El plan de Jeremy Rifkin para salvarnos de la sexta extinción masiva de la vida sobre la Tierra

Jeremy Rifkin, uno de los teóricos económicos y sociales con más capacidad de influencia del mundo, lanza un mensaje contundente en su último libro: estamos ante una emergencia global por el cambio climático y hay que tomar medidas ya. 

La actividad humana y la civilización creada alrededor de los combustibles fósiles ha sido la responsable de que la temperatura en la Tierra haya aumentado un grado centígrado desde niveles preindustriales. Si en los próximos años la temperatura subiera medio grado más, se iniciaría otro capítulo de extinción de la vida en este planeta tal y como la conocemos hoy en día.

Pero Rifkin no es un pesimista y cree que hay soluciones para evitar el desastre. De ello habla en su último libro, ‘El green new deal global’. Rifkin advierte de que las emisiones provenientes de los combustibles fósiles están acelerando el cambio climático y haciendo cada vez más impredecible el tiempo atmosférico, lo que empieza a poner en riesgo muchas especies animales y vegetales, así como los cultivos. 

Las consecuencias ya las vemos en las noticias y las empezamos a padecer en nuestras ciudades y pueblos: temperaturas extremas, devastadoras inundaciones, sequías, incendios, huracanes mortales de categoría 4 y 5… 

Solo tenemos 12 años de margen

Con una batería potente de datos científicos provenientes de muchas fuentes, el divulgador Rifkin nos advierte de que apenas tenemos 12 años para revertir la situación y evitar el abismo medioambiental. Es poco tiempo para una tarea gigantesca que requerirá, por un lado, movilizar un océano de dinero y convencer a unos inversores por lo general muy conservadores. Y, por otro lado, poner de acuerdo a políticos de todos los países y de todas las administraciones: central, regional y local.

Rifkin es economista y no puede pasar por alto las dificultades financieras del empeño. Calcula que solo en Estados Unidos, un Green New Deal que cambie la economía del carbono por otra basada en energías renovables costará 9,2 billones de dólares al Gobierno federal y a los estados

Rifkin propone la construcción de una red nacional eléctrica inteligente donde muchos pequeños productores (de energía eólica o solar) puedan comprar y vender sus excedentes. Será como un 5G de la energía potenciado por el IoT. Pero otra vez se necesitarán recursos ingentes: casi 500.000 millones de dólares únicamente para esta infraestructura. El autor cree que sería una reedición del plan del presidente Eisenhower a mediados de los años 50 del siglo XX, que permitió configurar una red nacional de carreteras y que erigió definitivamente al coche como eje de la vida de los estadounidenses. 

El tsunami de los activos obsoletos

Además de la dificultad de reunir estas cantidades estratosféricas de dinero, otro problema financiero está en mover las inversiones que ahora mismo están comprometidas en la industria de los combustibles fósiles: en prospecciones petrolíferas, plantas de extracción, refinerías, centrales eléctricas movidas con gas, conducciones de todo tipo… Hay demasiada inversión que todavía no está amortizada. 

En 2015 el banco Citigroup valoraba en nada menos que 100 billones de dólares (unas 75 veces el PIB anual de España) los activos que se pueden quedar obsoletos con el cambio tecnológico que implica la descabonización de la economía mundial. Rifkin reconoce que el sector financiero se enfrenta a un verdadero “tsunami de activos obsoletos”

Pero aun así, el autor defiende que la mayoría del petróleo que queda en el subsuelo de este planeta no llegará a extraerse porque no será competitivo. El coste marginal de la energía eólica y solar tiende a cero, mientras que cada vez son más costosas las extracciones de crudo. 

Los jubilados Y los jóvenes salvarán al mundo

¿De dónde saldrán los inversores que tomen la iniciativa y apuesten fuerte por la descarbonización? Rifkin avanza que los fondos de pensiones, “la mayor reserva de capital del mundo”, con más de 40 billones de dólares acumulados, empiezan a ver con simpatía las inversiones verdes y a poner en entredicho su apuesta por los gigantes petrolíferos… 

Analizamos el impacto que tiene el viaje de Greta Thunmberg en barco a Nueva York.

La esperanza está, precisamente, en movilizar los ahorros de los profesores y funcionarios jubilados de Maryland, Nueva York o Noruega. Y algo se está consiguiendo. De hecho, el fondo soberano noruego, el mayor del mundo y cuyos ingresos provienen sobre todo de la extracción de petróleo en el Mar del Norte, está empezando a alejarse de la inversión en combustibles fósiles. 

Mientras las clases dirigentes siguen ancladas en los esquemas de la economía del carbono, son los jóvenes de todo el mundo los que han tomado la delantera en torno a movimientos como #fridaysforfuture, de la popular Greta Thunberg. Y ahora los estudiantes piden que sus mayores también actúen. Por otro lado, los millennials y centennials que empiezan a trabajar también demandan que sus compañías se hagan verdes y ayuden a frenar así el cambio climático.  

Estados Unidos tiene que mover ficha

Rifkin, que en los últimos años ha asesorado a políticos europeos como Ángela Merkel y al Gobierno chino, reconoce que es su país de origen, Estados Unidos, al que más le está costando reaccionar frente al cambio climático. Y precisamente a Estados Unidos va dirigido su Green New Deal. Hay que recordar que el país de los rodeos es el segundo consumidor de energía de todo el mundo, solo por detrás de China, y que en un 80% depende de los combustibles fósiles. 

Pero Rifkin cree que el gigante americano puede salir del atolladero por su propio pie. De hecho, el nombre del plan que propone es un homenaje a la política masiva de inversiones públicas que en los años 30 del siglo pasado permitió superar la Gran Depresión. Rifkin pide que Estados Unidos vuelva a estar a la altura y se ponga a la par de la UE, que para 2050 ambiciona tener una economía “casi libre del carbono”

Tristemente, Estados Unidos se ha autoexcluido de los últimos grandes acuerdos internacionales para combatir el cambio climático. Pero lo que muchas veces no se dice es que varios de sus estados y muchas ciudades han aceptado los protocolos de actuación de los organismos mundiales. Es una buena señal porque gran parte de las competencias en política medioambiental en ese país están en manos precisamente de gobernadores y alcaldes que ya están concienciados

23 iniciativas para cambiar el mundo

El Green New Deal de Rifkin se articula en torno a 23 iniciativas. No vamos a repetirlas todas, pero sí las más importantes. Entre otras cosas, el economista pide la construcción de una red nacional inteligente de la energía, rompiendo con una estructura descentralizada el oligopolio de las actuales eléctricas. También aboga por eliminar subvenciones y subir los impuestos a los combustibles fósiles. 

Las recetas de Rifkin también contemplan ayudas para la generación de energía solar y eólica en los hogares. Y apoyo a los centros de datos verdes. Asimismo, contempla el impulso a los negocios ecológicos y la creación de bancos verdes que financien este nuevo tejido empresarial. O el fomento de una agricultura de proximidad y de una economía verdaderamente circular. 

Son muchas tareas y muy poco tiempo para llevarlas a cabo. Es evidente que reto es enorme, pero no conviene demorarse y la agenda de Rifkin es un posible camino a seguir. En juego está el futuro de la humanidad

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Imágenes | Wikimedia Commons/World Travel & Tourism Council, Editorial Paidós, GTRES, rui_noronha

 

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