del túnel y en mi opinión empieza a haber un movimiento totalmente innovador e independiente en este sentido.
– Dígame uno o dos proyectos de integración interesantes que ahora se están llevando a cabo en este país a través de la tecnología.
Uno es Comunicados, una lengua de signos que facilita a las personas sordas signantes (que se comunican por signos) un servicio de comunicación en cualquier momento. Es una verdadera revolución en este campo. Hasta ahora estas personas dependían totalmente de servicios muy puntuales, caros y escasos. Con esta iniciativa, cualquier persona puede tener un intérprete gracias a la videoconferencia activa.
El otro es Insuit, un servicio de herramientas de apoyo a todo tipo de personas para navegar por Internet, independientemente de su condición física. Es una herramienta muy sencilla de instalar (puede verla en nuestra web), y pone a disposición de las personas una serie de herramientas que le facilitan la comprensión y la navegación, sin tener que instalar equipos especiales adicionales como ratones especiales, pulsadores, etc.
– ¿Se promueve lo suficiente desde la Administración pública el desarrollo de una tecnología que iguale y tenga en cuenta los problemas de adaptación de los discapacitados?
Primero tengo que aclararle que Funteso no somos una organización de la discapacidad. De hecho ni concebimos el término como tal. Todas las personas tenemos capacidades diversas. Dicho esto, no creo que en este país se potencie especialmente la tecnología en favor de las personas.
Es cierto también que en el empresariado hay todavía mucha inercia de “Alicia en el país de las subvenciones”, y el pensamiento de que si hago algo para los discapacitados, alguien me tiene que compensar. Malas costumbres provenientes del modelo médico imperante donde se trata al discapacitado como enfermo.
Esto es algo que probablemente la crisis haya corregido (algo bueno tenía que tener), y en consecuencia la industria debe entender que la tecnología pensada para las personas es en general más rentable.
En cuanto al término “igualar” de su pregunta, no me siento identificado del todo con él, aunque creo entender qué hay debajo. Vivo a gusto en un mundo de diversidad, donde todos tenemos peculiaridades, y donde una tecnología moderna y que se precie debe potenciarnos a todos.
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Imágenes | Fundación Funteso