¿Cómo evitar el riesgo de burbuja en el mercado del criptoarte?

¿Qué diferencia hay entre comprar criptoarte en el mundo real y en el metaverso?, ¿servirá el criptoarte para democratizar el sector de la creación artística?, ¿cuál es el papel de los NFT?, ¿cómo moverse en estos entornos minimizando riesgos?

De la misma manera que durante años se nos ha anunciado la inminencia de un mundo futuro asentado sobre los avances tecnológicos que protagonizan grandes titulares, en los últimos días nos enteramos de que los mercados están enfriando algunas de las grandes esperanzas puestas en el desarrollo de ese nuevo espacio virtual por construir que es el metaverso, o que los NFTs están perdiendo su valor de forma acelerada, o que la cotización de las criptomonedas cae a plomo.

Esta contradicción entre expectativas y realidad hace que, al mismo tiempo que Sandbox supera los 2 millones de habitantes, Zuckerberg ha congelado la contratación de 10.000 trabajadores para construir su metaverso debido a la inquietud de los inversores sobre su futuro.

Casi al mismo tiempo que Instagram anuncia que aceptará NFTs en sus perfiles nos enteramos de que las ventas de los NFTs han caído casi un 92% en un año. Recordemos, por ilustrar con mayor nitidez esta última contradicción, que el primer tuit del cofundador de Twitter, Jack Dorsey, se vendió en marzo de 2021 por 2,7 millones de euros y hoy su valor a duras penas alcanza los 12.000 euros.

¿Significa esto que hay que descartar el éxito futuro de estos desarrollos tecnológicos? No necesariamente, pero toca poner los pies en la tierra para discriminar de forma más razonada lo que puede o no aportar valor.

NFTS Y CRIPTOARTE

En lo que se refiere al mundo del arte, los nuevos entornos virtuales hacen que la compraventa de activos digitales únicos, los denominados NFTs (Not Fungible Token), sea una experiencia aún más interactiva que la que puede darse en un tradicional marketplace. Por ejemplo, Decentralad o Bloktopia permiten que creadores y coleccionistas puedan mostrar y vender sus obras, en definitiva, la experiencia se torna mucho más real.

Los NFTs podrían revolucionar el arte digital. Basta un ejemplo: la casa de subastas Christie’s vendió el NFT de obras de Beeple por más de 69 millones de euros, convirtiendo a este artista en el tercero vivo más cotizado. La casa británica también se encargó de coordinar una colección de CryptoPunks (los primeros NFTs que se crearon en la criptomoneda Ethereum) por un valor de 17 millones de dólares.

¿Pero cómo moverse por estos entornos?, ¿qué diferencias hay entre comprar criptoarte en el mundo real y hacerlo en el metaverso?, ¿servirá el criptoarte para democratizar el arte?, ¿hay riesgo de burbuja?

comprar nft en el metaverso

Respecto a la primera cuestión, Carlos Suárez, CEO de Saisho, plataforma española de inversión y formación en arte contemporáneo, considera que “al no haber demasiadas aplicaciones conectadas entre sí o un espacio que sirva de referencia para el metaverso (como podría ser Decentralad), de momento no hay grandes diferencias entre adquirir una obra de arte digital acuñada en un NFT o hacerlo en el metaverso. La única diferencia estaría en la experiencia de compra, como si de un videojuego con avatar se tratara, y también de uso, ya que podríamos exponer la obra comprada en el «videojuego», explica.

NFT

Invertir en arte siempre ha estado asociado a un determinado perfil social, habitualmente de bolsillos abultados, pero ¿podría el criptoarte ayudar a democratizar este sector que siempre ha sido visto como elitista? “Podrá contribuir en el momento en que los agentes del mercado de arte y los mercados adoptemos la tecnología blockchain y se aplique también a la obra física. El blockchain como solución aporta trazabilidad y certificación al mercado de arte. El tratamiento del dato estadísticamente (big data) y el deep learning son tecnologías que ayudarán más en ese sentido al arte en general, más allá de que el soporte de blockchain para la correcta certificación y trazabilidad del mismo ayudará también, aunque en menor medida. En Saisho estamos desarrollando NFTs que además sean divisibles entre sí para tokenizar obras físicas con las adecuadas garantías de custodia y aseguramiento de la obra física que respalda al token”, explica.

Y es que con blockchain cualquier transacción digital queda registrada, es rastreable y no se puede eliminar, de tal forma que se pueden monitorizar todos los movimientos de una obra digital y garantizar su autenticidad y propiedad. Además, las falsificaciones serán más difíciles: “será extremadamente raro que haya falsificaciones pues el NFT lo tendrás alojado en tu wallet y no podrá ser copiado dicho certificado, no podrá ser hackeado”, añade Suárez.

FORMACIÓN PARA REDUCIR RIESGOS

Pero si uno se plantea invertir en arte, sea obra física o criptoarte, hay otro elemento fundamental que no hay que dejar de lado y que es la formación, un aspecto que defiende esta plataforma, siendo uno de sus objetivos que sus clientes acaben formándose su propio criterio para invertir en estos activos.

O sea, una clave sería saber separar el grano de la paja, cuestión que no es baladí: “criptoarte es cuando una creación digital se ha tokenizado a través de un NFT, esto es, un token único en su especie. La condición de que el criptoarte sea arte de verdad y de calidad y valor es muy rara de momento en este sector. Para ello, es importante formarse en términos de criterios de valoración artística clásicos y aplicarlos a los NFTs que estudiemos”, detalla Suárez.

¿una burbuja en el criptoarte de los NFT?

¿Cuánto de burbuja hay en el criptoarte? “Si el artista no tiene valor fundamental que respalde su trabajo y solo es la demanda la que lo sostiene, siempre será susceptible de tener riesgo de burbuja. Cabe señalar que esto no solo pasa con el criptoarte, sino con el arte en general, en especial con el arte comercial. Si Beeple hace un NFT tendrá valor, pues el artista lo tiene. Si lo hago yo no tendrá valor, pues como artista no lo tengo. Luego está el precio, que no es lo mismo que el valor y que cuando es muy superior a éste, y alguien por otros motivos (modas, desconocimiento, especulación, etc) está dispuesto a pagarlo, puede surgir una burbuja”.

Según el experto el riesgo de estas inversiones es muy elevado si no se analiza de forma precisa el subyacente de las mismas, o sea, el artista y las características de la obra en cuestión. “No lo recomendaría salvo que tengas un criterio formado sobre valoración artística tanto en el plano de fundamentales artísticos como económico-financieros”.

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