Cómo estamos dialogando con las máquinas y cómo lo haremos en el futuro

“Esta conversación ya no tiene ningún objeto, adiós”. Esta es una de las frases míticas de la película 2001: Una odisea en el espacio. Este film, dirigido por Stanley Kubrick en 1968, nos hizo soñar con un futuro en el que las máquinas serían capaces de dialogar con nosotros. Hoy ese futuro ha llegado y no va a detenerse.

Dialogando con máquinas

Durante años, los amantes de la ciencia ficción soñamos con la posibilidad de que las máquinas fuesen capaces de hablar con nosotros. Habíamos visto en el cine, una ventana al futuro, cómo ordenadores de todo tipo o robots eran capaces de conversar de forma natural con los humanos.

Estos sistemas inteligentes podían no sólo de responder a las preguntas, sino también plantear cuestiones o enlazar, según el contexto, con otras sentencias. Algo que, en un mundo donde prácticamente domina la búsqueda por texto, parecía imposible que llegase.

En los últimos años, hemos visto todo lo contrario; no sólo han llegado los asistentes de voz, sino que estos han ganado en capacidades. Propuestas como Siri, Google Now, Cortana o la propia Echo de Amazon son una demostración de que hablar con máquinas ya no resulta una utopía, sino toda una realidad que avanza a paso firme.

Asistentes virtuales, de pasivos a proactivos

Siri-Interface

Los desarrollos en asistentes de voz no han cesado. Siri, Google Now y Cortana han sido, desde hace ya unos años, los más populares, aunque Echo de Amazon irrumpía con fuerza recientemente. Soluciones capaces de mantener un diálogo con el usuario en lenguaje natural.

Usarlos no requiere expresiones robóticas como “Recordatorio, 11AM, entregar documentos”, basta con un “recuérdame a las 11 entregar los documentos del trabajo” y estas soluciones son capaces de procesar el lenguaje natural, quedándose con lo importante y realizando la acción oportuna. El único problema es que cada petición se procesa de forma individual, sin tener en cuenta lo anterior.

Así es como ahora mismo nos estamos comunicando con las máquinas. Las actuales soluciones nos permiten mantener conversaciones simples. Es decir, pregunta-repuesta, luego nueva pregunta y nueva repuesta. Esto limita un tanto, aunque sus capacidades para responder y atender peticiones de carácter variado sean grandes. Porque si preguntas algo acerca de un tema concreto tienes que estar reformulando cada nueva cuestión. No puedes pasar o saltar a aspectos relacionados porque la máquina pierde el contexto.

Por tanto, ahí es donde Google y resto de empresas quieren demostrar que están invirtiendo: logrando que sus asistentes sean una solución menos pasiva y más proactiva. Algo que en cierta medida ya han conseguido mediante técnicas que permiten ofrecer información relacionada o útil según tu ubicación, hora del día, etc. Pero faltaba esa capacidad de procesar un diálogo teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho.

Google Assistant, visto durante la Google I/O 2016, es un primer vistazo a lo que nos espera. Todo gracias al Deep Mind de Google. Así en su demostración vimos que nos esperan unos años muy emocionantes. Aunque no sólo por parte de esta empresa, Facebook también está invirtiendo esfuerzos en su laboratorio de inteligencia artificial, Microsoft con su proyecto Oxford, Apple o IBM con Watson, además de Amazon y Echo están ahí.

Y es lógico, tras muchos años en el que el texto fue -y seguirá siendo- una importante herramienta para la interacción, ahora se buscan nuevas soluciones pues están llegando productos que demandan una cuarta interfaz.

Esa cuarta interfaz no es otra que los asistentes de voz o las propias capacidades conversacionales de los dispositivos. Así, al teclado, ratón y recientes pantallas táctiles -que en el fondo son lo mismo- se suma ahora la voz.

¿Por qué necesitamos hablar con las máquinas?

Google Home

Tal vez, llegados a este punto, pensarás que para qué necesitamos hablar con las máquinas. Qué interés real tiene si resulta más rápido y sencillo hacerlo a través de un teclado o ratón, además de ser más discreto. La respuesta es muy sencilla, por el mismo motivo que no te comunicas con otras personas con lápiz y papel cuando vas a comprar el pan, tomar algo o simplemente dar un paseo: es natural.

Hoy podemos pasar más tiempo rodeados de un ordenador, tablet o smartphone que con una persona real. No porque reduzcamos el tiempo, nos aislemos o hayamos sufrido una hecatombe zombie. Simplemente porque estas piezas de auténtica tecnología se han vuelto casi imprescindibles y siempre nos acompañan. Por eso, facilitar la interacción es importante.

Y ya no sólo para los objetos que conocemos, también para los que están por llegar y popularizarse aún más. Smartwatch u objetos conectados dentro del hogar, ahí es donde está la clave de todo esto.

-Hola, ya estoy en casa-. El asistente interpreta que por la hora que es debe de encender las luces. A continuación te pregunta qué tal el día.

-Uff, muy ajetreado y además mucho calor-. Entonces comenzará a reproducir música que te agrada y a la vez relaja, baja un poco la temperatura de la casa y pregunta si quieres cenar algo.

-No sería mala idea-, le contestas, y como sabe que has tenido un día complicado, te responde si te apetece pizza.

-Genial, ya sabes la que me gusta-. Con sólo decir eso y teniendo en cuenta tu historial, realiza el pedido no sólo de la pizza que te gusta, sino también lo hace a tu pizzería favorita.

Puede parecer futurista, imposible, algo que nuevamente sólo veremos en el cine, pero no es así. Esta situación está más cerca de lo que pensamos. Ya tenemos dispositivos capaces de ofrecer la potencia necesaria para ejecutar este tipo de inteligencias. También las conexiones (tanto móviles como ADSL o Fibra) para acceder a los datos necesarios y/o relacionados. Y las primeras muestras como Google Assistant o Echo.

Si además sumamos que Windows integra Cortana; todo producto Android podrá beneficiarse de Google Assistant; Amazon está a tope con Echo; Siri ya no sólo está en dispositivos iOS, sino que ha llegado al Mac; y que hay mucha inversión privada en desarrollos menos conocidos pero igual o más importantes, todo está claro.

Hoy podríamos decir que hemos cruzado la primera mirada, en breve veremos natural hablar a las máquinas y dentro de un par de años lo raro será no dialogar con una como lo hacemos con familiares y amigos. Por supuesto, hay mucho trabajo por delante, problemas que superar y retos que aparecerán a medida que todo avance. Pero va a ser algo increíble. Claro está, si nos quitamos la vergüenza de hablarle a un teléfono o a cualquier dispositivo electrónico.

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