A menudo, leyendo las noticias del día, entran unas ganas difícilmente refrenables de huir del mundo y echar correr sin mirar atrás. Así que, ¿cómo no vamos a admirar a Harry Houdini, uno de los escapistas más habilidosos y célebres de todos los tiempos? Por eso, la exposición «Houdini. Las leyes del asombro» se presenta como una cita ineludible para todas aquellas personas que se pasen por Madrid en los próximos meses y, como tantos, echen de menos algo de magia en este mundo, a menudo tan burdo y ajeno al chisporroteo que produce en las pupilas la contemplación de lo imposible convertido en realidad. El éxito de Harry Potter demostró cuánto necesitamos escuchar a nuestro alrededor el cimbreo de las varitas mágicas y la muestra sobre el legendario Houdini nos convence, aunque sea por unos momentos, de que no hay cadena que nos pueda refrenar. A él solo pudo pararle la muerte.
UN MAGO DE LA COMUNICACIÓN LLAMADO HOUDINI
Su rocambolesca biografía, de la que se da cuenta en «Houdini. Las leyes del asombro», ofrece las claves de la evolución de la magia moderna que, gracias a este legendario ilusionista, pasó de ser un entretenimiento de barracas de feria a convertirse en un espectáculo de masas. Porque Houdini también fue un mago de la comunicación que utilizó con éxito, y de forma visionaria, la prensa, publicidad, radio y cine para promocionar su figura, muy cercana a los de los superhéroes de hoy en día para los espectadores de la época. No en vano, cuando los teatros estaban todavía anclados en la imaginería del siglo XIX, Houdini incorporó a sus números conceptos futuristas como la fuerza física, la velocidad, la tensión y el reto.
Desde los clásicos carteles y anuncios, publicaciones y artículos sobre ilusionismo y espiritismo para llegar hasta el cine, le definen como un maestro del marketing. Los números al aire libre, la utilización de frases y palabras clave y la iconografía de la pesadilla o de ensueño en sus carteles, incluso la utilización del desnudo, causaban sensación en el público.
En 1909 compra un biplano diseñado específicamente para él, que aprendió a pilotar y con el que fue el primer piloto que sobrevoló Australia. Houdini filmó todo el proceso y esto le hizo conectar con los avances de la época y con el mundo del cine, llegando a crear su propia productora. Poco más tarde grabaría una serie de capítulos de sus números hasta que empezó a preocuparle que estos se interpretaran como un simple truco de cámara. Además, entre 1919 y 1923 actuó en diversas películas de cine mudo y llego a crear una empresa dedicada al revelado de películas.
defensor de la razón frente al espiritismo
La labor como articulista y escritor, comienza en 1906 con Cómo hacer bien el mal, sobre trucos desvelados en la que evidencia los métodos empleados por otros magos que fueron su competencia y en los que se posiciona en la defensa de la ciencia y el entrenamiento para llegar a ser un gran mago. Por Houdini, paradójicamente, consagró buena parte de su carrera a investigar, documentar y divulgar las bases científicas y racionales en las que se apoya la magia para desenmascarar a los que defendían el espiritismo y la brujería.
Después llegaría, Rober Houdin, desenmascarado escrito en 1908 y dedicado al que fue su predecesor y Handcuff Secrets, sobre el ilusionismo. Sus obras más famosas fueron escritas en el contexto de la lucha contra el espiritismo y los médiums, será el caso de Traficantes de milagros y sus métodos de 1920 y Un mago entre los espíritus de 1924.
el enfrentamiento de houdini con conan doyle
La relación de Houdini con el espiritismo hizo que estudiara sus trucos y acudiera a sesiones, pero al mismo tiempo deseaba acabar con ellos. Defendió como código ético que envolvería su trabajo, la diferencia entre sus espectáculos con fundamento científico, técnico y físico para crear ilusión de aquellos basados en fenómenos paranormales. En 1922 es cuando emprende su verdadera cruzada, motivado por el enfrentamiento que tuvo con su gran amigo Arthur Conan Doyle con el que solía debatir acerca de la naturaleza de lo paranormal y su existencia.
Doyle defendía la existencia del más allá, llegando a defender la idea de que la doctrina espiritista era una forma de renacimiento religioso tras la Guerra. Su segunda esposa era médium y aficionada al espiritismo e invitó a Houdini a una sesión para contactar con la madre del mago. La sesión fue un fracaso. Tras este suceso publicó un artículo en el New York Sun, titulado Spirits compact, en el que afirmaba que lamentaba que personas inteligentes sucumbieran a la ilusión ante los estafadores que jugaban con los sentimientos de aquellos que habían perdido a sus seres queridos.
desaparecida una elefanta de cinco toneladas
Houdini experimentó con diferentes variantes de la magia y el ilusionismo pero destacó en la especialidad del escapismo, que le llevo al éxito. Considerada como la capacidad de escapar basándose en habilidades físicas y psíquicas, la popularizó mostrándolo de forma abierta al público. Contribuyó a este éxito, el gusto de la sociedad por el riesgo y el peligro, ejemplo de ello fueron las carreras de bólidos o las hazañas de pilotos aéreos y el uso de elementos mecánicos e innovadores en los trucos como tipos de esposas o la camisa de fuerza. Los escapes al aire libre y acuáticos catapultaron su éxito a nivel mundial.
Pero además de estas razones, el origen humilde y la capacidad de trabajo de Houdini, coinciden con el momento de la historia estadounidense en el que se idealiza el Nuevo Mundo, que recibe una oleada de inmigración y es visto como un lugar lleno de posibilidades. Los espectáculos de escapismo, en el fondo, hablaban al público sobre el sueño de escapar y liberarse de todo, hablaban de la historia de ellos mismos.
Uno de los mayores prodigios obrados por Houdini, de los que también se da cuenta en la exposición del Espacio Fundación Telefónica, es la desaparición de una elefanta de cinco toneladas, que introducía en una caja de gran tamaño en el centro de la pista y a la que hacía desvanecerse ante cientos de espectadores a la vez que disparaba una pistola. En el contexto de la magia “escénica”, el éxito residía no sólo en los elementos prácticos, mecánicos y científicos, sino también en el carisma del mago para hacer vivir al público una experiencia única; y en eso, Houdini fue insuperable.
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