El Op Art de Vasarely, ni para millonarios ni para hippies

Victor Vasarely es una de las figuras más destacadas del arte abstracto geométrico. Sus experimentos con estructuras espacialmente ambiguas y ópticamente dinámicas y sus efectos en la percepción visual irrumpieron en el panorama artístico de mediados de la década de 1960 con la etiqueta de Op Art, dando origen a una tendencia efímera pero de extraordinaria popularidad. El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta una exposición monográfica sobre Victor Vasarely hasta el 9 de septiembre y, en ella, se ofrece una visión global de la vida y obra del artista húngaro.

Tal como explica Márton Orosz en el catálogo de la exposición, el primer intento de definir el Op Art se debió, en 1967, al historiador alemán Max Imdahl, para quien el arte de Victor Vasarely se derivaba del orfismo de Robert Delaunay —que atribuía un significado al color—, del neoplasticismo de Piet Mondrian —que se apoyaba en la simetría de las estructuras bidimensionales— y de la Mechano-Faktura de Henryk Berlewi —que basaba sus principios estéticos en el esquematismo de la producción mecánica.

Mientras tanto, Vasarely prefería llamar arte cinético al estilo que había inventado, y estaba plenamente justificado que lo hiciera, pues conforme a sus textos de filosofía del arte —que están publicados en orden cronológico con el título de Notes brutes— él fue el primero en denominarlo así de una manera sistemática. Acuñó la expresión en 1953, basándose en la descripción del movimiento de los gases realizada por Nicolas Sadi Carnot, ingeniero francés del siglo XIX que fue uno de los fundadores de la termodinámica.

Op Art
Doupla, 1970-1975, Acrílico sobre lienzo.

rivalidad con el Pop art de Warhol

Vasarely tenía por objeto reevaluar la estética de los objetos reproducidos o multiplicados. Es en ese sentido en el que Vasarely se acercó más al Pop Art y a su representante por antonomasia, Andy Warhol. Pese a ello, Vasarely no rindió pleitesía el Pop Art. Veía con buenos ojos sus creaciones, pero lo consideraba un movimiento que estaba fuera del ámbito de la pintura, una parodia o caricatura de su propia época. Al mismo tiempo, el pop acusaba mucho que el op estuviera haciéndose tan popular. «Soy pop en el sentido de que me gustaría ser popular», decía Vasarely.

Su tensa relación con el pop art se manifestaba en declaraciones como «el arte no es pintar cuadros gigantescos para multimillonarios«, con la que salió al paso de la comparación con el movimiento artístico rival. Cuando le apuntaron que sus democráticas ideas eran incompatibles con los elevados precios de sus creaciones, contestó: «Los críticos me comparan con los hippies que aborrecen el dinero pero que quieren ir por ahí en autostop, y cuando lo hacen no les preocupa que estén viajando con la ayuda de General Motors, Shell y otras empresas multimillonarias»

La exposición del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza está organizada en ocho secciones siguiendo un orden cronológico, precedidas de un primer espacio dedicado a las Estructuras Vega, una de sus series más conocidas y emblemáticas, realizada en la cumbre de su carrera y cuyo nombre deriva de la estrella que más brilla en las noches estivales del hemisferio norte.

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