Se calcula que en España hay al menos tres millones de viviendas vacías. Si a estas le sumamos pisos que se alquilan por temporadas cortas y casas que se usan solo de forma estacional, el número es mucho más alto.
Por ello, cuando en marzo de 2020 miles de sanitarios regresaban cada día a sus casas sin posibilidad de aislarse de su familia, Iván Tambasco lo vio claro. ¿Por qué no aprovechar todos estos recursos para ofrecer viviendas temporales a quienes más las necesitan? De su iniciativa nació Emergency Home, una asociación solidaria que pone en contacto a propietarios y profesionales del mundo inmobiliario para ofrecer hogares temporales a personas en situación de crisis.
Tras iniciar su trayectoria durante la pandemia, la asociación ha vuelto a movilizarse para encontrar viviendas para las personas afectadas por la guerra de Ucrania. Hablamos con Iván Tambasco, creador de Emergency Home, para conocer mejor la iniciativa.
— ¿Cómo nació Emergency Home?
La idea nació en marzo de 2020 por una experiencia personal. Tengo un hermano que es médico en Italia, y durante la fase más dura de la pandemia decidió separarse temporalmente de su familia para minimizar el riesgo de infección. Me puse en contacto con las personas que conozco en su ciudad, Perugia, para preguntarles si tenían viviendas disponibles. En muy poco rato conseguí varias, algunas de forma gratuita.
En ese momento vi que podía ayudar al colectivo que estaba luchando contra la COVID-19 desde casa. Me puse en contacto con personas del sector inmobiliario, en el que trabajo, para plantearles la idea, y enseguida nos movilizamos. La respuesta fue increíble: en menos de un mes conseguimos cerca de 1000 viviendas para ayudar a más de 700 personas en España.
— ¿Quiénes están detrás de la iniciativa?
La idea fue mía, pero la iniciativa es de mucha más gente. En su primera fase participaron unas 300 personas, entre agentes inmobiliarios y otros voluntarios que nos apoyaron con tareas de comunicación, temas legales y aspectos informáticos, entre otros.
Ahora mismo hay unas 100 personas trabajando de forma activa en Emergency Home. Además, el proyecto se ha expandido a Italia, Francia y Colombia, aunque en España es donde más está funcionando.
— Habéis buscado viviendas en los peores meses de la pandemia, durante la erupción del volcán de La Palma y, ahora, para acoger a los ucranianos que huyen de la guerra. ¿A cuántas personas habéis podido ayudar?
Nuestra actividad principal se desarrolló en 2020, con la crisis de la COVID-19, y ahora nos hemos vuelto a activar para prestar asistencia durante la guerra de Ucrania. Entre las dos emergencias, hemos alojado a más de 1000 personas. Más de 750 en la primera fase y unas 200 en la segunda.
También hemos colaborado, aunque en menor medida, durante la erupción del volcán, tras los incendios de Ávila y con la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer.
— Crisis como la sanitaria y la guerra de Ucrania son muy diferentes entre sí, pero ponen de manifiesto un punto común: la necesidad de una vivienda. ¿Cuál es la importancia de contar con un hogar seguro?
Es fundamental. De hecho, nosotros entendemos que la necesidad de encontrar una vivienda es una emergencia. Hoy en día hay viviendas que están paradas y vacías sin ningún motivo. Vimos claro que teníamos que trabajar para que llegasen a quienes las necesitan.
Muchos dueños están dispuestos a compartirlas y tener un gesto solidario. Y no solo segundas viviendas: también partes de las mismas, como habitaciones o buhardillas. Durante la COVID-19 era necesario separar a la gente, pero ahora pueden compartirse los espacios.
“Nosotros entendemos que la necesidad de encontrar una vivienda es una emergencia”
Sin embargo, encontrar un alojamiento no es el único problema al que se enfrentan las personas que necesitan una vivienda temporal. Cada operativo tiene unas dificultades que vamos solucionando sobre la marcha. En el primero había dudas de tipo sanitario; hablamos de cuando estalló la pandemia y se conocía muy poco del virus. Ahora, los problemas están relacionados con el idioma, qué otros pasos tienen que dar para pedir asilo o protección temporal, para que los niños tengan asistencia sanitaria, etcétera.
Nosotros no somos las personas adecuadas para dar respuesta a estos problemas, pero sí les orientamos para que sepan a dónde acudir.
— ¿Qué ha sido necesario para poder atender a las personas ucranianas que llegan a España?
Varias cosas. La primera fue traducir en tiempo récord nuestra web al ucraniano. Para conseguirlo, contamos con un equipo de unos 40 traductores que también nos ayudan a atender llamadas de teléfono. Hemos descubierto un colectivo de ucranianos muy fuerte en España que no conocíamos. Nos han ayudado mucho en esta fase.
