La contaminación está destruyendo la salud mental de la población

contaminación y salud mental

¿Y si las peores consecuencias de la contaminación no fuese el cambio climático, sino las enfermedades mentales asociadas? Ya son muchos los estudios que demuestran la relación entre contaminación del aire y los procesos de envejecimiento cerebral derivada en demencia u otras patologías.

La contaminación ambiental también se ha relacionado con problemas de desarrollo, enfermedades cerebrales y deterioro cognitivo. E incluso se han detectado partículas de contaminación en la parte interior de la placenta, una barrera considerada infranqueable. Esta es la relación entre contaminación y enfermedades mentales, como la demencia.

La contaminación del aire agrava el envejecimiento cerebral

A principios de 2017 la revista ‘Nature’ publicaba un estudio titulado ‘Contaminantes particulados del aire, alelos APOE y sus contribuciones al deterioro cognitivo en mujeres mayores y a la amiloidogénesis en modelos experimentales’, que relacionaba la contaminación del aire con el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer.

Los efectos neurodegenerativos de las partículas contaminantes se conocen desde hace tiempo, especialmente los derivados de ensayos con ratones. Por desgracia, la exposición de personas a partículas PM (de material particulado, una mezcla de sólidos y líquidos en el aire) y el aumento de la concentración de estas en la atmósfera cada vez aportan más datos de demencia. De seguir contaminando como hasta ahora, en una generación habrá más personas aquejadas de enfermedades cerebrales.

Se ha demostrado que “los contaminantes del aire resultan tóxicos para el sistema nervioso central”, como aparece sintetizado en una publicación titulada ‘Salud mental y salud ambiental. Una visión prospectiva. Informe SESPAS 2020’ (2020). Por desgracia, la lista de consecuencias es larga y afecta más a quien más ha respirado ese aire: las personas mayores.

Todo lo que la contaminación le hace a tu cerebro

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En 2018 un estudio titulado ‘¿Hay relación entre contaminación del aire y trastornos mentales?’ recopilaba la literatura científica hasta la fecha. En esta publicación se llegó a conclusiones alarmantes. Las primeras, respecto a la presencia de contaminantes atmosféricos:

  1. Existe un aumento de hospitalización por causas psiquiátricas a medida que aumenta el SO2 y PM10 atmosférico.
  2. El aumento de NO2 y PM10 está relacionado con el riesgo de prescripción de psicotrópicos en infancia y adolescencia.
  3. Un aumento de benceno y CO atmosférico se relaciona con un aumento del riesgo de esquizofrenia.
  4. A medida que aumentan las PM2,5, CO, y NO2 también aumenta el riesgo de acudir a urgencias por depresión.
  5. El aumento de CO, NO2 y PM10 conlleva asociados un aumento de las visitas a urgencias por ‘lesiones autolíticas’ o parasuicidas.
  6. El NO2 respirado por embarazadas se ha relacionado con el autismo.

Aumento de temperatura y problemas psiquiátricos

Por desgracia, la lista no acaba ahí. El mismo artículo mencionado recoge cómo el aumento de temperatura es una consecuencia de la contaminación ambiental, y este aumento de temperatura debido al cambio climático implica:

  1. Riesgos de ingreso en urgencias de psiquiatría general.
  2. Aumento de mortalidad de personas con enfermedades psiquiátricas, especialmente esquizofrenia.
  3. Incrementos de ingresos de personas diagnosticadas de esquizofrenia.
  4. Riesgo de ingreso en urgencia para personas con trastorno bipolar.
  5. Aumento de suicidios, aumento del riesgo de suicidio y aumento del riesgo de suicidio por estación de año.

Si el aumento de la concentración de partículas contaminantes hacen más daño allí donde más se usa la climatización por gas y el transporte mediante motor de combustión (las ciudades), el aumento de temperaturas es global.

Deterioro cognitivo debido a la contaminación

Si se atiene únicamente al deterioro cognitivo, especialmente en personas mayores se ha demostrado que:

  1. El metilmercurio se relaciona con pérdida de memoria visual.
  2. Las partículas PM2,5 y el NO2 provocan un avanzado deterioro cognitivo generalizado.
  3. El plomo, PCB (bifenilos policlorados) y cadmio también generan pérdidas de las funciones cognitivas.
  4. Los biocidas organoclorados y bifenilos policlorados provocan un importante deterioro cognitivo.

