Periodismo móvil: qué es, qué aporta y qué piensan de él los profesionales

De la misma manera que el nacimiento de Internet cambió el periodismo para convertirlo en algo totalmente distinto, la popularización de los teléfonos inteligentes volvió a abrir un mundo de posibilidades en la profesión. La inmediatez de las comunicaciones, el acceso a la red en cualquier lugar y ese afán por compartirlo todo en redes sociales han tenido mucho que ver en el nacimiento de una nueva modalidad.

Nos estamos refiriendo al periodismo móvil. Pero, ¿qué peligros tiene? ¿Es realmente eficaz? ¿Cómo distinguir los datos veraces de otro tipo de contenidos? ¿Deja lugar al rigor informativo?

¿Qué es el periodismo móvil?

Podríamos definir al periodismo móvil como aquel que ha nacido fuera de la redacción y que se da en vivo y en directo; un modelo que ha existido siempre pero que ha crecido con la popularización de los teléfonos inteligentes, que han favorecido la velocidad de las comunicaciones y también el material gráfico que cualquiera que se encuentre “in situ” puede obtener para apoyar sus afirmaciones.

Aunque en ocasiones, cuando se habla de periodismo móvil, se apunta a los ciudadanos de a pie presentes en el lugar del acontecimiento y que dan a conocer el suceso directamente, lo cierto es que este concepto se asocia más con el de «MoJo» (Mobile Journalist), periodistas que aprovechan sus dispositivos para realizar y construir noticias.

¿Qué implica este paso? La respuesta tiene varias «patas»: conlleva mayor movilidad, facilidades en el acceso a las fuentes, la posibilidad de que tanto las fuentes como el público comenten, corroboren o rebatan el mensaje —la audiencia participa de forma más espontánea—, una ampliación de las funciones periodísticas —los profesionales necesitan conocer este nuevo entorno— y, por supuesto, la transformación de los contenidos, que se adaptan a las redes sociales y a otros medios de difusión.

lAS VIRTUDES DEL PERIODISMO MÓVIL

Una de las grandes ventajas del periodismo móvil es que permite cubrir los hechos desde cualquier lugar a cualquier hora, e incluso mostrar contenidos que anteriormente requerían de un “aparataje voluminoso”. Un claro ejemplo de esto último es el caso de Leonor Suárez, cuyo reportaje En las minas de Potosí fue premiado por la Thomson Foundation. Lo logró gracias a la proximidad de sus historias que, entre otros, consiguió ofreciendo imágenes tomadas con su iPhone al acceder a las grutas sin enfrentarse a las trabas burocráticas que podrían haber implicado el uso de cámaras tradicionales.

Y es precisamente esa discreción lo que ha terminado amplificando su labor en ambientes desfavorecidos, en conflictos bélicos, manifestaciones y regímenes totalitarios. La inmediatez de las comunicaciones, junto con el uso de herramientas tipo Periscope o Facebook Live, favorecen la difusión de situaciones a las que antaño hubiera sido imposible llegar.

Al respecto, una apuesta destacable es la de la Mobile Community Zimbawe, que nació para paliar la necesidad de crear plataformas de aprendizaje e intercambio de contenidos a través de las nuevas tecnologías para informar de lo que le ocurre a la comunidad; una suerte de escuela de periodismo ciudadano que ha permitido dar a conocer la situación del lugar.

Otra de sus grandes virtudes tiene que ver con la interacción de la audiencia, capaz de verificar la información o desmentirla, e incluso de realizar un seguimiento de los hechos, agilizando procesos que antaño hubieran requerido del envío de un corresponsal. Porque, como dice Iván Guillén, periodista de ABC, “el móvil ha adoptado un papel fundamental, que nos permite a los informadores ?y a los ciudadanos en general? contar historias de una forma mucho más rápida, con una mayor cobertura y de una forma más diversa (a través de distintos dispositivos). La agenda setting no está solo en manos de unos pocos. Las redes sociales conforman esa nueva agenda”.

¿Queda espacio para el rigor informativo?

