Se llama «escarabajo diabólico acorazado» (Phloeodes diabolicus) y su exoesqueleto está siendo estudiado para mejorar la resistencia de materiales utilizados en la construcción y en la ingeniería, y en especial, en la aeronáutica.
Nature los investigadores que analizan el recubrimiento de esta especie de coleóptero que habita en la costa occidental de América del Norte, “este escarabajo tiene una notable capacidad para soportar aplastamientos y perforaciones de los ataques de depredadores, e incluso de resistir a atropellos de automóviles”.
Según explican enComo pudieron comprobar los científicos al comprimir al insecto, su cuerpo puede soportar sin fracturarse una presión máxima de 169 newtons, “39.000 veces su peso corporal y significativamente mayor a la fuerza que un humano adulto puede generar presionando el pulgar y el índice juntos”.
un escarabajo que es un rompecabezas
¿Y cómo se explica esta dureza? Al realizar cortes transversales en los insectos, los autores observaron una serie de juntas en forma de rompecabezas entrelazadas en el medio de los élitros. Estos son cada una de las alas rígidas que recubren a modo de estuche las alas más ligeras de este tipo de insectos, como el “caparazón’ rojo” de las mariquitas.
Los expertos reprodujeron estos conectores, con geometrías y bioestructuras similares, y el resultado fue que “los compuestos inspirados por el escarabajo acorazado diabólico muestran un beneficio inmediato sobre estructuras similares, en forma de gancho, utilizadas en la aviación, ya que les proporciona una mayor fuerza y un aumento sustancial de la resistencia”.
La razón de que determinadas especies hayan desarrollado un cuerpo tan duro se encuentra en la evolución a partir de sus antepasados voladores, que les llevó a perder agilidad a cambio de obtener un exoesqueleto más robusto y multifuncional que les permitiera tanto almacenar mejor el agua como protegerse de los depredadores. Esta modificación se produjo a base de fusionar y densificar sus élitros.
la naturaleza, inspiración para la ciencia
No es, ni mucho menos, la primera vez que la naturaleza inspira a los científicos a la hora de desarrollar nuevos materiales. Así, por ejemplo, la mandíbula de un gusano marino llamado Nereis ha servido de inspiración para crear un material con la capacidad de ser flexible o rígido a conveniencia. El nuevo material podrá tener distintas aplicaciones, como la creación de dispositivos que funcionen como músculos para los llamados robots blandos, que están hechos de polímeros.
Otro caso es el de Octobot, el primer robot hecho íntegramente con materiales blandos capaz de moverse sin necesidad de baterías ni cables. El nuevo dispositivo, con forma de pulpo, ha sido fabricado con litografía blanda e impresión 3D, y es totalmente autónomo.