Llega Halloween con sus momentos terroríficos y sustos taquicárdicos y, aunque no lo parezca, puede ser una buena experiencia para mejorar nuestra salud cerebral.
Universidad de Aarhus, en Dinamarca, eso parece.
¿Puede el terror ayudar a nuestro cerebro? Pues según una nueva hipótesis desarrollada en laEl miedo es una emoción que surge en respuesta al peligro, ayudándonos a prevenir posibles riesgos y a salir de situaciones complicadas porque nos dan ‘mala espina’. Además de ser un mecanismo evolutivo para mejorar nuestras posibilidades de supervivencia, puede provocar placer a través de lo que se conoce como ‘miedo recreativo’ y podría contribuir al desarrollo de nuestro cerebro. Así que no desaprovechemos los sobresaltos de Halloween que son como vitaminas para nuestras neuronas.
halloween como gimnasia cognitiva
Desde muy pequeños, los niños se divierten sintiendo miedo. El típico «cucu-tras» es un estímulo para los bebés que funciona gracias al miedo recreativo al igual que cuando son lanzados al aire por sus padres. Juegos como el escondite o el «pilla-pilla», que se desarrollan en una edad un poco más avanzada, se sirven de esos mismos estímulos para resultar entretenidos.
Este tipo de comportamientos son muy comunes entre animales, siendo los felinos son los aficionados a los sustos. Las crías disfrutan asustándose entre ellas con el fin de desarrollar habilidades de camuflaje, sigilo y caza; mientras que al mismo tiempo reducen su tiempo de respuesta ante una posible amenaza.
Esto mismo ocurre con las películas de miedo o las casas embrujadas, tan comunes en Halloween. En este caso no se trata de actividades comunes, sino métodos que hemos ido desarrollando para poder disfrutar de ese miedo placentero sin tener que poner nuestras vidas en peligro. La mayoría de los seres humanos, incluso los que no disfrutan de las películas de terror, siguen manteniendo una peculiar atracción por los sobresaltos.
la casa del terror
Participar en este tipo de actividades nos sirve como estímulo para conocer y desafiar nuestros propios límites. El miedo nos ayuda a conocer mejor las respuestas fisiológicas y psicológicas al estrés y aprender a sobrellevar ciertas situaciones de riesgo, por lo que se convierte en algo beneficioso.
Esto se ha comprobado en varios estudios dirigidos por Marc Malmdorf Andersen, investigador de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, en los que se trataba de comprender este fenómeno psicológico: el miedo recreativo. El proyecto de investigación se ha llevado a cabo en uno de los lugares más aterradores del país, ‘Dystopia Haunted House’, una casa del terror en la que los científicos han montado cámaras de vigilancia y han aplicado medidores de frecuencia cardíaca a los visitantes para obtener datos útiles para la investigación.
Los resultados son muy prometedores y profundizan en los beneficios de lo que se conoce como ‘punto dulce del miedo’, el momento exacto en el cual el miedo es el justo como para no resultar aburrido, por escaso, ni desagradable, por excesivo. Ese es el punto en el que, según el estudio, el miedo ayuda a lidiar con problemas como el estrés o la ansiedad.
En varios estudios anteriores y en curso sobre los efectos psicológicos y sociales del compromiso con el miedo recreativo, se ha comprobado este efecto positivo del miedo recreativo. Por ejemplo, un estudio encontró que las personas aficionadas a películas de terror mostraron una mejor resiliencia psicológica durante el primer confinamiento por Covid-19 que las personas que no disfrutan con este tipo de producciones cinematográficas.
A la luz de estos estudios, podemos pensar en el miedo recreativo como una especie de gimnasio mental que nos prepara para situaciones del mundo real o como una especie de vacuna de miedo moderado que previene el pánico incontrolable. Disfrutemos, pues, de Halloween porque cada susto que alguien nos dé será un favor que nos hará