Por desgracia, uno de los problemas aparejados a esta clase de periodismo es la falta de rigor profesional. En primer lugar, nos habla de ello Aitor Pilán, periodista y comunicador: “Ahora lo que pasa es que como estamos más bombardeados, recibimos más. Pero el porcentaje no creo que haya subido. Antes, por ejemplo, entraban en nuestro canal de información 100 noticias al día. Ahora, con todos los medios bombardeando nuestro día a día, entran 1000. Y eso aumenta el nivel de todo: de calidad y de basura. Forma parte del juego, ni hay que soliviantarse ni comerse todo lo que nos llega. Hay que ser selectivo y elegir, que al fin y al cabo podemos hacerlo”.

Tano Espinosa: La necesidad de ser el primero, los sueldos pésimos y la eliminación de los periodistas críticos ha generado un panorama desolador

Una opinión que comparte Tano Espinosa, socio de la empresa de comunicación Com Som, que afirma que “el inconveniente fundamental es la confusión que se produce entre información e información periodística. Cualquier ciudadano puede ser periodista mientras cumpla las reglas del periodismo”. “Las limitaciones son las provocadas por la inmediatez y por la falta de inversión económica en profesionales de la información. La necesidad de ser el primero, los sueldos pésimos que cobran los informadores y la eliminación de los individuos críticos de las redacciones ha generado un panorama desolador en el mundo del periodismo español. Han desaparecido hasta los referentes. Es una profesión prostituida”, remata.

Además y como comenta Marta Villalba, periodista freelance, “las redes sociales y los medios se complementan y retroalimentan. Cada uno cuenta con su propia función”.

La posibilidad que ha brindado la tecnología de que cualquiera pueda ser el emisor de una noticia hace que entre en juego otro problema: el intrusismo profesional. Nada nuevo bajo el Sol, pero que puede brindar nuevos escenarios. En primer lugar, los ciudadanos pueden actuar movidos por sus propios intereses, por un afán de protagonismo, etcétera. Por no hablar del caso de las marcas e influencers. Estos últimos, de hecho, son capaces de cobrar por un tuit hasta 40.000 euros. Razón de más para fijarse en quién está haciendo pública la noticia en cuestión.

Sin embargo y como recuerda Pilán, siempre ha habido intrusismo, y siempre lo habrá. «El problema es cómo se llega al periodismo y cómo se ejerce, seas o no titulado en periodismo. Si eres objetivo y responsable y ejerces la profesión con justicia y equidad, puedes hacer carrera. O, por otra parte, puedes hacerla siendo un papanatas, que también está de moda”, comenta.

Un periodismo móvil eficaz y comprometido

A pesar de esto, sí es posible hacer un periodismo móvil eficaz. De hecho, incluso existen planes formativos específicos que tratan de enseñarles a los periodistas a crear contenidos rigurosos y veraces. Para ello y a pesar de la rapidez de difusión, será necesario que comprendan la importancia de las distintas fases por las que debería pasar toda información.

Nos estamos refiriendo a la necesaria investigación previa y contraste de los datos, y la de escritura –con la que se aborde la historia correctamente, aunque luego se narre a través de un vídeo–, así como al aprendizaje del uso de herramientas específicas para grabar y editar sobre la marcha, al empleo del geoetiquetaje –para saber dónde han ocurrido los hechos exactamente– y al conocimiento de herramientas sociales y almacenamiento seguro –incluso fuera del dispositivo, algo clave en conflictos bélicos y manifestaciones–.

Como dice Guillén, la clave está en la formación. «Desde las escuelas se debe promover un uso ético y correcto de las redes sociales, y de los medios de información que cualquier ciudadano tiene a su alcance para hacer de ellos un buen uso. Debemos concienciar acerca del poder que tienen las redes sociales, para trabajar con ellas de la mejor forma posible. Por tanto, más que limitación, yo hablaría de formación, que es la base para el beneficio de todos, ciudadanos y periodistas”. Una formación especializada que ya está presente en cursos, como los programados por la Universitat Oberta de Catalunya.

En todo caso, lo cierto es que todavía queda un mundo por explorar, y que esta profesión irá evolucionando en función del desarrollo de los medios y las TIC. Una iniciativa que merece comentar al respecto es la de la revista francesa Neón, que ha empezado a realizar entrevistas a través de mensajes de texto. Y el resultado ha sido sorprendente, pues, a pesar de la brevedad asociada a este tipo de intercambio, se trata de un canal que ha acabado siendo mucho más íntimo y personal, y que ha dado pie a toda clase de confidencias.

Imágenes | Rodera y iStock: Akabel, BrianAJackson, y BetNoire.

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