Las personas que nos contactan llegan a nosotros por diferentes canales, por el boca a boca y también porque hemos tenido mucha repercusión en prensa. España está entre los últimos destinos europeos que eligen los ucranianos, porque está lejos y ellos quieren estar lo más cerca posible para volver en cuanto la guerra termine. Quien viene es porque tiene un arraigo, un familiar o un conocido. Otros, porque quieren hacer una apuesta diferente para su futuro.
— Antes de la guerra de Ucrania, España era el tercer país europeo con mayor número de expedientes de asilo pendientes de respuesta, por detrás de Francia y Alemania. ¿Ayudan este tipo de iniciativas a agilizar la oferta a personas en riesgo?
Seguramente. El problema es que somos una sociedad que se mueve por la influencia mediática. Mientras se habla del tema, las personas muestran mucha sensibilidad, pero cuando se abandona, la información no les llega. Yo creo que se puede hacer mucho, pero no se debe contar solamente con la iniciativa privada. Debería haber más apoyo.
España es un país muy solidario y se está demostrando, pero quizá cuando se deje de hablar de la guerra de Ucrania sea más complicado encontrar personas dispuestas a ayudar.
— ¿Os gustaría ofrecer esta ayuda a inmigrantes y refugiados que llegan de otros países?
No hay motivos válidos para no ayudar a la gente. Otra cuestión es que puedas o no sepas cómo hacerlo. Nosotros estamos abiertos a prestar asistencia a cualquier colectivo que necesite viviendas temporales. Sin embargo, cuando se trata de colectivos en riesgo que necesitan viviendas de forma estable y a largo plazo, nosotros no somos la respuesta.
Los proyectos que llevamos a cabo son propuestas de alguno de nuestros compañeros. Para llevarlos a cabo nos organizamos a nivel inmobiliario, legal, comunicativo y de otros ámbitos. Nunca rechazamos una propuesta por falta de voluntad, aunque a veces sí por no tener los recursos.
Es importante recordar que esta es una labor sin ánimo de lucro que compaginamos con nuestros trabajos. Aquí vemos la diferencia con 2020, cuando la mayoría estábamos en casa y teníamos más tiempo para dedicarle a Emergency Home. Ahora el esfuerzo es todavía mayor.
— ¿Qué valor tiene para vosotros llevar a cabo esta iniciativa solidaria?
Siempre decimos que el sueldo emocional que cobramos es muy alto. No conseguimos ayudar a todos, porque hay más demanda de la que podemos atender, pero, aun así, la satisfacción es muy grande. Además, no solamente recibimos gratitud por parte de las personas que reciben esta ayuda, sino también por parte de las que prestan su vivienda.
“El sueldo emocional que cobramos es muy alto. Hemos visto cosas que no se suelen ver y nos consideramos unos afortunados”
Es muy gratificante ver cómo la gente está dispuesta a ayudar. Hemos visto preparar viviendas, comprar muebles y rellenar despensas en tiempo récord para las familias que llegaban. Muchos de los propietarios se han preocupado por dejarles un ordenador, conexión a internet y materiales para que los hijos puedan seguir estudiando. Hemos visto cosas que no se suelen ver y nos consideramos unos afortunados por haberlas vivido.
— ¿Qué importancia tiene la tecnología para que iniciativas como estas marquen la diferencia?
No sería posible hacer esto sin tecnología. Durante la pandemia, por ejemplo, nos coordinamos, organizamos llamadas entre propietarios y sanitarios e hicimos todas las transacciones sin salir de casa. Hace 20 años hubiese sido mucho más complicado o incluso imposible llevar a cabo una iniciativa como esta.
— ¿Funciona la solidaridad?
Funciona, y funciona muy bien. Yo creo que todos podemos ser solidarios y poner de nuestra parte para ayudar a los demás. El problema es que muchas veces no sabemos cómo: lo difícil no es querer ayudar, sino saber cómo hacerlo. Hay personas que han aportado comida, material o simplemente han mandado un mensaje de ánimo. Todo ello es ser solidario.
Siempre hablamos de inversiones inmobiliarias. Hay diferentes conceptos de rentabilidad, y esta que ofrecemos saca la máxima posible, que es la rentabilidad humana. Damos a las personas la oportunidad de sacar rentabilidad humana a sus viviendas. Les permitimos que en el futuro puedan contar a sus hijos o a sus nietos que hicieron algo por ayudar a otras personas durante la guerra de Ucrania.
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Imágenes | Emergency Home/Iván Tambasco,Unsplash/Daniel Álvasd