El alzhéimer es una de esas enfermedades en el punto de vista de la investigación. Hasta la fecha, todas las pruebas indican que un aumento de la polución ambiental implica un aumento de los casos y la gravedad del alzhéimer.

Una generación truncada por la contaminación

Las consecuencias tampoco acaban ahí, especialmente si se tiene en cuenta el riesgo durante el desarrollo cognitivo de los niños. La polución se ha relacionado con todo tipo de trastornos neuroconductuales, tasas de prevalencia del espectro autista, déficit de síndrome de atención o hiperactividad:

  1. Disminución de 1-5 puntos de CI por cada 10 ?/dl de plomo. Es importante destacar que el plomo ya no se usa en combustibles, aunque sí hay otras partículas tan peligrosas como aquella, y sí está presente en otros entornos como los vapeadores.
  2. También relacionado con el plomo atmosférico, se detecta una bajada importante del rendimiento escolar medio, un comportamiento más agresivo, una disminución de la comprensión lectora y la comprensión matemática, e incluso algunos tipos de discapacidad infantil.
  3. En el caso del metilmercurio también se observa una bajada del coeficiente intelectual y pérdida de facultades cognitivas.
  4. El arsénico provoca la disminución de varios puntos del coeficiente intelectual.

Todo apunta a que los episodios de contaminación van a jugar un papel esencial en el desarrollo de la sociedad. Ya sea a través de enfermedades crónicas o debido a problemas en el desarrollo de los más jóvenes. De hecho, en 2019 se encontró que las partículas de contaminación del aire eran capaces de alcanzar el lado fetal de la placenta, que se presuponía aislada. Se desconocen los daños que puede causar esta fuente de contaminación en el embarazo, pero evidentemente serán serios.

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¿Por qué la contaminación afecta al cerebro?

Lo cierto es que la contaminación ambiental afecta a todo el organismo. Son muy conocidas las enfermedades de carácter respiratorio o cardiovascular, pero también se ha ligado con la aparición de diabetes, asma, ataques de pánico, aumento del riesgo de suicidio, falta de salud mental en estudiantes y otros relacionados con fallos en el sistema nervioso. Pero, ¿por qué afecta al cerebro?

Aunque se sabe que hay relación directa entre demencia y contaminación, no se conoce el mecanismo exacto por el cual aumentan los trastornos mentales a medida que crece la cantidad de contaminantes como el SO2, PM10, NO2, etc. Sí se sospecha que, en el caso de las partículas, estas contribuyen a un efecto inflamatorio sistémico y de estrés oxidativo cerebral, lo que a su vez puede causar cambios estructurales que condicionan el deterioro.

Estos cambios estructurales (se dan otros similares bajo estímulos como el acoso escolar) son capaces de afectar a las funciones cognitivas básicas, desde la termorregulación a la capacidad para visualizar formas. En algunas ocasiones incluso llegan a generar problemas con la memoria del hipocampo y derrames cerebrales y fallecimientos. Y, como se ha visto, aumento de riesgo de suicidio, que presenta un problema social de calado.

Enfermedades cerebrovasculares hasta descarbonizar

Una presentación de Environmental Geochemistry and Atmospheric Research (EGAR), con participación de IDAEA-CSIC, confirmaba en 2017 la relación entre las partículas atmosféricas y mortalidad cerebrovascular. Cerca del 67% de estas emisiones eran debidas al tráfico rodado, lo que explica por qué las ciudades tienen aumentos importantes de partículas, pero señala a un problema global.

Además del tráfico rodado, la climatización basada en gas, las emisiones del transporte aéreo e incluso las del transporte marítimo (aunque estas de forma indirecta) están afectando gravemente la salud mental de las personas. A final del siglo pasado el plomo desaparecía de muchos combustibles, pero la presencia de estos sin plomo sigue siendo demasiado peligrosa y costosa. Y seguirá existiendo hasta que la economía quede completamente descarbonizada y limpia de todo tipo de emisiones.

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Imágenes | iStock/Carlos Hernando, iStock/KatarzynaBialasiewicz, iStock/dragana991

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