El periodista Antonio Lorenzo, en uno de sus habituales análisis del sector de las telecomunicaciones, sostiene en El Economista la tesis de un progresivo languidecimiento hasta la extinción de los llamados operadores móviles virtuales (OMV), aquellas firmas independientes que no tienen red propia y utilizan la de Orange, Vodafone o Telefónica para ofrecer sus servicios. Según Lorenzo, tras ocho años de existencia en el mercado español, que han derivado en los 67 OMV que operan actualmente (y entre los que se incluye MásMóvil, aunque pronto dejará de serlo con la compra de Yoigo), la mayoría de estas pequeñas compañías apenas tiene peso comercial de forma individual. Y es que los grandes del mercado han jugado bien sus cartas para ir ganando terreno a estos alternativos a través de las compras de sus rivales, la creación de marcas propias, la reducción de márgenes comerciales y, sobre todo, la convergencia.
Porque esta última parece ser la causa principal de que la figura del OMV haya ido reculando, en algún caso hasta la desaparición. Y es que la voz, más que los datos, ha sido el principal negocio de los virtuales, que no supieron leer que el futuro pasaba por la conectividad móvil, ahí donde los grandes han sido y son más competitivos. Según el periodista de El Economista, la puntilla para los OMV vendrá de las ofertas de servicios paquetizados, con segundas líneas incluidas en el precio, que ya están lanzando los tres grandes operadores, y pronto también MásMóvil. Algo en lo que los virtuales van a tener una difícil competencia.