El primer exoesqueleto pediátrico es español y necesita financiación

ATLAS es el primer exoesqueleto pediátrico del mundo diseñado para que niños y niñas de entre 3 y 14 años con graves problemas de movilidad se puedan levantar de su silla de ruedas y caminar. La creadora de este dispositivo es Elena García Armada, investigadora del Centro de Automática y Robótica (CAR) del CSIC y fundadora de la empresa Marsi Bionics quien explica a SINC que, a pesar de los buenos resultados obtenidos hasta ahora con ATLAS, hace falta más financiación para seguir investigando y lanzar el exoesqueleto al mercado.

El modelo ATLAS 2020, una evolución del primer prototipo, está fabricado con aluminio y tiene un peso de doce kilos, que el niño no nota porque se descarga en el suelo. Consiste en unos largos soportes, llamados órtesis, que se ajustan y adaptan a las piernas y al tronco. En las articulaciones, una serie de motores imitan el funcionamiento del músculo y aportan al niño la fuerza que le falta para mantenerse en pie y caminar. El sistema lo completan una serie de sensores, un controlador de movimiento y baterías de litio recargables con cinco horas de autonomía.

Un exoesqueleto para mejor la calidad de vida

En el mundo, 60 millones de personas han perdido la capacidad de caminar y 17 millones son niños afectados por enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida o lesión medular. Desde el momento en el que pierden la capacidad de caminar, sufren una degeneración fisiológica y psicológica que condiciona su calidad de vida y su esperanza de vida. Los especialistas coinciden en que mantener la capacidad de andar es clave para el tratamiento de su enfermedad y conllevaría una mejora significativa de su calidad de vida.

El exoesqueleto ATLAS fue probado en 2016 y 2017 con diez niños, entre cuatro y once años, afectados atrofia muscular espinal. Esta enfermedad, que en España afecta a uno de cada 10.000 bebés, ocasiona que los músculos estén cada vez más débiles, debido a la muerte de las motoneuronas.

sustentar la espalda

Los niños con AM tipo 2, con los que nosotros hemos trabajado, no llegan a andar nunca y los efectos de esto sobre su salud son drásticos hasta el punto de que se produce una escoliosis tremenda, debido a que los músculos torácicos no se tonifican lo suficiente y no son capaces de sustentar la espalda. Todo ello conduce a una disfunción pulmonar que agrava su estado de salud y condiciona su esperanza de vida”, explica Elena García.

Las evaluaciones se llevaron a cabo en el Hospital Infantil Sant Joan de Déu de Barcelona y en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y los resultados fueron muy positivos. Según la doctora Anna Febrer, jefa de Rehabilitación Hospital Infantil Sant Joan de Déu (Barcelona), “es una necesidad poder disponer de un dispositivo para que estos niños puedan conseguir la marcha sin esfuerzo y de esta forma poder retrasar e incluso evitar la aparición de las complicaciones asociadas”.

Las distintas pruebas proporcionan indicios, según Elena García, “de que tenemos una herramienta potentísima de rehabilitación, que es lo que los médicos buscaban desde el principio y nos pidieron en 2013 cuando se acercaron a nosotros. Todo esto habrá que validarlo y nos gustaría conseguir financiación para un estudio clínico a gran escala con un número de pacientes importante para poder demostrar estas hipótesis”.

Un ejemplar de exoesqueleto ATLAS está funcionando ahora en el servicio de Rehabilitación del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y el equipo está en conversaciones con la Comunidad de Madrid para que se instalen varios de estos robots en distintos hospitales madrileños.

Modelo de negocio para llegar al mercado

“Los resultados que estamos obteniendo –dice García– nos dan fuerza para continuar, pero se quedarán en proyectos si no llegamos al mercado, que fue nuestro objetivo al crear Marsi Bionics. La única manera de que todos estos niños puedan utilizar los exoesqueletos es que haya una empresa que transfiera al mercado esos resultados. Sin eso no se puede avanzar”.

“Queremos ir ampliando el número de patologías que podamos abordar. No me conformo con que un 2% de los pequeños puedan llegar a tener acceso a nuestro exoesqueleto. Mi sueño es que todos los niños que estén ahora en silla de ruedas tengan la oportunidad de usarlo, porque yo les he visto disfrutar. Por ello tenemos que seguir investigando y también desarrollar nuestro modelo de negocio para que esos exoesqueletos estén en el mercado. Y para eso necesitamos más financiación”.

Por el momento, la Comisión Europea ha otorgado a su compañía una ayuda de 1,7 millones de euros, a través del Instrumento PYME del programa Horizonte 2020. Además, añade García, “hemos logrado un socio industrial: Escribano Mechanical and Engineering, una firma española dedicada a defensa, que quería diversificar y nos está apoyando”.

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